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Opinión |EL PAIS | ANÁLISIS POLÍTICO DE LA SEMANA

Distintas caras de la identidad kirchnerista

10 de Agosto de 2014 | 00:00
LA SITUACIÓN DE BOUDOU PONE AL OFICIALISMO EN UNA POSICIÓN CADA VEZ MÁS INCÓMODA
LA SITUACIÓN DE BOUDOU PONE AL OFICIALISMO EN UNA POSICIÓN CADA VEZ MÁS INCÓMODA

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Twitter: @mnspezzapria

Como suele pasar en la Argentina desde siempre, hay una historia que se cuenta en público y otra que se teje en privado y que termina irrumpiendo en el momento menos esperado. En esta segunda mitad del año comenzó a configurarse un escenario en el cual la política transita más por carriles subterráneos que a la vista de los ciudadanos. Y eso está relacionado con el proceso de transición hacia el recambio gubernamental de 2015 y con la incertidumbre económica que atraviesa el país.

El caso paradigmático de esta etapa es la pelea con los “fondos buitre”. Sobre la superficie reluce la acción del Gobierno, que buscó trasladar el litigio hacia la corte internacional de La Haya para descolocar al juez neoyorquino Thomas Griesa, quien sigue inflexible con la postura argentina. La reacción de Washington, que desconoció la jurisdicción de ese tribunal, era previsible. Aún así, la Casa Rosada le dio aire al juez supremo Raúl Zaffaroni para que critique a la Corte norteamericana.

ESTRATEGIA

En esa discusión pública, la estrategia diseñada por la presidenta Cristina Kirchner y el ministro Axel Kicillof lleva las de ganar. De hecho, un sondeo encargado por un candidato presidencial de la oposición estableció que 8 de cada 10 argentinos están de acuerdo con la forma en que el Gobierno se planta frente a los capitales especulativos. Pero entre la dirigencia se extiende también la idea de que se trata de una estrategia de mira corta, que le costará mucho al país en el plano internacional.

Por lo pronto, mientras la Presidenta y Kicillof buscan ganar tiempo para llegar a fin de año -cuando caerá la famosa cláusula RUFO de los bonos canjeados en 2005 y 2010-, un grupo de empresarios negocia entre bambalinas un acuerdo entre privados para comprar los títulos de la deuda que están en poder de los “fondos buitre”. Las gestiones no terminan de contar con el visto bueno del poder kirchnerista, aunque están en conocimiento de los principales aspirantes a la sucesión presidencial.

Los contactos de los hombres de negocios -entre ellos Eduardo Eurnekian, Jorge Brito, Cristóbal López y Alfredo Cotto- con Daniel Scioli, Sergio Massa, Mauricio Macri y Ernesto Sanz son muy fluidos y entendibles: los empresarios sufrirán las consecuencias de un nuevo default, mientras que los candidatos presidenciales -cualquiera que gane las elecciones el año que viene- deberían dedicar un buen tramo de su mandato a recomponer la delicada situación financiera que afronta el país.

Por supuesto que el kirchnerismo duro aprovechará esas coincidencias para profundizar sus críticas al poder económico, al que identificará con “los buitres de adentro” en un acto que realizará esta semana en el estadio Luna Park. En la misma línea serán categorizadas las expresiones del titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, quien sugirió que el nivel de actividad se recompondría si el Gobierno decidiera llevar la cotización del dólar oficial hasta los 10/11 pesos.

Sin embargo, las críticas por el rumbo de la economía no son sólo propiedad de los empresarios. También los sindicalistas están preocupados por la destrucción del empleo privado y por las suspensiones que se registran en diversas ramas de la producción. El conflicto de la empresa Lear es el que más visibilidad adquirió a raíz de sucesivos cortes en la autopista Panamericana y de la actuación de la Gendarmería, que tiene instrucciones de no permitir el bloqueo del tránsito.

La detención de la nieta recuperada Victoria Moyano frente a las cámaras de televisión resultó elocuente en ese sentido. Aunque no son los partidos de izquierda los únicos que apuntalan la conflictividad: también los gremios de tradición peronista se encuentran a punto de embarcarse en un plan de acción que comenzará el 20 de agosto próximo con una huega de los maquinistas de trenes nucleados en La Fraternidad, que reclamarán por el impacto del impuesto a las Ganancias.

