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Opinión |EL PAIS

La economía en la mira y florecimiento de internas

31 de Marzo de 2013 | 00:00
AXEL KICILLOF Y GUILLERMO MORENO, DOS DE LOS REFERENTES ECONÓMICOS DEL GOBIERNO.                   LA POSTURA SOBRE EL DÓLAR LOS DIVIDE
AXEL KICILLOF Y GUILLERMO MORENO, DOS DE LOS REFERENTES ECONÓMICOS DEL GOBIERNO. LA POSTURA SOBRE EL DÓLAR LOS DIVIDE

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Twitter: @mnspezzapria

El Gobierno no piensa adoptar decisiones económicas importantes hasta después de las elecciones legislativas de octubre. Hizo un amague ante la urgencia que provocó la disparada del dólar paralelo, pero finalmente se impuso la idea de estirar las definiciones para hacerlas depender de los tiempos políticos. Eso, claro, siempre que la realidad no termine imponiéndose por peso propio ante lo que comienza a evidenciarse como un fin de ciclo de la economía cerrada que gestó el kirchnerismo en los últimos años.

Una sentencia de un economista especialmente considerado en la Casa Rosada comenzó a ser repetida como un credo en el oficialismo: “Finales abruptos de procesos en la Argentina sólo hay cuando te quedás sin reservas. Ahí se terminó tu gobierno”, advirtió Miguel Bein. La definición incorpora un elemento político: “Si lográs sostener las reservas por ahí perdés las elecciones, pero no hay una eclosión”.

En este escenario, un dato resulta preocupante: más del 60 por ciento de las reservas que actualmente tiene el Banco Central son títulos de deuda del propio Estado argentino, que las fue tomando en medio de un proceso de financiamiento interno forzado ante la ausencia de alternativas externas. Las consecuencias de la cesación de pagos de la deuda de 2001 todavía están a la vista: aún pende de un hilo la amenaza de un default técnico por la acción de los “fondos buitre” en los Estados Unidos.

Así las cosas, en el entorno de Cristina Kirchner se siguen imponiendo las ideas de Guillermo Moreno. El secretario de Comercio acaba de prolongar el congelamiento de precios por otros sesenta días en un intento por contener la inflación. Su oposición a la propuesta del desdoblamiento cambiario -que puertas adentro defienden Mercedes Marcó del Pont y Axel Kicillof- tiene lógica, porque sólo convalidaría la cotización más elevada del dólar y provocaría un rápido drenaje de las reservas internacionales.

Pero Moreno funciona como un parche: creer que sus acciones pueden resolver problemas de fondo sería como pensar que la economía argentina goza de buena salud porque 2,5 millones de argentinos salieron a disfrutar de este fin de semana largo en los distintos puntos turísticos del país. Por supuesto que entre esas personas no se encuentra el 50 por ciento de los habitantes del políticamente estratégico Conurbano bonaerense, que ganan menos de 3.200 pesos por mes de acuerdo a las estadísticas del Indec.

IGLESIA Y POLÍTICA

La pobreza en la que vive una franja importante de la población constituye una de las principales preocupaciones -sino la más importante- del Papa Francisco, quien acaba de tomar dos decisiones políticas con respecto a la Argentina: su próxima visita en diciembre, luego del proceso electoral; y la designación de Marco Aurelio Poli como su sucesor en el Arzobispado porteño. Ambas determinaciones acentúan el rol de una Iglesia más comprometida con su misión pastoral que con los vaivenes de poder que predominan en el país.

“La relación con el Gobierno será de respeto, con la debida distancia y diferencia”, advirtió monseñor Poli a pocas horas de su nombramiento, en medio de la celebración de la Semana Santa. Una tercera decisión de Francisco -luego de que una encuesta revelara que fue positivo para la Presidenta su acercamiento al Papa argentino, pese a la frialdad inicial- fue propia de un equilibrista: le hizo llegar el diputado y economista opositor Alfonso Prat Gay un ofrecimiento para sumarse a los asesores del Banco del Vaticano.

La relación entre el Papa argentino y la política local tiene un desafío por delante: en sólo dos meses el Congreso podría votar el nuevo Código Civil y Comercial, que contiene algunas modificaciones sensibles para la Iglesia, como la previsión de mecanismos que permitan acelerar la disolución de un matrimonio, la incorporación de nuevas formas de adopción y la reglamentación del polémico alquiler de vientres. Habrá que ver hasta qué punto el oficialismo insiste con estas reformas o si termina suavizando algunas de ellas.

