Un viejo dicho en la Bolsa porteña advierte que "los árboles nunca crecen hasta el cielo", y el cimbronazo financiero nacido en China volvió a ponerlo en boca de los inversores.
El interrogante de siempre en estos casos es si la masa de dinero liberada podrá ser absorbida adecuadamente para evitar que los pesos lanzados a la calle terminen fogoneando a los precios
Es difícil pensar que tantos inversores obtengan ganancias en buena parte de los mercados, en especial en China, sin que se empiece a hablar ya de una burbuja financiera.
En todos lados se encendieron luces de alarma ante el temor de que el gigante asiático enfríe su economía y colabore a la temida recesión mundial.
Pero el gran problema parece no partir de allí, ante la decisión del gobierno chino de poner límites a los capitales especulativos o avanzar en el camino del autoabastecimiento.
Más bien, la cuestión de mayor complejidad parte de los Estados Unidos, un país con déficit comercial y fiscal enormes, y en permanente crecimiento por el irrefrenable afán bélico de George W. Bush.
En este país también se van desvalorizando en forma acelerada los activos de la gente, como las propiedades, y la amenaza de una recesión parece ubicarse a la vuelta de la esquina.
Y así lo advirtió el influyente ex titular de la Reserva Federal Alan Greenspan, en una visita al Congreso estadounidense, y de inmediato se abrió un abanico de incertidumbre.
En la Argentina, el presidente Néstor Kirchner pidió informes a la ministra Felisa Miceli y al presidente del Banco Central, Martín Redrado, para saber si había efectivamente un cambio de tendencia global.
Los informes de ambos, sacados en algunos casos de analistas del exterior, coincidieron en que no hay una modificación drástica de las expectativas, pero que tampoco nadie bajará la guardia de aquí en más.
Kirchner instó, entonces, a Redrado a acrecentar el nivel de reservas para que se ubiquen en 45 mil millones en octubre, es decir, 10 mil millones más que las que se acumulan en la actualidad.
El interrogante de siempre en estos casos es si la masa de dinero liberada podrá ser absorbida adecuadamente para evitar que los pesos lanzados a la calle terminen fogoneando a los precios.
Por esto es que desde la ortodoxia económica se sugiere enfriar la economía con el fin de ahuyentar el fantasma de la inflación.
Kirchner sabe que ésta es la única espada que puede pender sobre la cabeza del Gobierno y de las grandes aspiraciones electorales para octubre.
Sin embargo, está convencido del rumbo que imprimió a la economía y así lo ratificó en su discurso en la Asamblea Legislativa, al dejar inaugurado el período de sesiones ordinarias de este año.
Utilizó ese ámbito donde se deben trazar las líneas de los tiempos por venir para formular un discurso teñido con colores de campaña electoral.
Zamarreó, sin nombrarlos, a los macristas, por no apoyar la reforma previsional, a Roberto Lavagna por la emisión de bonos atados a la inflación, volvió a cargar contra los medios de prensa y rompió los debilitados puentes que se intentaban construir con Uruguay por la papeleras.
Son muy pocos, entre los propios y extraños, que cuestionan los logros económicos y, precisamente, las mayores críticas provienen por esa actitud de confrontación.
A pesar de que él mismo expresó en forma textual que "este gobierno no busca la venganza, sino que quiere la mayoría del pueblo: reconciliación, justicia y verdad".
Posiblemente una contradicción entre las palabras y los hechos que encierra cierta lógica para alguien que asumió con el esmirriado porcentaje del 22 por ciento de los votos y que hoy goza casi de la suma del poder público.
Macri será el principal blanco de la críticas ahora que decidió su candidatura a jefe de Gobierno porteño. Por cierto con un mal comienzo con una escenografía estereotipada de lo peor de las campañas en cualquier parte del mundo, al lado de una niña careciente y con un basurero como telón de fondo.
No obstante, en los bunkers macristas se desparrama optimismo por el resultado y algunos ya se entusiasman con una victoria en primera vuelta, algo por esta hora es difícil de imaginar.
Claro está que los análisis lo ayudan ya que es el único candidato de la centroderecha, frente a una centroizquierda dividida.
Aquí se ubica el candidato oficial Daniel Filmus, el jefe de Gobierno Jorge Telerman , y hasta vienen corriendo de atrás, el ARI -Elisa Carrió podría presentarse en el distrito- y Diálogo por Buenos Aires, de Miguel Bonnaso y Carlos Heller.
Y todos ellos, paradójicamente, han visto en los últimos días algunas encuestas que los animaron en virtud de definiciones de indecisos.
