Siguen los reclamos por agua con “mal olor”

“Desde hace tres días el agua sale con olor a gamexane; es muy claro. No se puede tomar, e incluso después de la ducha se me brotó el cuerpo”. El testimonio de Isabel, una vecina de 4 y 65, puso ayer de manifiesto una vez más la preocupación vecinal en diferentes sectores de La Plata, Berisso y Ensenada por la calidad del líquido que suministra la empresa estatal ABSA.

En la zona adyacente a plaza España, por caso, se asegura que “desde antes de Navidad, ponemos el agua para tomar mate o té, pero tenemos que tirarla por el olor; el gusto tampoco es neutro, y estamos bastante preocupados. Si la hervimos, larga más olor todavía”.

Similares quejas expresó Inés, desde 41 entre 9 y 10: “está aceitosa, extraña y desagradable; no inspira confianza”.

En los últimos días, la inquietud llegó a las zonas de parque Saavedra, barrio Hipódromo, Villa Elvira, El Mondongo, plaza Castelli, plaza Malvinas, Ensenada, Berisso, Barrio Norte, Tolosa y plaza Moreno.

“ACEPTABILIDAD”

En Aguas Bonaerenses admiten que el líquido que entregan no reúne los parámetros habituales de “aceptabilidad”, pero afirman que está totalmente garantizada su potabilidad.

Lo cierto es que la proliferación de algas en el Río de La Plata, producto del calor, el estancamiento y la abundancia de materia orgánica -en gran medida de origen cloacal- , está provocando una merma en la calidad del servicio.

En la gerencia de operaciones de Aguas Bonaerenses subrayan que “no existe ningún peligro para la salud humana” vinculado con el consumo del fluido que se distribuye por la red; pero admiten que el olor y el gusto a tierra o insecticida no ayudan en nada a tranquilizar a la población.

“Por la cantidad de algas, el agua entra del Río a la planta Gerardi con un olor que se atenúa con la cloración pero no desaparece” precisan en ABSA: “se corregirá cuando vaya cediendo el calor, llueva o soplen vientos intensos”.

La multiplicación o “floración” de algas del tipo “cianobacteria”, genera espumas verdeazuladas en las aguas, gases que remiten al venejo para hormigas o el gamexane, y una suerte de “piel” oleosa sobre la superficie.

Además, libera toxinas que ante la exposición prolongada o la alta concentración pueden dañar seriamente el hígado.

En 2004, ante la aparición de este fenómeno en lagunas de la Región y remansos del Plata, la entonces Secretaría de Política Ambiental bonaerense y el municipio convocaron expertos de Córdoba (Lago San Roque) y Bahía Blanca (Embalse Paso de Las Piedras) para analizarlo y descartar riesgos sanitarios.