La gestión económica marcha a los tumbos

Por RAUL VIVES

I mprovisada, sin plan ni rumbo a la vista, la gestión económica camina a los tumbos hacia otra crisis.

Apenas lanzado, el congelamiento de precios se parece a una entelequia, irreal, que ni siquiera adquiere la forma y el fondo de otras épocas, en donde el inicio exigía la firma con pompa y en Casa Rosada, con declaraciones de todas las partes, de empresarios, sindicatos y gobierno de los compromisos asumidos para frenar la suba de precios.

Este congelamiento sui generis, nació a los ponchazos, de la mano de Guillermo Moreno, con un puñado de supermercados, en una oficina de Comercio, sin listas de precios ni conversaciones previas, y tampoco con el conocimiento de la industria o el resto de las cadenas de distribución.

Sólo el voluntarismo y desconocimiento extremo del funcionamiento de los negocios puede lanzar a un gobierno a una aventura de esta naturaleza imaginando algún resultado, aunque sea de corto plazo.

El titular de Comercio ya había derrapado meses atrás cuando imagino el lanzamiento de un Pacto Social que apenas duro horas, hasta que saliera la noticia en los diarios y luego no se habló más del tema, ni nadie del gobierno volvió sobre la cuestión.

CONGELAMIENTO

El congelamiento, en esta especial versión, surge en medio de una negociación paritaria, algo de por si contradictorio y solo por el periodo en el cual se cierran la mayoría de los convenios laborales.

¿Cómo no iba a ser interpretada como una medida para frenar las demandas salariales?

¿Quién puede tomar con seriedad una decisión económica de esta naturaleza?

No menos improvisados, o quizás productos de pujas internas en el gabinete de ministros, son los detalles que trascendieron de un supuesto plan en el que trabaja Axel Kicillof, para desdoblar el mercado del dólar y crear una nueva moneda, que aumenta la desazón y las expectativas negativas sobre la economía.

La reciente devaluación en Venezuela, tomado como un espejo de la realidad argentina por una parte de la sociedad, alimenta la impresión de que el barco no tiene capitán, al menos en lo que concierne a la gestión económica.

EXPECTATIVAS

Como se dijo, las expectativas sobre un salto en el tipo de cambio, van a contramano de todas las metas oficiales, de lograr que los exportadores liquiden las divisas o que las empresas que están endeudadas en dólares pospongan su pago.

Así las cosas, se hará muy difícil que las reservas del Banco Central vuelvan a subir y que la economía argentina logre un crecimiento moderado, pero positivo.

Los primeros datos indican que la industria cayó y que la recaudación en términos reales también fue menor que doce meses atrás

Tampoco será fácil frenar la fiebre por el dólar del argentino promedio acostumbrado a tener sus ahorros en esa moneda, no importa lo que le digan.

La presidenta Cristina Kirchner deberá enfrentar ahora, como ya le ocurrió a todos los anteriores presidentes de los últimos 30 años de democracia, un escenario de crisis económica en donde está obligada a tomar decisiones fuertes para que los problemas actuales no se agudicen.

En el 2009, con otro contexto y fortaleza económica, la Argentina sorteó la debacle internacional. ¿Podrá repetir esa experiencia?

Se dice que la historia se reitera, aunque no siempre se toman enseñanzas de las experiencias del pasado.

La Argentina tiene una performance notable de fracasos pero parece que le falla la memoria, al menos a una parte importante de su dirigencia.

MAL INICIO DE AÑO

El inicio del 2013 no ayuda demasiado a las expectativas sobre el resto del año.

Los primeros datos indican que la industria cayó y que la recaudación en términos reales también fue menor que doce meses atrás.

Y en cuanto a los precios, el Indec anuncio una inflación del 1,1% mientras el que difunde el Congreso lo superó con creces al 2,58%.

La escalada del dólar blue que se estabilizo en los últimos días, no es un dato seguro ya que los especialistas no proyectan que baje y como se señaló, las reservas del Banco Central están en retroceso y no hay indicios claros que la cosecha de soja logre revertir esa tendencia de una manera contundente.

Como ocurre en todos estos procesos de sobresaltos económicos, alta inflación, fuerte emisión, restricciones fiscales y retraso cambiario, las consecuencias pueden tardar en llegar, pero cuando finalmente los desequilibrios acumulados empiezan a tener vida propia, no alcanza ni la voluntad ni la política para frenar los desajustes.