Más personas capacitadas en la técnica de la RCP para salvar más vidas

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En varias ocasiones se ponderaron en esta columna iniciativas encaminadas a capacitar a la población en las técnicas de reanimación cardio-pulmonar (RCP), primeros auxilios y la Maniobra de Heimlich, señalándose allí que constituyen pasos positivos hacia el ideal de que una mayor parte de la población disponga de conocimientos para enfrentar -en forma rápida y solvente, hasta la llegada de los médicos- distintos tipos de emergencias sanitarias.

Hace pocos meses la salvación de la vida de de un vecino de la Región por parte de un bombero voluntario que le practicó la técnica de reanimación cardio pulmonar (RCP) para completar luego la maniobra con la ayuda de otras personas y la acción de un desfibrilador, dejó a la vista la importancia de que sean muchas las personas que dispongan de conocimientos para enfrentar en forma rápida, hasta la llegada de los médicos, estos tipos de emergencia sanitaria.

Como se sabe, los primeros auxilios conforman una suma de actuaciones y técnicas que permiten la atención inmediata de una persona víctima de algún accidente y que, bajo los resguardos del caso, permiten que hasta la llegada del personal profesional las lesiones o crisis que pueda sufrir no empeoren.

La técnica cuenta con una base educativa inscripta en la ley nacional 10.723 que determinó el régimen de capacitación obligatoria para aplicar la reanimación cardiopulmonar y es a partir de allí que varios organismos públicos y entidades privadas se ocupan de difundir y promover, sobre todo en personas jóvenes, el sistema.

La Ciudad ha registrado experiencias masivas –empezando por la mayor de todas, partir de la recuperación de las islas Malvinas en 1982- demostrativas de que es preciso contar con una capacitación de muchas personas en estas técnicas.

Ello contribuye, sin dudas, a reducir sustancialmente la posibilidad de que se presenten derivaciones trágicas y permite contar con trascendentes recursos de apoyo a quienes, víctimas de algún súbito malestar o de un accidente, se encuentren en esos momentos indefensos e imperiosamente necesitados de auxilio.

De allí la conveniencia de que se propaguen en la sociedad los cursos y talleres que apunten a capacitar a la mayor cantidad posible de personas no sólo para enfrentar estos tipos de emergencias que puedan sufrir en forma individual los vecinos, sino responder con solvencia ante los casos que conciernen a toda la población, como las inundaciones y tormentas que han causado tanta desolación nuestra zona.

 

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