Doyel, un maestro de la computación

“Haber estudiado en el Albert Thomas es una marca registrada que siempre voy a llevar con un enorme orgullo”. Fanático de la computación, simpatizante de Boca y ex roller, Doyel Saulino Ochoa, abanderado del industrial de 1 y 58, no oculta un ápice la huella que dejó en él su paso por la emblemática institución. “Te ayuda a crecer, te forma como persona”, enfatiza.

Con un promedio general de 9,50, el joven -que sigue la orientación Electrónica- habla por momentos del colegio en tiempo presente y por momentos en tiempo pasado. Es que forma parte de la primera promoción de los alumnos de escuelas técnicas que tiene que realizar el 7° año de prácticas profesionalizantes. Y si bien ya finalizó la parte práctica en una empresa platense, aún le queda la teórica, que cursa de noche. ¿De día? Va a la facultad.

“Arranqué las prácticas en diciembre por voluntad propia, para tener un periodo de adaptación. Pero recién en marzo me empezaron a computar las doscientas horas obligatorias, que finalicé hace poco”, dice Doyel, quien reconoce que en esos meses no le quedaba tiempo más que para estudiar.

“Me anoté en Ingeniería en Computación, y al principio me costó mucho. Me levantaba a las siete, iba a la empresa a realizar las prácticas hasta las doce y media, de ahí caminando a la facultad donde cursaba de una a cuatro, y vuelta a la escuela a hacer la parte teórica”.

Como en su momento hizo un curso de armador y reparador de PC, de tanto en tanto se gana su dinero arreglando alguna máquina. Pero él dice que “es más un hobby que otra cosa. Porque estar ante una computadora, para mi es una pasión”, confiesa el abanderado del Albert Thomas, quien vive en Villa Elvira junto a su padre Rodolfo Saulino -plomero y gasista-, su madre Hebe Ochoa -que trabaja en el área de la salud- y su hermana mayor Ayelén, quien está estudiando Psicología.

Su sueño es recibirse y “tener un emprendimiento propio. Lo haría con compañeros, pero sin jefes, me gusta ser independiente”, subraya.

¿Y más allá de la computación? “Salgo con amigos, a veces a bailar, y escucho mucha música. De todo tipo, menos cumbia”, remata.