Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Espectáculos |Chema garcia ibarra en el festifreak

Lo fantástico estalla entre la gente rara de Elche

La ciencia ficción choca con lo barrial en la obra que el cineasta español muestra en el festival

Lo fantástico estalla entre la gente rara de Elche

“Protomateria”, uno de los cortometrajes de Chema García Ibarra: una retrospectiva del extraño trabajo del cineasta español se muestra en el Festifreak - captura vimeo

19 de Octubre de 2017 | 03:51
Edición impresa

En la tranquilidad de Elche irrumpe lo extraño: el cineasta español Chema García Ibarra hace irrumpir en su ciudad natal, ahí entre los personajes del barrio y los paisajes de una “ciudad mediana como La Plata”, lo fantástico.

Videoartista, realizador de videoclips y hasta de un programa de bloopers, García Ibarra afirma que “no es importante definirme” aunque explica, para quien nunca se haya encontrado con sus ominosos trabajos en la web, que “hago ciencia ficción doméstica”:

Chema es el eje del foco organizado en el marco del 13º Festival Internacional de Cine Independiente de La Plata, donde esta mezcla de “lo ordinario con lo extraordinario” se revela en “El ataque de los robots de la Nebulosa-5”, “Protopartículas”, “Misterio” y “Uranes”, el premiado cuerpo de trabajo que mostrará por segunda vez el sábado en la Ciudad (a las 18 en el Pasaje Dardo Rocha), filmados con todo lo que tiene a mano en Elche, “con las cosas que están a mi alrededor, literalmente: mi casa, mi familia, mis amigos”. Una elección que responde a su “interés de trabajar con opuestos. Al querer hacer películas en este espacio tan costumbrista y con actores que no son actores, pensé cuál sería la historia más inesperada que podía suceder en ese sitio: claramente, la ciencia ficción, que además durante muchos años fue no solo el género que más me interesó sino el único que más me interesó”.

Las películas del género estuvieron ahí, durante su educación sentimental, aunque, refiere el cineasta de 37 años en diálogo con EL DIA, fueron los libros fantásticos los que más lo formaron, introduciéndolo a “ese sentido de la maravilla: la ciencia ficción tiene mucho poder para generar misterio”.

A medida que los intereses de García Ibarra se diversificaron, ese “misterio del cosmos, y la idea de que el ser humano es por su capacidad mental incapaz de entender los misterios del universo, esa sensación de pequeñez”, quedaron como un “sustrato” que informa todas sus obras en las cuales no actores de Elche presentan “personajes que están como aislados, o yéndose”. Como el protagonista de “El ataque de los robots...”, un joven intenta alertar a su familia sobre la inminente invasión de robots espaciales; o el de “Protomateria”, una astronauta que regresa del espacio solo para percatarse de que ha viajado al pasado y no puede quitarse su traje o se desintegrará. Lo insólito colisiona con lo cotidiano, generando un efecto de humor extrañado (o post-humor) pero en las cuales flota también una melancolía profunda. Un efecto, dice Chema, producto de trabajar con no actores: “Como son de verdad, y los sitios son donde ellos viven son de verdad, se transmite bastante humanidad”.

El realizador cuenta que la decisión de trabajar con los personajes de Elche responde a que buscaba un tono “lo más real posible” donde sucediera algo extraordinario. “Y lo más sencillo para lograrlo era que la persona que estuviera delante de la cámara no estuviese actuando, que no fuese actor: creo que los actores, aunque se esfuercen, aunque entiendan lo que les dices cuando les pides que no actúen, inevitablemente actúan. Actuar es una forma de moverse y hablar concreta, y eso a un actor profesional le cuesta quitárselo”.

Cineasta de espíritu juguetón y algo punk, sus reservas con el “gran cine” no terminan allí: su trabajo se compone de cortometrajes porque “me gusta de los cortos que acaban cuando les da la gana”, en oposición a los largometrajes donde “el mercado indica la duración”. (En el Festifreak presenta “Uranes”, de 60 minutos, pero que no reconoce como su primer largo porque “me sentiría un impostor, tardé dos días en rodarlo, fue más bien un ejercicio” filmado según estrictas normas dictadas por la televisión).

“A mi lo que me mola es que las películas decidan ellas mismas cuando acaban, pero al final un largometraje es como es porque hay una estandarización para vender un número de entradas, es una imposición comercial”, se queja Chema, y afirma que “me gustaría que mi primer largo acabe cuando tenga que acabar. A lo mejor dura 62 minutos, o 47 minutos, algo un poco suicida: pero me gustaría que la película sea un bloque, que no tenga ningún añadido”.

García Ibarra ni siquiera envidia los presupuestos con los que trabajan estas grandes producciones: “En todas mis películas, lo que he querido hacer lo he hecho, a veces hasta me ha sobrado: se ven como yo quiero que se vean”, dice, y agrega que “al estar rodadas en el sitio donde vivo, con la gente que está ahí, son muy baratas, pero por su propia naturaleza, no por necesidad. Veo amigos cineastas que dicen ‘quiero un baño que tenga un espejo de bronce’... es una forma de complicarse la vida. Si la acción transcurre en una casa y yo tengo una casa, pues se rueda en la mía”.

En este sentido, el cineasta reniega de las películas anabolizadas que monopolizan hoy el género que lo apasiona: “En el avión vi “Alien: Covenant”, y me acordaba de la intro de los videojuegos, pensaba ‘cómo ha podido ir todo a peor’”, en referencia a los efectos especiales: donde antes se veía carne, dice, ahora es todo “3D cutre”.

“Estoy desconectado de ese tipo de ciencia ficción, para verla me tengo que subir a un avión... y ni siquiera la vi entera”, cuenta, y confiesa que no irá a ver la secuela de “Blade Runner”: “Ni siquiera la antigua me interesa tanto, me gusta algo pero no me vuelvo loco. Pero en esta veo que será algo estilizado, solemne, música todo el rato, gente muy seria, conversaciones plomo, nada de humor... no me interesa. Me gusta la ciencia ficción más terrenal: menos fuegos artificiales, más ideas”.

Y ese es el cine que García Ibarra dice que seguirá haciendo: promete “cero innovación” entre risas porque “no tengo las herramientas para ser versátil. No tengo formación en cine, apenas sé mover la cámara, no sabría cómo organizar un travelling. Y como no tengo esas herramientas, es probable que todo lo que haga sea como ahora, muy sencillo, todo al mínimo, la cantidad mínima de planos y de cortes”.

Con estos elementos mínimos, sin embargo, el cine de Chema respira vitalidad. Quizás porque “a mi me gusta mucho el cine, la literatura, el arte, pero intento no tenerle demasiado respeto, no perder el espíritu de estar todo el rato jugando. Cuando estás un rato con el cine sin verlo como ‘el Cine’, y piensas ‘vamos a hacer una peliculilla, a divertirnos’, eso genera más confianza con el lenguaje”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

Multimedia

“Protomateria”, uno de los cortometrajes de Chema García Ibarra: una retrospectiva del extraño trabajo del cineasta español se muestra en el Festifreak - captura vimeo

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla