Estudiantes reaccionó tarde

EL URUGUAYO MATÍAS AGUIRREGARAY INTENTÓ CONTAGIAR A SUS COMPAÑEROS, PERO NO LO LOGRÓ DURANTE LOS 90 MINUTOS. EL PINCHA RESIGNÓ DOS PUNTOS

Por NICOLAS NARDINI

MENDOZA (Enviados especiales).- Estudiantes lo peleó como pudo. Con las energías en baja después del esfuerzo realizado en el Monumental entre semana, completó un trabajo más que aceptable para salvar un punto en el final, después de correr desde atrás a Godoy Cruz desde el comienzo mismo del partido y de intentar por todas las vías posibles revertir la situación, en una tarde en la que el cansancio nubló por momentos las ideas. Fue empate 1 a 1 en el mundialista.

El partido comenzó con un ritmo frenético. Pese a la alta temperatura, el local buscó imponer un ritmo de ida y vuelta, con el espíritu de hacerle sentir al Pincha el enorme esfuerzo realizado durante la semana. Los bodegueros apostaron a una transición rápida de defensa al ataque y encontraron a un equipo de Pellegrino con algunos problemas por los costados y ciertas filtraciones a espaldas de los zagueros centrales.

Esa búsqueda intensa de Godoy Cruz, sólo encontró oposición en el eje central de la mitad de la cancha de Estudiantes, donde Gil Romeo y Jara intentaron aguantar las embestidas locales.

En la primera media hora, la dupla de punta Vera-Carrillo quedó demasiado aislada y el equipos muy largo en el terreno de juego. Esa distancia entre líneas no le permitió al equipo tener el volumen de juego acostumbrado. Tras cartón, en el minuto 32 perdió a su carta ofensiva más importante, Guido Carrillo, quien había estado en duda por una dolencia muscular en la previa y luego ese mismo problema no le permitió acabar ni siquiera el primer acto.

Tras la salida del goleado de Magdalena, Estudiantes se reacomodó en el campo de juego y el DT, con el ingresó de Auzqui, ordenó una nueva disposición táctica de la mitad de la cancha en adelante. El Pincha pasó del 4-4-2 inicial, que encontraba a Correa en su puesto natural de volante por izquierda, a un 4-4-1-1, con Auzqui como carrilero por derecha, Cerutti volcado por izquierda (había empezado en banda diestra), el tucumano como media punta y Diego Vera como delantero central.

Con esta nueva disposición, Estudiantes ganó en aceleración por los costados, donde encontró más desborde, pero le falto precisión en la última puntada para finalizar las acciones dentro del área.

La ventaja inicial del elenco mendocino, que aprovechó un quedo de la defensa albirroja que José Luis Fernández cambió por gol, sacó de plano a los de Pellegrino. Godoy Cruz no llegó a ser una tromba, pero sí se las ingenió para dejar mal parada a la última línea visitante en más de una ocasión.

Dos acciones que nacieron en los pies de Cerutti casi le dan el empate al Pincha. Una acción por la derecha donde el Pocho habilitó Vera y otra en la que el propio ex Olimpo tiró un remate violentísimo por encima del horizontal bodeguero.

TIRO LA CASA POR LA VENTANA

En el inicio del complemento Pellegrino plasmó una declaración de intenciones. Armó una línea de tres hombres atrás, con Rosales como lateral derecho, más Schunke y Desábato, soltó a Aguirregaray como volante por izquierda, volvió a colocar a Cerutti en la derecha, dejó a Correa como enganche y sumó a Auzqui como delantero neto junto a Vera. Es verdad, el equipo no llegó a encontrar el caudal de fútbol imaginado por el DT con esas variantes, pero sobre el final tuvo el merecido premio y al menos no se vuelve a nuestra ciudad con las manos vacías.

Es verdad que el Tomba pudo haber aumentado su ventaja, pero eso fue merced a que el Pincha se jugó por entero en búsqueda de revertir la historia. Pellegrino tiró la casa por la ventana en el segundo tiempo y en el final hasta Leandro Desábato terminó como centrodelantero, buscando algún bochazo salvador.

No pudo sumar de a tres, tal cual era su objetivo primordial para seguir en la conversación por el título. Sin embargo, el cabezazo del Chavo Desábato le permitió acceder a una merecida igualdad, porque se volcó con todo en ataque, aún con un gran cansancio, regalando hasta la última gota de sudor en la agobiante tarde mendocina. Por su esfuerzo y no entregarse hasta el final, no se vuelve con las manos vacías desde tierra cuyana.

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