Dos aviones por afuera para romper el cerrojo mendocino

JAVIER MENDOZA Y EL GRITO SAGRADO. EL SALTEÑO VOLVIÓ A JUGAR EN BUEN NIVEL Y CERRÓ EL MARCADOR PARA EL 2-0 FINAL DEL LOBO SOBRE GODOY CRUZ. EL EQUIPO TRIPERO LLEGA ENTONADO AL CLÁSICO COPERO POR LA SUDAMERICANA

ANALISIS
Por NICOLAS NARDINI

La palabra dinámica figura en un lugar preponderante en el diccionario táctico de Pedro Troglio. Sus equipos pueden jugar bien, regular o mal, pero la característica de la intensidad resulta innegociable en todos sus planteos.

En el triunfo ante Godoy Cruz, valiosísimo por tratarse del primero en el torneo y porque fue una manera de quitarse ciertas presiones que ya empezaban a asomar en el horizonte albiazul, Gimnasia descifró desde el vamos por dónde estaría el negocio en el plano estratégico. Frente al 4-4-1-1 cerrado de la visita, el Lobo contrapuso vértigo constante por las bandas para abrir a un fondo que se contentaba con la igualdad.

El paraguayo Rojas y el salteño Mendoza fueron piezas clave en el trámite ofensivo. Por aceleración y aptitud en el uno contra uno, en ambos el Lobo encontró la cuota necesaria de desequilibrio para romper las estructuras del huésped.

Rojas ya venía insinuando, en los partidos anteriores, que no en vano es hombre de Selección. La diferencia es que esta vez le dio consistencia y continuidad a lo que en los cotejos pasados había aparecido en chispazos esporádicos.

Y Mendoza está dejando de ser una sorpresa para convertirse en uno de los futbolistas determinantes de este nuevo Lobo. Desde estas páginas se tr azó un paralelo con Mussis, tomando como disparador la influencia directa en el juego del equipo que supo tener el de Los Hornos (con otras características, claro está) y la que está logrando el joven de Tartagal.

Con esos dos aviones que Troglio volcó por las bandas, más la paciencia de Licht y la pausa de Alvaro Fernández, Gimnasia le ganó con justicia y claridad al Tomba. Y sumó confianza para lo que viene.