Escuelas buscan opciones para la salida laboral y la Secundaria 11 pica en punta

“Profe, esto no lo hacemos ni nosotros”, susurró un alumno de la Secundaria 11 al oído de Fernando Casale, titular de la asignatura de 2º año “Modos de intervención del acompañante terapéutico”. Estudiantes de la escuela de Tolosa visitaban por primera vez el taller laboral protegido de Idani (instituto de ayuda al niño irregular) y quedaban asombrados por los trabajos de jóvenes con capacidades diferentes, a quienes quizás mañana acompañen cada día con el fin de mejorar su calidad de vida.

¿Por qué? Porque en el bachillerato de adultos de la Secundaria 11 de 526 y 24 hay directivos que pusieron la escuela ‘en su sitio’. “Al colegio va una población muy vulnerable. Entonces, hace un par de años, el director Danilo Barreda y la vice Diana Olivero pensaron que esos jóvenes tenían que egresar con un ‘pasaje al trabajo’ en el bolsillo. Así, se reemplazó una materia especializada teórica por la de Acompañante Terapéutico, que se cursa los tres años con una fuerte carga horaria”, reseña Ivana Gallego, profesora de la asignatura de 1º año “El rol del acompañante terapéutico”.

Fernando continúa. “En este hermoso proyecto hay tres protagonistas, si se me permite la expresión. Por un lado, jóvenes-adultos vulnerables que iban a la escuela sólo en busca de un diploma, y encima no encontraban motivación. Por el otro, una profesión crítica por la enorme demanda que existe, como la de acompañante terapéutico. Y por último, Idani a pasos del colegio. Estaba todo dado. El director fue a presentarle la idea a la gente del Instituto. Les pareció genial. Entonces se incorporó la materia a la currícula. Ahora, los chicos están realmente muy entusiasmados. Mientras tanto, los directivos bregan para que la cartera educativa provincial les otorgue un reconocimiento al egresar”, subraya.

“Es que los acompañantes terapéuticos hoy se forman en centros educativos privados con un recorrido académico de apenas un año. Aquí son tres años, con encuentros entre los estudiantes y los integrantes del taller protegido, y pasantías en 3º año”, acota Ivana.

Otra historia de directivos y docentes que doblan y triplican esfuerzos para que el paso por la escuela deje marcas (de las buenas), se escribe cerca del Estadio Unico.

JUNTOS A LA PAR

El lunes pasado fue día de fiesta. Los 25 alumnos de la Secundaria 11 que conforman la primera promoción del proyecto y que el año entrante realizarán las pasantías en el taller protegido de Idani, esta vez fueron los anfitriones de los chicos con capacidades diferentes que hace un tiempo los dejaron atónitos con sus producciones.

“Aquella vez, ni bien volvimos del taller, nuestros alumnos comenzaron a decir que había que hacer algo más antes de llegar a las pasantías obligatorias. Propusieron entonces invitarlos al colegio”, narró Ivana Gallego. Hubo juegos, fútbol, vóley, comida compartida. Como rezaba el cartel que hicieron los jóvenes de la Media 11: se construyó igualdad.

“No todos seguirán trabajando de esto, pero todos ya tienen una mirada completamente distinta sobre el otro. Cuando terminaba el día, uno de los chicos de Idani abrazó fuerte a uno de nuestros estudiantes. Eso ya le provocó un terremoto interno. Como a nosotros nos lo provocó el hecho de que una alumna que vive en un hogar y que tiene un trabajo de poca paga, llegó y sacó sandwiches que había preparado con pan y fiambre comprado por ella”, resaltan los docentes.

Ivana y Fernando son profesores de Psicología. Y cuando Educación de la Provincia aprobó incluir Acompañante Terapéutico como materia especializada en la escuela de Tolosa, tuvieron que concursar para estar al frente de la asignatura.

IDA Y VUELTA

Ivana dicta “El rol del acompañante terapéutico” en 1º año, con una carga de 3 horas semanales. Fernando dicta “Modos de intervención”, en 2º y con una carga de 5 horas. En 2017, las primeras pasantías también tendrán una carga de 5 horas a la semana.

“En 1º y 2º damos la teoría. Trabajamos en forma de taller para que las clases sean amenas y participativas. Pasamos películas como disparadores y organizamos charlas con especialistas”, detallan.

Fuertemente comprometidos con la propuesta, Fernando Casale e Ivana Gallego concluyen que “al ver que los chicos con capacidades diferentes hacían cosas impresionantes, nuestros alumnos, muchos muy vulnerables, olvidaron su desgano y cambiaron su estar en la escuela”.