Imprescindibles: diez libros para leer antes de los 30

Hacer una lista, cual compra de supermercado, para recomendar libros siempre es una aberración. Es un recorte despótico y claramente subjetivo. Pero por algún lado hay que empezar; y quienes quieren sumergirse por primera vez en la lectura necesitan una mano amiga que los ayude a elegir esos nuevos pasos. Con el tiempo y la práctica, cada lector irá eligiendo su camino. La oferta es (demasiado) amplia como para satisfacer cualquier gusto y capricho (y bolsillo). Las desilusiones también existen, pero siempre se puede abandonar in medias res; como diría Jorge Luis: “si un libro les aburre, déjenlo”.

La lectura (la de libros, esa que supera 140 caracteres) era una actividad típica años atrás, pero actualmente ha quedado relegada a cierto snobismo o a dispersos ratones de biblioteca; quizás a los académicos. Pero sí, están quienes disfrutan de este enriquecedor pasatiempo y desean fervorosamente pasar la antorcha y contagiar el amor por estos arcaísmos. Y no hay nada que le guste más a un lector (además del olor a libro -nuevo o viejo, dependiendo de la personalidad) que iniciar rituales de bienvenida. Le es inevitable, como contar un sueño. Las sugerencias serán tantas como a tantas personas se les pregunte.

Pero sí existen ciertos clásicos (con el miedo que esta palabra infunde) que pueden ser abordados con cautela y gracia por amateurs para cultivar y entretener el alma.

He aquí la famosa (y controversial) lista de los diez libros para leer antes de los 30 años.

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

No por nada lo premiaron con el Nobel de Literatura en 1982. El colombiano cuenta la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones, en el ficticio pueblo de Macondo. Es un paso obligado, que desplegó el realismo mágico más allá de las fronteras latinoamericanas (hasta Disney le dedicó una peli. Una pista: es Encantadora).

Un consejo: conseguir un árbol genealógico de los Buendía y a no sucumbir. La estructura no es lineal y los nombres se repiten de una generación a otra con leves variantes. Atrapante y desoladora.

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Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf

Fascinante. La escritora inglesa demora más de 200 páginas en contar un solo día. Canónico ejemplo del fluir de consciencia (o monólogo interior), la novela no sigue una estructura convencional sino que permite a los lectores adentrarse en los pensamientos y emociones. A quien le guste la psicología de los personajes, esta recomendación colmará las expectativas.

Clarissa Dalloway, una mujer de la alta sociedad en la Inglaterra de la posguerra, se prepara para una fiesta que dará esa noche. Eso es todo. A través de la narrativa, la novela explora la mente y las experiencias de la protagonista. Monotonía, soledad y desazón.

Rayuela, de Julio Cortázar

Lúdica y salteada; como una rayuela. Publicada en 1963 y acertadamente etiquetada como la antinovela, es conocida por su estructura no convencional y experimental. La trama sigue las experiencias de Horacio Oliveira, un intelectual argentino (sí, toma mate) y su relación con La Maga. Nada empalagosa, pero sí se desarrolla en París, románticos.

Lo distintivo es que presenta múltiples formas de ser leída. El autor sugiere dos maneras de encarar la novela: una lineal, donde se sigue la secuencia de capítulos establecida (del principio al fin, la típica), y otra no lineal, donde el lector puede saltar de un capítulo a otro según un “tablero de dirección”. Julio desafía, entre otras “turas”, las convenciones narrativas tradicionales.

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”; de ahí sale.

Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway

La obra es una de las más conocidas y aclamadas del autor (también podría ser “El viejo y el mar” otro lugar para empezar). Se sitúa durante la Guerra Civil Española, un conflicto que enfrentó a las fuerzas republicanas contra los nacionalistas liderados por el general Franco.

La trama sigue a Robert Jordan, un joven estadounidense experto en dinamitar puentes, que se une a una guerrilla antifranquista para realizar una misión crucial.

El sabor: cómo la muerte de cualquier persona afecta a toda la humanidad. Hemingway tiene un estilo conciso y directo, que tanto fascina a sus lectores.

También ganó un premio: el Pulitzer en 1941.

El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien

Las películas de Peter Jackson son originalmente libros (como suele suceder). Es una trilogía de novelas épicas de fantasía. La trilogía está compuesta por los libros “La Comunidad del Anillo”, “Las Dos Torres” y “El Retorno del Rey”.

