Regreso cinematográfico

En 1993 Oasis era una bandita de Manchester compuesta de dos hermanos, un divo en potencia, Liam, y su hermano mayor arisco y algo frustrado, Noel: parecía una fórmula para el desastre, pero cuatro años más tarde la banda habría publicado tres de los álbumes más icónicos de los ‘90, tocado ante medio millón de personas en dos jornadas y revitalizado el rock británico.

Ese período atraviesa el documental “Supersonic”, el filme “autorizado” de la banda que dirigió Mat Whitecross por encargo. Por supuesto, eso supone varios asteriscos a la película, que cuenta la historia oficial del “supersónico” ascenso de la banda y termina en los míticos recitales de Knebworth, cuando la caída definitiva de la banda estaba todavía a 12 años (Oasis se separó definitivamente en 2009, más allá de que mucho antes habían dejado de ser).

El relato, estrenado en el Festival de Mar del Plata, es sin embargo indispensable para quienes consideran a Oasis como parte de la banda sonora de su adolescencia: Whitecross ofrece instantes mágicos, versiones de los himnos de los hermanos Gallagher detrás de bambalinas y la voz de Noel y Liam relatando las “travesuras” que volvieron a la banda un fenómeno más allá de la música.

Porque Oasis revitalizó no sólo musicalmente la escena brit, que para entonces contaba también con otros grupos que trascenderían el tiempo como Blur, Pulp o The Verve: también estremeció los cimientos de un arte que se había higienizado luego de la conquista de la industria del dinero. Mientras los hermanos y el resto de la banda cuentan que fueron presos, deportados, y, sobre todo, que consumieron todo tipo de sustancias, no hay condena, no hay arrepentimiento ni declaraciones políticamente correctas para cerrar aquellos capítulos polémicos de la vida de Oasis, sino una revalorización de los años locos, donde la banda revitalizaba con espíritu rebelde y algunas canciones para todos los tiempos el rock and roll que tan muerto asomaba.

“Los acabados no deberían dar premios al futuro”, dice Noel tras recibir un Premio Brit de manos de Bono, con el líder de U2 a metros suyo. Esa actitud que los llevó a meterse en problemas es retratada con nostalgia incluso por los propios miembros de Oasis, que construyen su propia narrativa para que termine tras los recitales de Knebworth, en 1996: después, deslizan, Oasis ya habría caído enteramente en manos de una industria ávida de aprovechar los millones que su autenticidad genera, “y ya nada sería lo mismo”.

Los recitales ante medio millón de personas marcaron el pico de popularidad de una banda que por entonces ya se desgranaba en disputas internas, con los dos hermanos apenas soportándose y varias bajas respecto a la formación original, incluida la de Mark Coyle, el hombre que moldeó el sonido sónico de la banda, y para quien “todo se volvió demasiado grande. Y lo respetamos por esa decisión”, según relata Noel.

Tras Coyle y Knebworth vendrían cinco discos más, marcados por rumores constantes de la ruptura de la banda, críticas menos entusiastas y algunos intentos por virar el rumbo musical de un combo que se fue sumiendo en sus propias tinieblas hasta disolverse en 2009, con la partida de Noel, sin generar sorpresa o estupor, a tal punto que cuando uno piensa en la separación de Oasis, lo imagina como un evento lejano.

Tan lejano como parecía, antes del documental, una reunión de Oasis. Pero, tras el estreno de “Supersonic”, las casas de apuestas estiman altas las chances de un regreso de la banda en 2017 y aparecieron incluso rumores de que la banda ya estaba buscando teloneros para sus shows.

“Ninguno de los descontó la posibilidad de volver”, dijo el documentalista, a quien se sumaron las declaraciones de Liam en la premiere del filme: “Si ocurre mañana, estoy listo, mis valijas están preparadas. Si ocurre el año que viene, o en diez años, estoy listo”, dijo sobre la reunión.

Entonces, ¿vuelven? El problema es Noel. “Las bandas que admira, The Jam, The Smiths, nunca reformaron sus alineaciones originales y son mejores por haberlo hecho”, afirmó Alan McGee, el presidente de Creation Records, el sello que firmó a Oasis, quien opinó que “Noel no volverá, salvo que sea para un evento benéfico”.

Liam lanzó este mes una teoría diferente: “Nuestro Chico anda por la vida como si hubiera acuchillado a su gato. Si la gente quiere que vuelve la banda, habrá que preguntarle a Nuestro Chico”, comenzó diciendo en su habitual tono picante, antes de lanzar hacia Noel que “no regresa porque no lo deja su mujer, ella lleva los pantalones en la relación”.

“La rama de olivo ya fue ofrecida muchas veces. Es una pena, no veo a sus hijos, él no ve a los míos, nuestra madre sufre... es todo bastante infantil y ridículo... pero lo estoy disfrutando bastante”, se rió de la situación el menor de los hermanitos, el más entusiasmado con la idea de volver.

¿Podrá alguien convencer a Noel? Por ahora, parece difícil: ambos hermanos preparan discos solistas que los tendrán en la ruta, al menos, durante 2017. ¿Y después? Sólo el tiempo lo dirá.