Dejar de fumar y vapear genera beneficios inmediatos
Edición Impresa | 15 de Junio de 2025 | 04:51

Mientras el número de adolescentes y jóvenes que experimentan con cigarrillos y vaporizadores sigue en ascenso, cada vez más profesionales de la salud insisten en destacar no solo los riesgos del consumo, sino también los beneficios casi inmediatos que se obtienen al abandonarlo. “Lo que muchos no saben es que dejar de fumar tiene efectos positivos en el cuerpo desde los primeros veinte minutos”, explican médicos clínicos consultados. Esa afirmación, que puede sonar exagerada a simple vista, está respaldada por evidencia científica y por miles de testimonios de quienes lograron cortar con la dependencia a la nicotina. Incluso entre quienes vapean con la falsa creencia de que es una alternativa “inofensiva”, los beneficios de dejarlo pueden percibirse en días.
A los veinte minutos, el ritmo cardíaco y la presión arterial comienzan a descender. Esa normalización cardiovascular es apenas la primera señal de un organismo que empieza a recuperarse. En cuestión de horas, disminuye la presencia de monóxido de carbono en la sangre, una sustancia tóxica que impide la oxigenación adecuada de los tejidos. Esto significa, concretamente, que el cuerpo empieza a respirar mejor por dentro. Según los clínicos, en las primeras 8 a 12 horas el oxígeno en sangre alcanza niveles más saludables y eso mejora la función celular en general. A las 48 horas, muchas personas redescubren los sabores y los olores como si volvieran de un letargo. El gusto y el olfato, dos sentidos fuertemente deteriorados por el humo y los químicos de los vapeadores, comienzan a restablecerse y eso impacta directamente en la experiencia cotidiana: una comida, un perfume, una caminata pueden volver a sentirse con una intensidad inesperada.
Pero quizás el cambio más valorado por quienes dejan de fumar no es el físico sino el mental. “Lo más impresionante fue darme cuenta de que mi ansiedad no era por dejar de fumar, sino que fumar me generaba ansiedad todo el tiempo”, escribió un joven en un foro internacional sobre adicciones. Ese sentimiento es compartido por muchos: el ciclo de dependencia y abstinencia de la nicotina mantiene a la persona atrapada en una montaña rusa de calma aparente y malestar. Psicólogos que trabajan con procesos de cesación explican que, una vez pasado el primer período de abstinencia —que suele durar entre una y tres semanas—, la mayoría de las personas reporta mayor claridad mental, capacidad de concentración y sensación de control.
Los beneficios no se detienen allí. En las primeras dos a doce semanas, mejora la circulación y se respira mejor. Aumenta la resistencia física, disminuyen las dificultades para hacer ejercicio y se duerme mejor. Algunos incluso mencionan que se sienten más “livianos”, no solo en el sentido respiratorio, sino emocional: la culpa, el desgaste financiero, la incomodidad social que conlleva fumar comienzan a desaparecer. “Dejar de fumar no es una privación: es una recuperación”, insisten los profesionales. Y no se trata de un mensaje motivacional sino de una realidad comprobable en la experiencia de miles de personas.
En el caso de los vaporizadores, el mito de que no dañan tanto como el cigarrillo tradicional llevó a muchos adolescentes a iniciarse sin medir consecuencias. Sin embargo, la evidencia actual muestra que vapear también afecta la presión arterial, el ritmo cardíaco, la salud pulmonar y la capacidad de oxigenación. Y abandonarlo también genera beneficio para la salud.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE