El arzobispado de Mendoza expresó “dolor y vergüenza” por abusos

El arzobispado de Mendoza expresó ayer “profundo dolor, indignación y vergüenza” por las denuncias de abusos sexuales perpetrados contra niños hipoacúsicos en el Instituto Antonio Próvolo, por las que hay dos sacerdotes y tres empleados detenidos, y ofreció asistencia a víctimas y familiares.

La curia mendocina ratificó en un comunicado su disposición a colaborar con la justicia en el esclarecimiento de los hechos y aseguró que quitó las licencias ministeriales a los sacerdotes Nicolás Corradi y Horacio Corbacho, imputados en la causa, mientras la Santa Sede abrió una investigación canónica.

El arzobispado afirmó que no fue notificado de “antecedentes penales” de los sacerdotes imputados, pese a la existencia de denuncias contra Corradi por hechos similares perpetrados hace treinta años en otra casa de la congregación religiosa en Verona, Italia.

“Tampoco hemos recibido denuncias o comentarios sobre irregularidades que hubieran sucedido en dicho instituto, de haber ocurrido hubiéramos actuado inmediatamente”, aseveró en el comunicado.

“Ante los sucesos que son de público conocimiento en el Instituto Próvolo, queremos expresarles nuestro más profundo dolor, indignación y vergüenza por lo sucedido. Y manifestamos nuestra cercanía y apoyo a quienes han sido damnificados y sus familiares”, sostuvo.

“Con toda contundencia rechazamos cualquier acción de abuso contra menores y vulnerables o cualquier tipo de abuso, por considerarlo un grave delito humano, contrario a la fe y más aún cuando el abusador sea clérigo”, añadió.

Las autoridades eclesiástica ofrecieron asistencia a las víctimas y sus familiares.

El caso de los chicos sordomudos abusados en el instituto mendocino volvió a reflotar otra denuncia que golpea a la Iglesia mendocina. La denuncia fue formulada por un seminarista que ingresó siendo un niño al Instituto religioso del Verbo Encarnado de San Rafael y que alli dijo haber padecido tormentos y abusos durante 18 años. El acusado es el fundador de ese Instituto, el sacerdote Carlos Miguel Buela, acusado e repetidas ocasiones de abuso sexual y a quien el Papa Francisco envió a un monasterio en España.