Se mostró en público y repartió saludos

PARTIDARIOS DE GRASSI ESTUVIERON EN LA CASAQUINTA DE HURLINGHAM

En medio de la polémica que generó el miércoles el fallo de la Corte bonaerense, que ratificó la condena del cura Julio César Grassi y, la decisión de la Cámara que avaló la revocatoria de su prisión domiciliaria, Grassi se mostró ayer por la tarde ante las cámaras, al acercarse hasta el portón de ingreso en la casaquinta donde reside, en Hurlingham.

El cura, vestido con traje azul y, usando los atributos que lo distinguen como sacerdote, saludó con la mano en alto a los seguidores que lo apoyan por su labor solidaria y despidió a un familiar que lo visitó en automóvil en el predio.

Al parecer, según algunas especulaciones, esa situación se habría registrado para demostrar que está tranquilo, en el domicilio que fijó ante la Justicia y para alejar cualquier sospecha de que podría estar tramando una fuga.

Incluso algunos aventuraron que sus abogados planean presentar un hábeas corpus.