Atletas bonaerenses y un ejemplo de vida después del trasplante

LA NUEVA EDICIÓN DE LOS JUEGOS SERÁ LA QUE CONTARÁ CON MÁS ATLETAS ARGENTINOS

Todos tienen algo en común: recibieron un órgano que les salvó la vida y participarán de los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados.

Son hombres y mujeres que entrenan en la sede del Cenard, en la ciudad de Buenos Aires, hasta que mañana tomen juntos un avión para competir en ciclismo, natación, atletismo, voley y tenis, entre otros deportes, en Sudáfrica.

La delegación argentina que participará de la 19ª edición de los Juegos Mundiales para Deportistas Trasplantados, en Durban, Sudáfrica, consta de 55 participantes, y de ellos la provincia de Buenos Aires es representada por 12 deportistas trasplantados, varios de ellos en nuestra ciudad, que en el último mundial que se realizó en Suecia consiguieron un total de 11 medallas, 4 de plata y 7 de bronce.

Uno de los participantes bonaerenses es María Angélica Anglada. Tiene 56 años y este es su segundo mundial. En el primero volvió a Mar del Plata, donde vive, con un récord de 4 medallas de plata -2 por atletismo y 2 por natación- y 2 de bronce, ambas por atletismo. Este año, esta mujer trasplantada renal competirá en 5 categorías, la de 100 metros natación en pecho; 400, 800 y 1.500 metros en pista de atletismo; y 5.000 metros en calle.

“Hacía natación antes de trasplantarme -cuenta- pero no era más que un hobby. En cambio ahora entreno casi todos los días de la semana, tanto natación como atletismo”.

El trasplante renal de María Angélica fue el 8 de junio de 2002, tras dos años de diálisis y con los antecedentes de toda su familia a cuestas: su madre murió luego de 7 años de diálisis; su hermana murió 72 horas después de un trasplante que el cuerpo rechazó; y su hermano mellizo fue trasplantado el mismo año que ella, pero en España.

Otro de los participantes de la delegación bonaerense se llama Roberto Onreita, tiene 43 años y fue trasplantado de hígado dos veces. La primera en 2005, pero su cuerpo rechazó el órgano tras un tratamiento de quimioterapia para curar un cáncer linfático. La segunda en 2006. Esta vez el trasplante funcionó perfectamente y Roberto, que nunca hizo demasiado deporte, a los pocos meses comenzó natación.

Actualmente entrena dos horas por día, de lunes a sábado, y este es su tercer mundial como deportista trasplantado. El primero fue en Australia, donde obtuvo medalla de oro en natación (200 mts libres); el segundo en Suecia, donde consiguió medalla de bronce con el equipo argentino de voley. Y esta vez competirá en 6 categorías de natación.

“Para mi lo más importante es que la gente sepa que la donación de órganos no solamente salva vidas, si no que permite que una persona lleve una vida plena”, sostiene.

La delegación bonaerense contará con la coordinación de la representante del CUCAIBA -que becó a 5 deportistas- Graciela de Errea, quien viajará con los atletas como acompañante y coordinadora.