Pasa de todo, “no pasa nada”

Un feriado insólito y abrupto. Un fallo destinado a no sorprender a nadie y que, sin embargo, tomó a todos por sorpresa. Una historia cada vez más compleja e intrincada por la deuda con los fondos buitre. Y, por supuesto, un genio inigualable que le ha dado a la Argentina el pasaporte a los octavos de final en el Mundial.

En ese apretado párrafo podría caber la síntesis de una semana que, con feriado y todo, no dio respiro.

Entre Boudou y los fondos buitre parece haber una competencia de cartel. La indagatoria del Vicepresidente era hace diez días el tema central cuando irrumpió el fallo de Griesa. Y la crisis de la deuda se convirtió en la noticia dominante hasta que apareció el procesamiento de Boudou. Más allá de la carrera por el protagonismo informativo, ninguna es una buena noticia.Los tironeos con los acreedores que no entraron al canje son, más allá de las cuestiones técnicas y complejas, un tema que tarde o temprano puede afectar a las economías familiares.

Parece muy lejano, pero si el país no logra un acuerdo que lo aleje del default se puede trabar toda la rueda de una economía que ya muestra síntomas preocupantes. Es por eso que la forma en que se resuelva este conflicto resultará determinante para el futuro de la Argentina.El tema se ha incorporado tanto a la vida cotidiana que el juez Griesa, de Nueva York, ya se ha convertido en un desopilante personaje del show de Tinelli (foto).

Pero mientras la atención se centraba el viernes en las negociaciones para no caer en default, el juez del caso Ciccone se despachó con una resolución de más de 300 carillas en las que dicta los procesamientos de Boudou y de otros cinco imputados.

La noticia, extrañamente, se conoció el viernes después de las 11 de la noche. En La Habana era más temprano (tienen una hora menos), de manera que el Vicepresidente, que está por aquellos lados, probablemente se habrá enterado en medio de la cena.

A esa hora la Provincia estaba distraída. Había sido un viernes feriado; un feriado que -en realidad- no figuraba en ningún almanaque y que, de hecho, nadie supo que existiría hasta unas pocas horas antes. Fue un feriado de arrebato, una especie de jubileo a los apurones, sin medir costos ni consecuencias.

Frente a temas tan arduos como el de los fondos buitre y el del caso Ciccone, lo del feriado parece casi una anécdota menor, casi intrascendente. Sin embargo, muestra la ligereza con la que muchas veces se toman decisiones. Y hasta quizá tenga alguna invisible conexión con los grandes temas. Después de todo, en cada uno puede vislumbrarse -en alguna instancia- esta idea de “no pasa nada...”. No se llegó en su momento a un acuerdo con los “holdouts” porque quizá alguien haya pensado que “no pasaba nada”. Se llegó tan lejos en el asunto de Ciccone porque seguramente alguien creyó que no iba a pasar nada. Y se dispuso un feriado “a los ponchazos”, porque “total, no pasa nada”.

Por suerte, está Messi... Y cuando parece que en la Selección “no pasa nada”, aparece con una magia y un talento únicos para hacer, al menos por un rato, que Argentina sea un país contento.