LAS INTERNAS

Por lo pronto, la foto con el Papa le sirvió a la Presidenta: está cada vez más claro que la imagen domina la política de masas y que las palabras quedan en el microclima, a pesar del notorio vuelco de campana del kirchnerismo respecto de la figura de Jorge Bergoglio.

La situación que atraviesa la provincia de Buenos Aires constituye la prueba más contundente de cómo la interna en el partido de gobierno puede influir negativamente sobre las personas. Pero hay rencillas más chicas, solapadas, que también hacen al devenir cotidiano de una gestión. Sobre todo en un año electoral. Una de ellas enfrentaría ahora al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, con el titular del organismo encargado de controlar a los medios, Martín Sabbatella, quienes se ven envueltos en una saga de rumores políticos.

Ocurre que en el entorno del interventor del AFSCA hicieron correr la versión de que Abal Medina sería candidato a diputado nacional por la capital federal este año, lo que dejaría vacante su actual cargo desde diciembre próximo. El corrillo llegó a oídos del jefe de Gabinete, quien interpretó que Sabbatella se estaba postulando para sucederlo y por cierto que no le cayó bien. Hay, con todo, una base sólida que alimenta los comentarios: el kirchnerismo no consigue candidatos para evitar una catástrofe electoral en territorio macrista.

Para Abal Medina la apuesta sería arriesgada, pero la mira oficial se fija en la sucesión de Mauricio Macri en 2015. El jefe de Gabinete viene de criticar duro al Gobierno porteño en un acto que se hizo en la semana en Avellaneda, en la ribera del Riachuelo. “Sabemos que de gestionar no entienden mucho”, disparó. Allí estuvo junto al secretario de Ambiente, el bonaerense Juan José Mussi, para quien se aventura un destino de diputado por la Provincia como una “salida elegante” ante ciertos tropiezos de gestión en la ACUMAR.

Una situación más compleja afronta el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, quien debe afrontar acusaciones de corrupción en su cartera por el ineficiente abastecimiento a las bases militares y científicas antárticas. En las Islas Orcadas, por caso, el personal de la Marina estuvo a punto de quedarse sin provisiones de alimento y combustible. El funcionario salió a negarlo, pero lo cierto es que en las Fuerzas Armadas están cada vez más convencidos de que la política oficial para el área es el “desmantelamiento”.

Aunque más influyente que Puricelli en el esquema interno, Julio De Vido también sufrió una derrota política en los últimos días: La Cámpora se quedó con la conducción de la Secretaría de Comunicaciones al ser designado allí Norberto Berner en reemplazo de Lisandro Salas, un hombre del ministro de Planificación, a quien no parece alcanzarle con su insistente prédica por la re-reelección para ubicarse entre los preferidos de la Presidenta.

EL CASO BONAERENSE

Peor la está pasando Daniel Scioli, quien debió salir a aclarar que gobernará la Provincia hasta el final de su mandato, en medio de una sistemática embestida del kirchnerismo y de un conflicto docente que no consigue encarrilar, por el cual los alumnos de las escuelas públicas apenas completaron una semana de clases este 2013. El “caso bonaerense” está siendo seguido con especial atención por el peronismo, en un escenario en el que aún están pendientes definiciones clave de cara a la competencia electoral que se avecina.

Dirigentes como Roberto Lavagna o Hugo Moyano empiezan a considerar a José Manuel de la Sota como una alternativa de recambio en el justicialismo, aunque no pierden las esperanzas de que Scioli termine por convencerse de que su futuro político no está junto al kirchnerismo. Por eso, el gobernador cordobés decidió no perder tiempo e invitó al economista y al jefe camionero a una reunión en su provincia los próximos días. Se esperan otras presencias, como las del entrerriano Jorge Busti y el chubutense Mario Das Neves.

El cuadro se completaría tal vez con dos bonaerenses, Francisco De Narváez y Sergio Massa, aunque parece prematuro para ambos integrarse a una jugada de esas características. Es que la política tiene una dinámica propia en la provincia de Buenos Aires. Aunque el crítico escenario económico podría deparar algunas sorpresas en un futuro no tan lejano.

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