Telerman araña el 18 por ciento, Filmus el 12, Carrió algo más del 9 por ciento y hasta Heller se entusiasmó con el repunte de cero a 4,5 por ciento en poco días desde que se lanzó con una importante campaña de afiches callejeros.
La semana que viene sacará otro a la calle con el slogan "Por fin alguien que habla de inseguridad y no da miedo", en alusión a la propuesta que anunciará en breve preparada por uno de sus equipos técnicos.
La apuesta de todos ellos es arrancarle la segunda vuelta al líder del PRO y acumular la voluntad del amplio electorado antimacrista.
Ante esto, los seguidores del empresario analizan que en esta oportunidad no será la polarización brutal que se dio cuando su jefe perdió con Aníbal Ibarra.
Es más, piensan que la diferencia con el segundo será lo suficientemente amplia como para que muchos terminen dándole un voto de confianza para que gestione la ciudad.
Mientras tanto, tras el lanzamiento de la candidatura, ya comenzaron los contactos con el Roberto Lavagna para una asociación electoral.
La intención de los que llevan adelante este proyecto es que el macrismo acompañe el proyecto presidencial del ex ministro y, a su vez, éste le arrastre votos en la Capital a Macri por la buena imagen que aún guarda en las capas sociales medias.
Para estos estrategas, el círculo cerraría con la candidatura a gobernador de Juan Carlos Blumberg en la provincia de Buenos Aires, a criterio de ellos "el único que le podría hacer algo de sombra a Daniel Scioli".
Claro está que detrás de Lavagna juega el radicalismo, partido que no quiere saber nada ni con Macri ni con Blumberg.
Su titular, Gerardo Morales, insistirá en la Convención del 24 de marzo con el proyecto de un "acuerdo táctico", es decir, no interferir en los sectores donde la UCR no presentarán candidatos, a pesar que hay varios dirigentes que abogan por acompañar a Telerman.
En Buenos Aires, la moronense Margarita Stolbizer agita su candidatura a gobernadora, acompañada por intendentes reacios a la "opción Lavagna".
Más allá de esto, Morales y Stolbizer estuvieron en la cabecera del plenario del Comité Nacional y allí coincidieron en ratificar la intervención del radicalismo de Mendoza, por el acercamiento estrecho entre el gobernador Julio Cobos al Gobierno Nacional. Es más se lo nombra como un candidato a la vicepresidencia.
Cobos cuenta también con el aval de Cristina Kirchner, si es finalmente ella la nominada.
La primera dama arma de a poco una nómina de posibles aspirantes que le son afines, entre ellos Roberto Urquía, en Córdoba, Juan Manual Urtubey, en Salta, y Julio Solanas, en Entre Ríos.
En la "Casa de las Tejas" de Córdoba -como se conoce al edificio de la Gobernación-, se armó un revuelo al conocerse la intención de la Rosada de querer a Urquía en lugar del delasotista Juan Schiaretti.
La intención de algunos "ajedrecistas" del Gobierno es colocar al basquetbolista Héctor "Pichi" Campana en la candidatura a vicegobernador con el objetivo que su popularidad en la provincia arrastre votos.
Campana tiene línea directa con la Rosada por eso gana puntos día a día.
Pero está enfrentado con el gobernador José Manuel De la Sota y se alejó en malos términos de la filas del intendente de Córdoba, Luis Juez. Por eso, nació esta nueva alternativa para el deportista.
En Salta, Urtubey tendrá un duro desafío con el candidato del romerismo, el vicegobernador Walter Wayar, mientras que en Entre Ríos, Solanas -intendente de Paraná- forma parte los trilogía a gobernador que se encuentra en un virtual empate técnico para el comicio del 18 de marzo, junto a Sergio Uribarri -candidato del gobernador Busti- y Emilio Martínez Garbino.
Este último ha ganado puntos en la franja costera del Río Uruguay, y puede obtener algún tipo de beneficio por la vuelta de tuerca al conflicto que le imprimió Kirchner en la Asamblea Legislativa.
Parece una trama sin destino, donde de un lado se pide como condición para negociar que se terminen los cortes de ruta en la frontera, y por otro, que se erradique de Fray Bentos la planta finlandesa de Botnia, cuando las obras están cerca de quedar concluidas.
Puede ser que tanto Kirchner como Tabaré quieran llevar las posiciones de fuerza a un extremo antes de sentarse a negociar a "agenda abierta" tal como propuso Juan Yañez Barnuevo, el enviado del rey Juan Carlos de España.
Pero, por lo que se puede ver de una y otra orilla, las absurdas heridas abiertas por esta cuestión tardarán mucho tiempo en cicatrizar.
Para comentar suscribite haciendo click aquí