Argentina y Brasil, con pronósticos poco alentadores

Por RAUL VIVES

La Argentina y Brasil tienen este viernes, en la cumbre del Mercosur prevista en Montevideo, una nueva oportunidad para encaminar sus discrepancias.

Sin embargo, los pronósticos no son muy alentadores.

El bloque comercial transita por una crisis que no sólo tiene que ver con los temas económicos.

La suspensión de Paraguay por la destitución del ex presidente Fernando Lugo, y posteriormente el ingreso de Venezuela han colocado al Mercosur a un paso de la ruptura.

En especial si, como se anunció, Nicolás Maduro, asume la presidencia pro tempore y la situación de Paraguay sigue en el limbo.

A la cumbre no podrá ir el actual presidente, Federico Franco, y el presidente electo Horacio Cortes, recién asumirá el 15 de agosto próximo.

Por tanto, ese país seguiría suspendido, y las probabilidades de que se aleje del bloque para buscar otros acuerdos, son comentarios habituales en Asunción.

PROBLEMAS

El ingreso de Venezuela presidiendo el bloque es también otro problema, debido al caos económico que transita el país caribeño, además de las dificultades de legitimidad y reales chances de poder ejercer desde Mercosur algún tipo de liderazgo que tienda a resolver las crecientes diferencias comerciales entre Brasil y la Argentina.

El quinto socio, Uruguay, es cada vez más distante, y si bien no se espera un portazo de Pepe Mujica, es vox populi en Montevideo que el actual vice y próximo candidato a presidente del Frente Amplio, Danilo Astori, es partidario de abandonar el Mercosur y avanzar hacia algún acuerdo de libre comercio.

En cuanto a Brasil, la situación de Dilma Rousseff es hoy mucho más complicada luego de las grandes movilizaciones y las fuertes presiones empresarias para buscar alianzas comerciales más confiables, fuera de Argentina y Venezuela.

SOLUCION De CONJUNTO

El último contacto al máximo nivel entre la Argentina y Brasil, las divergencias comerciales no se pudieron siquiera acercar a algún tipo de entendimiento: del lado de Itamaraty, se suscribe la tesis que presentó la propia Dilma a Cristina Kirchner, de que es necesario encontrar una solución de conjunto a las discrepancias.

Eso incluyó en su momento, las trabas comerciales, el régimen automotriz, las inversiones de Petrobras y Vale y el financiamiento del Bndes a obras locales.

Del lado argentino, se insiste en que los temas se deben tratar uno a uno, y que el Gobierno mantendrá su política de defensa de su mercado.

Con este panorama, la cumbre del viernes próximo no parece un ámbito que permita superar la situación crítica del bloque.

El más reciente conflicto entre Brasil y la Argentina es el régimen automotriz, que caducó a fines de junio y que no fue renovado.

En Buenos Aires se suscribe la teoría de que en Montevideo, las dos presidentas encontrarán un punto de acuerdo que permitirá la prórroga del acuerdo que establece un sistema de administración o regulación de las exportaciones e importaciones de partes y vehículos entre los dos países.

Pero del lado brasileño se sostiene lo contrario: que no es necesario mantener ese régimen y que lo mejor es que ahora exista libre comercio en el sector.

ARANCEL

Claro que esta alternativa supone del lado argentino la amenaza de imponer otro tipo de arancel o trabas, ya que el saldo del intercambio en el sector automotriz es de un déficit del orden de los 7.000 millones de dólares.

Están, además, en la mesa de negociación el comercio en otros sectores, agrícola, alimentos, medicamentos, entre otros, que desde la creación del cepo importador por parte de Guillermo Moreno vienen perturbando las relaciones bilaterales.

Las versiones sobre qué resultado podrían arrojar la cumbre en Montevideo, son también divergentes.

Del lado de Brasil se ha deslizado a la prensa que habría anuncios sobre liberalización del comercio.

En tanto del lado argentino, se da por hecho que no hay otra posibilidad que administrar el comercio debido a la diferencia de tamaño con Brasil y a las políticas de “dumping” de los productos exportados.