Ganó miles de euros vendiendo la escultura invisible y fue acusado de plagio
| 22 de Mayo de 2025 | 19:26

Una escultura invisible fue vendida por más de 18.000 dólares durante una subasta en Italia. La obra, titulada Io Sono (“Yo soy”), fue creada por el escultor Salvatore Garau y adquirida por un comprador anónimo en mayo de 2021 a través de la casa de subastas Art-Rite. La pieza no puede verse ni tocarse, pero su existencia fue respaldada con un certificado de autenticidad y una serie de instrucciones específicas para su exhibición.
La escultura fue definida como una “obra inmaterial” y debía instalarse en un espacio privado de cinco pies por cinco pies, completamente libre de obstáculos. La obra se convirtió en tema de debate sobre los límites del arte, la subjetividad de su valoración y el papel de la imaginación en la creación artística.
Según Garau, la escultura existe como vacío lleno de energía. Citando el principio de incertidumbre de Heisenberg, el artista argumentó que el vacío no es una nada absoluta, sino un espacio cargado de potencial: “Incluso si lo vaciamos y no queda nada, ese ‘nada’ tiene un peso. Tiene energía condensada que se transforma en partículas, es decir, en nosotros”.
No es la primera vez que el artista explora este tipo de expresiones. En una instalación anterior titulada Buddha in Contemplation, el concepto fue marcado con una simple cinta en una vereda de Milán. “No se ve, pero existe; está hecho de aire y espíritu”, explicó Garau, quien considera que estas piezas invitan al espectador a activar su imaginación, recurso que todos poseen aunque no siempre reconozcan.
El caso reabre una discusión clásica: ¿qué es una obra de arte? ¿Es suficiente la intención del artista y el marco institucional que la valida? En esta oportunidad, lo invisible ocupó un lugar muy concreto en el mercado: exactamente 18.300 dólares.
Acusaciones de plagio
La polémica con el artista italiano también se extendió en 2021 con acusaciones de plagio por parte de Boyer Tresaco, un autor español que ya habría hecho y comercializado una obra invisible antes. Su abogado aseguró que su cliente venía “exponiendo esculturas invisibles desde hace al menos veinte años”.
A su vez, otro artista - Tom Miller - pretende que se le reconozca la propiedad intelectual de la idea, dado que en 2016 realizó la instalación “Nothing” (nada, en inglés) mucho antes que el otro artista, según destaca el medio ABC de España.
La “instalación” fue realizada durante cinco días, durante los cuales un grupo de artistas en rol de trabajadores movían bloques de aire, creando la ilusión de que construían la Gran Pirámide de Giza.
Si bien es arte efímero, esta performance fue vista por muchas personas e incluso el propio artista realizó un cortometraje.
Este concepto de “instalar” la nada fue expresado por Miller en las tres dimensiones de su escultura “Nothing”, como un llamado de atención sobre “el espacio”, un detenerse y considerar lo que se da por hecho y permitir un cambio de punto de vista para adquirir una nueva perspectiva de las cosas.
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