La historia se sitúa en un mundo ficticio y sigue las aventuras de un hobbit llamado Frodo Bolsón. Frodo es encargado de destruir un poderoso anillo mágico creado por el Señor Oscuro Sauron, cuyo objetivo es someter a toda la Tierra Media bajo su control. Su viaje lo lleva a través de tierras habitadas por razas como hobbits, elfos, enanos, hombres y criaturas malévolas, enfrentándose a numerosos desafíos y peligros. El dato: todos tienen, como es de esperarse, su propio idioma. Sí, geeks, se pueden tomar cursos de Sindarin o Westron.

El jardín de los senderos que se bifurcan, de Jorge Luis Borges

No, Borges no escribió ninguna novela (quizás por eso el Nobel quedó resentido). Ensayos, sí (valiosísimos); cuentos, sí; poemas, sí.

Empezar por El jardín… es una buena y desafiante opción (El Aleph es otra). El cuento es conocido por su gran complejidad y la exploración filosófica de temas como el tiempo, la realidad y las posibilidades infinitas (muy borgeano todo). La historia sigue a un escritor chino, Ts’ui Pên, que decide crear una novela y un jardín al mismo tiempo. La peculiaridad es que cada uno de sus caminos narrativos es también un camino en el jardín. La narrativa involucra una intrincada red de bifurcaciones y posibilidades, creando un juego literario fascinante (y laberíntico; más borgeano todavía). No temáis. Más veces que no, Jorge Luis es un camino de ida.

1984, de George Orwell

El futuro (el futuro de los que leyeron a Orwell contemporáneamente) es sombrío.

Es una novela distópica ambientada en un futuro totalitario y opresivo donde el gobierno, liderado por una figura conocida como el Gran Hermano (no es el reality; avisado), ejerce un control absoluto sobre la vida de las personas.

Winston Smith es un funcionario del partido exterior que comienza a cuestionar la verdad impuesta por el régimen y a rebelarse contra la tiranía. Manipulación de la verdad, represión política, pérdida de la libertad individual. Un delicioso plato para los conspiracionistas.

El señor de las moscas, de William Golding

Así de mal como suena el título. La historia se centra en un grupo de niños británicos que quedan varados en una isla desierta después de un accidente aéreo durante una guerra. Los niños, sin supervisión de adultos, intentan organizarse y establecer un sistema de gobierno en la isla. A lo “La laguna azul” pero en versión siniestra.

La narrativa explora la naturaleza humana, la civilización frente a la barbarie y cómo los individuos responden a situaciones extremas. A medida que la historia avanza, se desarrolla un conflicto entre aquellos que buscan mantener el orden y la civilización y aquellos que sucumben a sus instintos más primitivos. Anarquistas, es aquí.

El resplandor, de Stephen King

Primero, hacer lugar en el freezer (guiño, guiño). Para quienes quieren terror, es un clásico comienzo de la mano del prolífico rey del misterio.

Inspirada en “Instant Karma!” de John Lennon, el título proviene de la línea “Todos brillamos en...” de dicha canción.

La trama sigue a Jack (Torrance, no Jack Nicholson), un escritor alcohólico que acepta un trabajo como cuidador de invierno en el aislado hotel Overlook. Su hijo, Danny, tiene “el resplandor”, habilidades psíquicas que revelan los oscuros secretos del hotel. Locura, posesión, poder psíquico y aislamiento.

Obvio, también tiene peli. Kubrick hizo un buen trabajo.

El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger

La novela maldita.

Mark David Chapman, después de asesinar a tiros a John Lennon, se sentó en la vereda a leer el libro.

Robert John Bardo asesinó a la actriz Rebecca Lucile Schaeffer y llevaba consigo un ejemplar de la novela.

John Hinckley Jr., quien intentó asesinar al presidente Ronald Reagan, declaró su obsesión con la obra.

Pero… la historia sigue la vida de Holden Caulfield, un joven de 16 años expulsado de su instituto. Narrada por él mismo (realmente parece narrada por un adolescente; gracias Salinger), revela su visión crítica hacia la falsedad de la gente, su amor por sus hermanos y su obsesión con su exnovia Jane. Después de la expulsión, Holden pasa un tiempo en Nueva York, enfrentándose a situaciones incómodas. Intenta escapar de la realidad, pero sus encuentros con diversas personas revelan conflictos internos.

¿Quién es el guardián entre el centeno?