La revisión del Código urbanístico potencia el debate sobre cómo debería crecer la Ciudad

La Ciudad planificada antes de “nacer” tuvo, según el diagnóstico de arquitectos y funcionarios, un crecimiento caótico en las últimas dos décadas. La necesidad de muchos platenses de acceder a la casa propia impulsó loteos “sin planificación” en la periferia y la construcción de viviendas que, al momento de ser ocupadas, desnudaron un sinfín de problemas urbanos: trazas de calles que no resisten la menor lluvia, frecuentes cortes de luz y el trastorno de no contar con servicios de agua corriente, cloacas o gas natural. Para muchos vecinos resolver el problema habitacional se convirtió en vivir “a la buena de Dios”.

En ese marco, la posible revisión del Código de Ordenamiento Urbano (COU), que rige las posibilidades de edificación en la Ciudad, potencia por estos días el debate y un espacio de reflexión entre las autoridades comunales y el Colegio de Arquitectos de la Provincia con la idea de planificar un crecimiento urbano más armonioso.

En la entidad colegiada sostienen que el denominado “Plan Estratégico 2030” y el nuevo código que analiza el Municipio será una oportunidad para generar estrategias de crecimiento hacia el interior del casco y en los barrios. “La Plata tiene la paradoja de haber sido una ciudad planificada que nunca tuvo un plan estratégico pensado para crecer fuera del casco; entonces eso quedó librado a la oferta de los privados que piensan en función del rédito. Hay que bregar por un crecimiento programado en el que intervengan los distintos estamentos sociales, no solo el Municipio y los arquitectos”, resume el arquitecto Rubén Aprea.

En el Colegio provincial coinciden en que tantas cosas se hicieron mal en la Ciudad que en muchos casos sería más fácil hacer de nuevo que remediar: “En las nuevas urbanizaciones no se tuvo en cuenta la composición del suelo, el tejido social, la geografía... y lugares como Parque Sicardi o Villa Castells crecieron como un pueblo chico, como lugares dormitorio, sin servicios, sin conectividad. Como en otras zonas nacieron de loteos especulativos sin plan urbanístico”, apunta el arquitecto Fernando Gianserra, y remarca que la forma improvisada en que se promovió el Procrear “va en contra” de la historia de una ciudad que nació planificada.

En ese contexto, los profesionales opinan que el crecimiento equilibrado de una ciudad no puede quedar librado a un “privado” que invierte en busca de su oportunidad y que el Estado debe generar oportunidades que contemplen las necesidades del tejido social.

De acuerdo a los relevamientos oficiales, en los últimos veinte años, La Plata y su área metropolitana tuvieron un importante movimiento de población hacia la periferia, por fuera del casco urbano consolidado. El sudeste platense, por caso, creció 213% en una década. La ocupación de nuevas superficies -explican- se dio en la frontera entre los ámbitos urbanos y no urbanos; con la expansión de la Ciudad, tierras que se destinaban a explotaciones primarias intensivas presentan ahora otros usos del suelo, propios de un área urbana.

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En el mismo informe comunal se evalúa que “los loteos y la revalorización del suelo desencadenaron una acelerada especulación por parte de los agentes inmobiliarios”. La “mancha urbana”, como se suele decir a la expansión poblacional, también hizo variar los precios de la tierra a lo largo de la última década. Como resultado de ese proceso, apuntan, se expandió la densidad constructiva en el casco urbano bajo la modalidad de edificios de departamentos y en la periferia creció la propiedad horizontal, principalmente en la noroeste, y clubes de campo en las zonas rurales, de muy baja densidad poblacional. Se habla de unos 4 mil habitantes por kilómetro cuadrado.

Para el secretario de Planeamiento y Desarrollo Económico, Gabriel Rouillet el panorama es claro: “La Plata ha crecido sin la debida planificación durante los últimos años; el Estado municipal autorizó el desarrollo de barrios sin servicios en diversos puntos del Partido y generó grandes problemáticas habitacionales. Esas familias hoy no cuentan con los servicios básicos necesarios como agua potable, red cloacal, electricidad, asfalto, entre otras”.

Luego de un estudio y análisis de los patrones de crecimiento, las autoridades consideran que si se mantiene un modelo centro-periferia que concentra las principales zonas de comercio y empleo en sus ubicaciones actuales, “se promueve el aumento de la congestión y caos vehicular; aumenta la segregación socio territorial y la falta de cohesión social”.

