El auge de la cerámica

En los últimos años se viene hablando largo y tendido del nuevo panorama de la cerámica.

Si en algún momento el plástico, en cualquiera de sus derivados, fue tendencia en decoración, la cerámica ha ganado este espacio. Y es que artistas y diseñadores de todo el mundo le están dando aires renovados a esta artesanía, creando piezas excepcionales desde sus pequeños talleres.

Claro que también, y en beneficio de los que no tienen tanto poder adquisitivo, existen las piezas producidas en serie, que no dejan de copiar las tendencias abaratando costos.

La cerámica es casi tan antigua como la historia de la civilización humana. Nació durante el neolítico para suplir la necesidad de almacenar los excedentes agrícolas en recipientes con capacidad de conservación. Proviene del griego keramikos, que significa sustancia quemada, haciendo referencia al proceso de transformación de las materias primas (arcillas) al ser expuestas al calor.

Para trabajar con este material solamente se necesita tierra, agua y fuego. En ese sentido es una materia muy humilde y modesta, es lo más básico que hay, pero permite hacer casi cualquier forma, sin límite.

En los últimos tiempos la cerámica está en auge. Se está revalorizando esta artesanía y los talleres que han superado la crisis de hace unos años están haciendo un esfuerzo por darle un aire nuevo.

La particularidad de esta técnica es que cada pieza es completamente única, si nos referimos a las de mejor calidad y diseño casi exclusivo.

Una de las claves de esta nueva ola es la hibridación con otras disciplinas, una forma distinta de trabajar el material que enriquece el panorama y le da más visibilidad a la cerámica artesana. Antes estaba muy encerrada en sí misma, pero hoy en día tiene una relación estrecha con el diseño o la arquitectura que hace que aparezcan cosas nuevas.

Para muchos diseñadores, la cerámica es una forma de expresión que permite una gran libertad y autonomía.

De las clásicas macetas, tazas y cacharros o los juegos de vajilla, hoy la cerámica amplió su utilidad a artefactos como lámparas, esculturas y figuras decorativas.

Un sin fin de opciones que permiten darle un aire más sofisticado a la ambientación del hogar.