Otros sindicatos del transporte -entre ellos los Camioneros de Hugo Moyano- definirían en los próximos días la fecha de un paro nacional, en el que apuntarán contra el Gobierno por la persistencia de la inflación. Mientras que los gremios de la CGT Balcarce, afín a la Casa Rosada, parecen haber desistido de su reclamo para modificar Ganancias y se centran ahora en conservar el nivel de empleo, que cayó 0,3% en el segundo trimestre según afirmó el ministro Carlos Tomada.

Ajeno a esta realidad se encuentra Amado Boudou, quien cada vez que se le presenta la oportunidad hace el gesto de la V peronista, que lleva a que los dirigentes que representan a ese espacio se pregunten si el Vice no se habrá convertido en un ariete para desprestigiarlos, ya no solamente a los que integran el oficialismo, porque su exposición pública avalada por Cristina Kirchner y la aparición de otro procesamiento judicial en su contra no hace más que convocar al antiperonismo.

DECISION PRESIDENCIAL

El jefe del bloque de senadores nacionales del FpV, Miguel Angel Pichetto, dejó en claro en la última sesión de la Cámara alta que cualquier decisión sobre el futuro de Boudou corresponde a la propia Presidenta, al tiempo que los bloques opositores ya comenzaron a reclamar nuevamente el inicio de un juicio político, hasta el momento bloqueado por el kirchnerismo. La única voz distinta en ese sentido es Elisa Carrió, quien pidió aguardar a que la Justicia sume más procesamientos.

La diputada de Unen se refirió de ese modo a la causa en la que se investiga si el Vice incurrió en un enriquecimiento ilícito, luego de que el juez federal Claudio Bonadío lo procesara por una falsificación de documento público. El escarnio que debió afrontar Boudou en el Senado no le hace bien al oficialismo, pero esencialmente no contribuye a mejorar la imagen de la política ante la ciudadanía. Carrió lo quiere acusar de haber cometido un “atentado contra el orden democrático”.

“PENOSO CAPITULO”

Un mensaje absolutamente contrapuesto para el país lo ofreció la aparición del nieto de Estela de Carlotto, que conmovió a los argentinos y demostró que la perseverancia es una condición clave para la victoria de cualquier causa, pero especialmente de aquellas en las que la verdad está oculta tras un velo como el que extendió la última dictadura. Guido Carlotto -o Ignacio, como aún quiere que lo llamen el joven de Olavarría- se refirió a esa etapa como un “penoso capítulo nacional”.

La recuperación de su identidad también estuvo envuelta de especulaciones políticas, dada la cercanía de la titular de Abuelas con la Presidenta, quien incluso los recibió en la quinta de Olivos. Pero la propia Carlotto explicó alguna vez que fue ella la que cooptó a Néstor Kirchner en su momento y no al revés, cuando logró comprometerlo con la causa de los derechos humanos. Claro que el ex presidente entrevió rápidamente que esa veta política le podría deparar mucho rédito.

Como fuera, la aparición del nieto de Carlotto encarna un simbólico acto de justicia que está más allá de cualquier discusión política. Ese debate, más terrenal, se encuentra ahora opacado por la actuación del Gobierno contra los “fondos buitre”, pero es inevitable para el kirchnerismo que con el transcurso de los meses se vaya imponiendo la contienda electoral. Y aunque falte un año para que se las urnas vuelvan a emitir su veredicto, los preparativos son dignos de ser analizados.

Por caso, el comentado traspaso de Martín Insaurralde al Frente Renovador -que se da por hecho en el massismo- o la dimensión política del programa de Marcelo Tinelli, que convoca a los principales dirigentes del país a excepción por el momento de la Presidenta, quien no atendió el llamado del conductor televisivo. Una situación similar se planteó en los años 90 entre Mario Pergolini y Carlos Menem, que el mandatario cortó al atender la llamada y dejar sin palabras al conductor de CQC.

Pero Cristina Kirchner tiene otro estilo -menos proclive a la interacción y más propenso al discurso cerrado-, que es reivindicado por sus seguidores como la contracara de la frivolidad mediática. La Presidenta logró en las últimas semanas recuperar oxígeno político, necesario para revitalizar una gestión desangelada por los avatares económicos y políticos, muchos de los cuales son de su responsabilidad. Mientras, va llegando el tiempo de las definiciones que verdaderamente cuentan.

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