De soluciones mágicas a una pesadilla

"Como un hombre lobo". Así es como Alejandro Frangi (37) dice haberse sentido durante el tiempo en que estuvo tomando aquellas pastillas para adelgazar que le recomendó una compañera de trabajo. De venta libre, en ningún momento se le pasó por la cabeza que sus estallidos de bronca, su estado de irritabilidad y sus dificultades para dormir podían tener algo que ver con el consumo de aquel producto supuestamente natural vendido en una tienda naturista. Atribuyó su malestar a "la falta de harinas" que se había impuesto con vistas al verano y siguió adelante hasta que terminó unos días más tarde en la guardia del Rossi.

'No es raro que la búsqueda de soluciones rápidas para los problemas de peso se convierta en una pesadilla', dicen en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia

El cuadro de taquicardia y temblores que Alejandro cuenta haber sufrido es apenas una de los efectos asociados al consumo de productos para adelgazar. Según su fórmula, muchas veces incierta, también suelen producir deshidratación, mareos, calambres, cansancio, malnutrición, problemas en la piel, caída del pelo, fragilidad en las uñas, osteoporosis, pérdida de masa muscular, daño hepático y hasta infartos, según detallan los médicos.

"No es raro que la búsqueda de soluciones rápidas para los problemas de peso se convierta en una pesadilla", sostienen desde el Colegio de Nutricionistas de la Provincia, donde cada año se reciben decenas de denuncias tanto por los efectos indeseados de productos para adelgazar como por supuestos especialistas que los prescriben. Y es que el problema de los cócteles, aseguran, va mucho más allá de la automedicación.

A pesar de ello y aún cuando se encuentran prohibidos en nuestra Provincia desde el año 2006, continúan vendiéndose en farmacias, dietéticas y centros de estética en una enorme variedad de fórmulas. Laxantes, diuréticos, estimulantes, ansiolíticos, hormonas, fibras saciadoras, tisanas, hierbas misteriosas de Oriente... la falsa promesa de adelgazar sin esfuerzo está a la orden del día para quienes, por sufrir emocionalmente la obesidad, caen una y otra vez en la ilusión pagando el costo con su cuerpo.

UNA BATERIA DE EFECTOS INDESEADOS

Aunque siempre promocionados como novedosos o revolucionarios, la mayoría de los cócteles adelgazantes se basan más o menos en lo mismo: diuréticos, laxantes, ansiolíticos y fármacos que supuestamente disminuyen la producción de grasas o quitan el hambre. En el mejor de los casos no producen ningún efecto, pero a menudo los efectos que producen no son precisamente los deseados.

"La mayoría de ellos suelen causar diarrea, estreñimiento, problemas digestivos y, en el caso de los que tienen laxantes o diuréticos, una pérdida de electrolitos que lleva a sufrir fatiga y vértigo", explica la licenciada Vilma Tapia, vicepresidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia.

Lo mismo señala la doctora María Victoria Di Marco, especialista en Nutrición e integrante del Equipo de Cirugía de la Obesidad del Hospital Español La Plata, quien menciona entre los efectos indeseados más frecuentes "la taquicardia, el nerviosismo, el insomnio, los dolores de cabeza, la deshidratación, los mareos, los calambres, la sarcopenia, la osteoporosis y el cansancio".

Pero además de esos posibles efectos, el uso de adelgazantes puede acarrear "en personas susceptibles problemas de salud que antes no existían, como diabetes, hipertensión, problemas hormonales y óseos", asegura la médica. Tal es el caso de la hormona tiroidea que, al ser utilizada en personas sanas, lleva a la larga a que el organismo deje de producirla por sí mismo; por lo cual suele aparecer hipotiroidismo cuando se suspende su toma.

El problema, señalan los especialistas no está en los fármacos que suelen integrar estos cócteles sino en el uso que se les pretende dar. Ni la hormona tiroidea, ni los laxantes, ni los ansiolíticos sirven en sí mismos para perder peso. Como señala Di Marco, "todos los medicamentos poseen un efecto deseado e indeseado; por eso tienen indicaciones y contraindicaciones. Cuando son usados para otros fines por personas sin idoneidad el peligro es grande".

LA TRAMPA DELA ILUSION

Pero si ese peligro -desde el momento en que los productos se comercializan libremente- existe para todos por igual, hay quienes no pueden casi escapar de él. "Cuando un paciente con sobrepeso u obesidad sufre enfermedades anímicas, estigmatización o ideas poco valoradas de sí mismo, es común que trate de creer en algo que lo saque de esa situación en el menor tiempo posible. De ahí que pese a la evidente ineficacia de estos tratamientos 'mágicos`, mucha gente sigue invirtiendo esperanzas en ellos", explica la licenciada María Sylvia Gimeno, psicóloga especializada en Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Acaso sea en ese plano donde los cócteles adelgazantes produzcan su efecto más serio. "La poca o ninguna posibilidad que ofrecen de sostener la pérdida de peso cuando cesa su consumo va generando una frustración cada vez mayor", explica la doctora Di Marco.

"El problema es que al principio parecen dar resultado y la gente se entusiasma -señala por su parte la licenciada Vilma Tapia-. Lo que sucede en realidad es que el efecto combinado de diuréticos y laxantes produce una pérdida de líquidos, que se traduce en una baja de peso tan ficticia como difícil de sostener".

"Y es que tampoco son sostenibles las dietas hipocalóricas extremas de las que suelen ir acompañados estos productos -agrega la nutricionista-. Al provocar una carencia de ciertos nutrientes, el organismo empieza en un momento a necesitarlos y eso lleva a las personas a consumirlos en una cantidad incluso mayor con una mayor asimiliación. En suma, se vuelve a engordar lo que se adelgazó e incluso más".

Condenados de antemano a ese resultado, "el fracaso de cada nuevo método retroalimenta el círculo de la enfermedad con más malestar anímico, baja autoestima y culpa", añade la psicóloga.

CONTRA SOLUCIONES FACILISTAS

"Muchas personas son vulnerables a la publicidad que propone soluciones mágicas para problemas crónicos de salud. Pero lo cierto es que para abordar un problema crónico, como suelen ser el sobrepeso y obesidad, lo primero que hay que dejar atrás es la solución rápida, mágica, sin ningún esfuerzo", sostiene la doctora Di Marco.

"Contra las soluciones mágicas que terminan empeorando la situación, lo que los nutricionistas recomendamos son planes alimentarios que tengan que ver con la situación particular de cada persona y estén acompañados siempre por actividad física", dice también la licenciada Tapia.

"La idea es cubrir el requerimiento mínimo de calorías de cada individuo en función de sus actividades y con un consumo de líquidos no menor a los tres litros diarios -explica-. De esa forma se apunta a perder el 10% del peso en los primeros tres meses para continuar después una dieta de mantenimiento que incluya como base el cambio de hábitos alimentarios y en la que se puede comer de todo aunque evitando siempre los excesos".