Pocos políticos y muchos empresarios

EL INDUSTRIAL MÉNDEZ, PRESENTE

La Sociedad Rural Argentina inauguró ayer su 128 exposición anual, con una escasa presencia política -tan sólo dos presidenciables Mauricio Macri y Ernesto Sanz- y mayor asistencia empresaria, con un acto en el que su presidente, Luis Etchevehere, leyó un cuidado discurso en el que conjugó la dicotomía “prudencia, moderación y responsabilidad” versus “cobardía, complicidad y silencio”.

En la primera fila del palco oficial, Macri y su esposa, Juliana Awada, -flanqueados por Etchevehere y su vicepresidente, Daniel Pelegrina- siguieron con atención el acto, en una mañana fría aunque soleada y con cielo diáfano. También estuvieron en el palco oficial Sanz (senador nacional y presidente del Comité Nacional de la UCR), el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, su par de Coninagro, Carlos Garetto; y el jefe de UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, entre otros.

EL APLAUSOMETRO

El discurso de Etchevehere fue interrumpido por aplausos en 30 ocasiones por la concurrencia que colmó las gradas de la pista central del predio de Palermo, las dos más prolongadas fueron cuando mencionó a la Mesa de Enlace a que la calificó como “un ejemplo de convivencia en la diversidad”.

También fue aplaudido cuando habló de los productores como gente acostumbrada a levantarse temprano para trabajar “y no para fabricar billetes ni apropiarse de empresas ajenas”, en obvia alusión a la causa judicial que enfrenta el vicepresidente Amado Boudou por el caso Ciccone.

UN TORO ESTRELLA

El dato más llamativo lo dio un toro Brangus (cruza de la raza Angus con cebú) de impresionante porte y pelaje negro, que asustado por el sonido de las bandas policiales que le pusieron música a la mañana, se soltó de su cuidador y corrió por la arena de la pista central lo que hizo demorar por unos minutos el inicio de la apertura.

“Argentina, Argentina”, fue la única consigna coreada desde las tribunas cuando Etchevehere dijo: “Este proyecto no tiene alma, no tiene amor por la Patria ni por los argentinos, no tiene en cuenta las personas, solo le interesa la rentabilidad lograda mediante el fracaso de las mayorías”.

Pero el dirigente también tuvo un traspié que lo obligó a pedir perdón y rectificarse en su alocución, al confundir en su lectura la palabra “ilumina” por “humilla” que le había llevado a decir “el hambre que ilumina a nuestro país”, en lugar de “el hambre que humilla a nuestro país”.