Antonio Adolfo Gómez

A los 88 años, falleció Antonio Adolfo Gómez, un caracterizado vecino de Ensenada; ex concejal en esa ciudad; y con una prolongada carrera en la actividad contable. De reconocidas virtudes y comprometido con los principios que sostenía, deja para su familia y los numerosos amigos que cosechó un legado que los llena de orgullo.

Había nacido el 17 de marzo de 1925 en Ensenada y provenía de una de las primeras familias instaladas en la ciudad vecina. Fue el hijo mayor del matrimonio de Rosa Penacchioni y Antonio Gómez Sánchez. Su padre era un conocido comerciante que atendió durante muchos años un almacén de ramos generales ubicado sobre la tradicional avenida La Merced. Tuvo tres hermanos, José, María de los Angeles y Azucena, de quienes siempre fue un compañero inseparable.

La educación primaria la completó en la Escuela N º 3 de Ensenada y la secundaria en la San Martín de La Plata, donde egresó como perito mercantil. Completó su formación en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata y en esa casa de altos estudios obtuvo el título de perito contable.

Toda su vida trabajó, junto a socios, en un estudio contable que realizaba asesoramientos para empresas, sindicatos e instituciones. Tras una larga trayectoria se jubiló pasados ya los 70 años.

De ideas desarrollistas, militó y participó en la política. Férreo defensor del pensamiento latinoamericano visitó La Habana siendo muy joven, al cumplirse el segundo aniversario de la Revolución Cubana; y entre 1958 y 1962 representó a la Ucri como presidente del bloque de esa fuerza en el Concejo Deliberante de Ensenada.

Gomez tuvo además destacadas actuaciones en diversas instituciones. Siempre conectado a su ciudad natal, integró el Centro de Ensenadenses de La Plata; fue miembro de la Asociación Ensenadense de la Historia; e, hincha de Estudiantes de La Plata, conformó la comisión directiva de ese club en la época en que el equipo albirrojo salió campeón de América y del Mundo. Muy sociable, con relaciones estrechas y duraderas en distintos círculos, frecuentaba el grupo de “los amigos del café de los sábados” del Círculo Ensenadense de Ajedrez.

Ordenado y metódico, fue un gran lector, inclinándose por lo general a los temas vinculados a lo que más lo apasionaba: la política y la historia.

Se casó primero con Malena Sabio y con ella tuvo a su hija Marisa Gómez Sabio, médica ginecóloga; luego contrajo matrimonio con Elena Cavallini y fruto de esa unión nació su hijo, Antonio Gómez Cavallini, licenciado en Ciencias Políticas. Tuvo una nieta, Lara, y estaba por convertirse nuevamente en abuelo.

Hombre reservado, de pocas pero precisas palabras, supo transmitir a sus hijos la importancia de manejarse con honestidad y transparencia. También les remarcó el valor de mantener, en todos los aspectos de la vida, una actitud participativa.