Martínez Poch: “El infierno era su casa”, dice el fiscal

EL FISCAL INDAGÓ POR SEGUNDA VEZ A MARTÍNEZ POCH EL SÁBADO PASADO, PERO ESE DÍA EL ACUSADO SE NEGÓ A HABLAR

Una semana después de que la detención de un ingeniero de sonidos platense desnudara el entramado de una telaraña que no sólo habría atrapado a una abogada y a muchas otras de sus parejas, sino también a sus propias hijas. En los próximos días, Jorge Cristian Martínez Poch será sometido a una serie de peritajes psiquiátricos y psicológicos, mientras el fiscal Marcelo Romero analiza los elementos reunidos hasta ahora para resolver el pedido de prisión preventiva por los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual gravemente ultrajante para las víctimas y corrupción de menores calificada”.

“Nunca tuve una causa de esta perversión”, dijo anoche el fiscal, describiendo a las conductas denunciadas como “las más abyectas. Hemos conocido el límite de la condición humana”.

Esta compleja historia salió a la luz el lunes de la semana pasada, después de que el padre de la abogada Vanessa R . (38) recurrió a la justicia exponiendo sus sospechas de que estaba privada de la libertad. “Nos proporcionó la dirección de varios domicilios”, confirmó Romero, quien tras analizar los testimonios de vecinos de Martínez Poch que referían haber escuchado gritos y llantos, requirió telefónicamente al juzgado un allanamiento. Personal de la DDI lo hizo en el departamento del acusado, en 23, 58 y 59. Y allí encontraron a Vanessa R, “sola y en estado deplorable”, detalló Romero.

En un primer momento la abogada “negó haber sido golpeada e intimidada, pero advertimos que estaba en estado de shock o bajo los efectos de una sustancia”, recordó el funcionario, agregando que con el correr de las horas la víctima fue ampliando detalles de la tremenda odisea que vivió en los 45 días que duró su relación. Ese mismo día Martínez Poch fue aprehendido y accedió a prestar declaración indagatoria. Es que la única acusación que pesaba en su contra, hasta entonces, era la de Vanessa R. Intentó desligarse de los cargos descalificando a la denunciante y planteando que todo se reducía la palabra de ella contra la suya. El panorama cambió cuando el caso se hizo público. No sólo comenzaron a desfilar por los tribunales otras ex parejas de Martínez Poch que aseguraban haber vivido padecimientos similares, sino también sus dos hijas. Las chicas tienen ahora 19 y 20 años y dejaron de convivir con su padre cuando la mayor cumplió 15. Pero desde la muerte de su madre (en el año 2000) y hasta entonces, “descendieron al infierno en su propia casa”, expuso anoche el fiscal.

“El horror se hizo relato, palabra y denuncia”, agregó, dando cuenta de que lo escucharon de boca de las hermanas “es infinitamente peor” a las agresiones que sufrió Vanessa, “ya de por sí gravísimas”.

Luego de estos testimonios, Romero solicitó al juez Jorge Moya Panisello ampliar la imputación contra Martínez Poch y volver a indagarlo, por “corrupción de menores agravada”. El magistrado avaló este planteo y agregó el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante”. Con esa carátula, el acusado ya no habló. “Estas denuncias no suelen prosperan -lamentó Romero-, pero con las herramientas legales que tenemos se pueden hacer cosas”.