El gran desafío de Sabella

INFORME
Por NICOLAS NARDINI

Sólo pensar en esa hipótesis causa escozor. El crecimiento que tuvo en este último tiempo en la Selección, sobre todo desde que Sabella es el conductor, lo eleva a la categoría de irreemplazable. Pensar un partido de Argentina sin Messi es, como mínimo, un desafío táctico para el DT albiceleste. Aunque si vamos un poco más allá, también se trata de una excelente ocasión para encontrar soluciones ante un escenario no querido pero posible.

La Argentina tiene la obligación de encontrar los caminos alternativos para alivianar los eventuales efectos de la ausencia del número uno. Ver lo que le pasó al mejor equipo del mundo -para muchos también de la historia- por no tener un plan B, es una muestra de lo que no se debe hacer. El Barça cayó en el espiral de una “messidependencia” sin fin y le costó una eliminación casi vergonzante para un equipo de sus quilates ante los alemanes del Bayern, por la Champions.

PIZARRA Y ALGO MAS

Encontrar variantes tácticas acordes a semejante responsabilidad es lo más importante. Pero la movida debe ser más amplia y, claro, también debe incluir el plano anímico. Convencer a los que entren (siempre jugando con la hipótesis de un Messi ausente) de que el equipo puede encontrar las maneras de llegar al triunfo sin el as de espadas. Será cuestión de socializar las responsabilidades. Emular la magia es imposible. Compartir la función creativa del equipo no.

Sabella viene pensando, en la intimidad, en diferentes variables. Una fuente cercana al técnico confió que “no quiere que una posible baja de Messi lo encuentre desprevenido” . Es más, el cuerpo técnico albiceleste baraja hasta tres opciones.

La que pisa más fuerte le permitiría al DT no tocar el dibujo. En el mismo 4-3-3 en que se mueve la Pulga, entraría Lavezzi. Sería pieza por pieza. El Pocho tomaría la posta como enlace, con Di María rompiendo en banda, más Agüero e Higuain como atacantes puros.

En el laboratorio de “Pachorra” también toma cuerpo un clásico 4-4-2, quizás el dibujo que más le gusta, aunque últimamente lo viene usando poco por los buenos dividendos que le da la alineación con tres puntas. De volcarse por este esquema clásico, los cuatro del medio podrían ser Di María de un lado, Lamela (uno de los que ganó crédito en la última visita del DT a Italia) o Sosa del otro, más Mascherano y Gago en el doble cinco, y la dupla inamovible de ataque: Pipa-Kun.

A fin de cuentas, el único jugador de características similares (sobra decir que varios escalones por debajo en cuanto a capacidad individual) en la órbita de Sabella es Montillo. Pero al enganche del Santos le llevan varios cuerpos de ventaja. En el plano internacional, aún tiene muchos deberes por hacer.

Hombre precavido vale por dos. Sabella sabe que Messi es el buque insignia de la armada albiceleste. Por eso tiene (y debe) adelantarse a la eventualidad y ganarle al tiempo. En su pizarra ya empezó a jugar varios partidos. La “messidependencia” -que ya castigó al Barcelona- no avisa y el DT quiere evitar que lo agarre con las defensas bajas.