En silla de ruedas por una lesión de rugby, lo premian como ejemplo de auto superación

En 1986, mientras cursaba quinto año en el Estrada de City Bell y soñaba con convertirse en biólogo marino, Fernando Pantín sufrió un accidente que iba cambiar el rumbo de su vida: en medio de un partido entre San Carlos y La Plata Rugby, su club, quedó debajo de una montonera de jugadores y sufrió una lesión medular. Aunque al principio lo dejó totalmente paralizado, aquel doloroso episodio lo ha llevado a convertirse en una persona tan singular que acaba de ser reconocido como un ejemplo de autosuperación.

En una ceremonia que tuvo lugar en el Hyatt días atrás, Fernando recibió el premio “Héroes de la Vida Real” que entrega cada año la Asociación de Lucha contra la Poliomielitis Infantil, uno de los principales referentes en tratamientos de rehabilitación de nuestro país. La distinción le fue otorgada no sólo por la forma en que ha logrado sobreponerse a su lesión, sino por haberse convertido además en un valioso puntal para quienes sufren traumas como el suyo.

Y es que además de ser hoy un reconocido especialista en Derecho Parlamentario, Fernando encabeza una fundación que asiste a rugbiers accidentados tanto emocional como económicamente, e integra el seleccionado nacional de Quad, una forma de rugby en silla de ruedas que él mismo ayudó a introducir en Argentina y con la que espera representar este año en los Juegos Parapanamericanos al país.

“Viví momentos muy díficiles pero no me siento un `héroe de vida real´. Compartir mí experiencia es devolver lo que recibí”.

“Viví momentos muy difíciles pero no me siento un `héroe de vida real”, reconoce Fernando al aclarar sin embargo lo mucho que significa para él la distinción. “A mí la experiencia de otros me ayudó a volver a nacer. Compartir la mía es una forma de devolver todo lo que recibí”.

RUGBY AMISTAD

“Frente a una situación adversa lo más fácil es decir `se me arruinó la vida` y quedarse en la casa. Pero la vida sigue y, aunque cuesta más, hay que sobrevivir como cualquier otra persona. Por eso es que siempre me pareció importante aportar mis vivencias para facilitarle las cosas a otros que están viviendo una situación similar”, explica Fernando, que apenas un año después de su accidente volvió a la cancha a entrenar divisiones inferiores de su club y comenzó a contactarse con otros jugadores lesionados para fundar Rugby Amistad.

“En 1992 varios chicos que habíamos sufrido accidentes de rugby nos juntamos y, tomando como ejemplo la experiencia francesa de Rugby Amitie, creamos “Rugby Amistad”. Las autoridades del rugby de aquel momento no querían apoyarnos porque creían que era mala propaganda para el deporte mostrar a jugadores en sillas de ruedas, pero distintos referentes como Hugo Porta, “el Negro” Poggi y Héctor Méndez se identificaron con nosotros y lo hicimos igual”.

Lo que Fernando y sus compañeros pretendían al principio con Rugby Amistad era cambiar algunas cosas de su querido deporte: “que hubiera un seguro, ambulancia en los clubes, médico en los partidos, un collar para inmovilizar y una camilla; cosas básicas que hoy se dan por hecho y permiten evitar muchas complicaciones” pero que entonces nadie aplicaba.

Con el tiempo, Rugby Amistad iba a convertirse sin embargo en lo que es hoy: una institución que asiste a jugadores accidentados organizando partidos a beneficio, congresos, jornadas y cursos de prevención, pero que además les brinda a sus familias tanto apoyo económico como psicológico para afrontar el trauma inicial.

EL QUAD

Amante de los deportes, Fernando no encontraba tras su lesión ninguno que lo convenciera de volver a practicarlos hasta que en 2005 se cruzó con el quad, una versión adaptada del rugby que no existía todavía en el país. “A partir de un curso de vida independiente que dimos en la Fundación, nos contactamos con el seleccionado norteamericano, que nos envió un entrenador para que nos diera una clínica y hasta nos regaló sillas para jugar”, explica al relatar cómo nació su actual pasión.

Gracias al entusiasmo de Fernando y otros pocos jugadores que comenzaron a practicarla, la disciplina no tardó en expandirse por todo el país: hoy existen media docena de equipos que disputan cada año un campeonato argentino y aportan recursos a “Los Buitres”, el seleccionado nacional de Quad.

“Ya obtuvimos una medalla de plata en el Maximus 2009 de Colombia; una de bronce en los juegos Panamericanos de Argentina 2009 y otras dos medallas de bronce en los Maximus de Brasil 2011 y Colombia 2013, además de una de plata en el Campeonato Sudamericano de Brasil que nos permite ser este año uno de los equipos clasificados para los Juegos Parapanamericanos de Canadá”, cuenta Fernando, que entrena cuatro veces por semana para llegar a la fecha en su mejor condición.

“Volver a estar en una cancha, volver a jugar un deporte de contacto, disfrutar nuevamente todo eso es una emoción indescriptible, dice.