Baruj Miesionznik Efrati

El fallecimiento de Baruj Miesionznik Efrati, un docente de dilatada trayectoria en establecimientos hebreos como la Escuela Bialik, causó un profundo pesar entre quienes lo conocieron y apreciaron por ser un hombre de firmes convicciones e inclinaciones humanitarias.

Había nacido el 5 de junio de 1933 en capital federal; fue el hijo menor de Lázaro Idel y Paulina y creció junto a su hermano , Isidro.

En 1953 se graduó en el Instituto de Estudios Judaicos de Buenos Aires, donde trabó cercana amistad con el filósofo Jaime Barylko.

Desde joven tuvo una marcada vocación por la docencia y se dedicó a enseñar en escuelas del interior del país como por ejemplo Chaco, Santa Fe y Salta.

En 1956 llegó a la ciudad de La Plata, donde asumió como director de la Escuela Hebrea J. N. Bialik. Además, durante varios años enseñó hebreo en el Instituto de Teología La Plata, donde estableció un cálida relación con Monseñor Juan Carlos Ruta.

Conformó su proyecto familiar junto a Paulina Geier, con quien se casó en 1958; la familia creció con los nacimientos de sus hijos: Susana Raquel y Marcelo Pedro.

Moré - que en hebreo significa maestro - Baruj, siempre se esforzó por mejorar sus conocimientos y con ese afán en 1960 viajó a Jerusalén para estudiar en el Majon (Instituto) Grinberg.

Ya de regreso, entre 1969 y 1971, cursó estudios de Psicología en la UNLP y dirigió la escuela J.N. Bialik hasta el año 1989.

A raíz de su gran dedicación, el establecimiento vivió durante esa etapa uno de sus mejores momentos y acogió a cientos de alumnos en sus aulas, muchos de ellos están radicados en diferentes lugares del mundo y se destacan en profesiones científicas, artísticas y humanísticas.

Baruj Miesionznik coordinó también grupos de padres y jóvenes, dirigió coros de niños y de adultos y participó activamente de la organización de diferentes actividades culturales y religiosas.

Además desarrolló una destacada labor comunitaria con amplio reconocimiento en la Ciudad y en Buenos Aires.

Entre los años 1991 y 2007 vivió en Israel, donde enseñó a personas llegadas de diferentes regiones del mundo, especialmente Latinoamérica, Rusia y Ucrania.

En 2007 regresó a la Argentina con el deseo de compartir el tiempo junto a su familia, particularmente quiso disfrutar del vínculo cercano con sus nietos por los que se desvivía.

Poseedor de una biblioteca personal de mas de 1000 ejemplares, fue un meticuloso lector y estudioso profundo de las ciencias humanas y sociales. También fue un melómano apasionado.

Con una visión universal, humanística y progresista, mantuvo hasta el final de sus días la esperanza de poder construir un mundo mejor, un objetivo al que desde siempre se mantuvo fiel.