Para aclarar este punto, lo que sostienen algunos urbanistas es que la “expansión horizontal” de las ciudades encarece y complica el tránsito, así como la llegada de los servicios básicos. Argumentan que potenciar la densidad poblacional en las zonas céntricas y semi-céntricas contribuye a aliviar el flujo de gente que todos los días recurre al coche para llegar al centro.

Además, el informe municipal advierte que la huella urbana sigue creciendo en longitud para ocupar nuevas áreas agrícolas y zonas inundables, pero deja vacíos urbanos.

OTRO MODELO

El COU fue aprobado en 2010 pero ha sufrido modificaciones y está observado en un 40% por la Provincia -presenta algunas incompatibilidades con la legislación provincial-. En el Municipio quieren revisarlo para que sea un instrumento de gestión de los lineamientos del Plan Estratégico La Plata 2030. El modelo de Ciudad se prevé “compacto y con varios centros”.

Al respecto, arquitectos deslizaron que lo que se estaría evaluando es favorecer en los “subcentros” zonas comerciales con la posibilidad de construcciones con “algunos pisos más” que los actuales.

El intendente Julio Garro ha expresado que “la Ciudad debe crecer de una forma más compacta”. “Hasta ahora -dijo en declaraciones periodísticas- la mancha urbana ha crecido de una forma desorganizada, invadiendo zonas rurales donde, además de afectar a zonas productivas, los vecinos construyen sus casas pero luego no cuentan con los servicios esenciales de agua y cloacas y tampoco con un buena conectividad y transporte público”.

“Otro error -sostuvo- fue no potenciar el crecimiento en altura en localidades como Villa Elvira o Los Hornos (hoy sólo se permite planta baja y piso -ver gráfico-); no hablo de rascacielos pero sí de un concepto de integralidad. Todas las ciudades del mundo crecen hacia arriba porque se concentra mucha gente en un solo lugar. Eso facilita las cosas: el servicio llega una vez a la puerta del edificio y listo. Lo mismo sucede con la recolección”, afirmó tiempo atrás el jefe comunal.

En ese marco, evitar tanto la congestión urbana como la urbanización difusa y dispersa en zonas de cultivo o de reserva ecológica son algunas de las premisas para las autoridades locales y, en ese contexto, se advierte que será necesario trabajar en la regulación del suelo urbano y en el control y seguimiento de la inversión inmobiliaria.

“El desarrollo urbano que ha predominado en nuestro país se ha regido por las pautas del mercado inmobiliario que promueve un continuo proceso de segregación al mismo tiempo que alimenta las expectativas de renta especulativa y, con ello, eleva sistemática y artificialmente los precios del suelo. En este contexto de necesidad, en el último tiempo se incrementaron las tomas de tierra, la informalidad y la desigualdad social y urbana”, se cita en el informe municipal.

La conectividad, otra deuda

Los especialistas también vislumbran problemas de eficiencia y conectividad interna y externa.

Por un lado, parece haber un consenso en la necesidad de “potenciar la densidad media”, sobretodo del casco urbano, donde el distrito cuenta con la mayor cantidad de servicios y recursos ya instalados. Sin embargo, actualmente tiene una densificación menor a la que puede soportar: en relación a la población del casco urbano, los arquitectos consideran que con una planificación adecuada se puede pasar de los 250 mil habitantes actuales a 750 mil; pero además de una readecuación de los espacios públicos y de los edificios, les resulta indispensable pensar en la movilidad, un concepto que, remarcan, excede el transporte público.

“Yo decido si quiero moverme a pie, en patineta, en bicicleta, en micro o en auto; no me transportan, yo decido cómo lo hago. Pero tiene que haber un proyecto que contemple hasta las veredas y bicisendas”, destaca el arquitecto Horacio Morano.

En tanto el arquitecto Julián Brown sostiene que “La Plata es la capital de la Provincia, la conectividad será fundamental porque en unos años el primer puerto de la Argentina será el de acá, no puede pensarse la ciudad a escala barrial”.

En el Colegio de Arquitectos también se impone con fuerza la idea de que la Ciudad debe crecer “para arriba”, pero de manera tal que se fomente una cultura urbana con un código para que el tejido social halle pertenencia con el lugar, una forma de evitar lo que definieron como la “conurbanización” de la Región.

Tres códigos

Arquitectos señalaron que “La Plata tuvo tres códigos urbanísticos”, por lo que conviven construcciones con edificios muy altos que responden al primero; otros del intermedio -más retirados de la línea municipal- y el actual. El objetivo es avanzar hacia un “código morfológico” que estandarice parámetros.

Dos puntos clave

Dos elementos que sin dudas se pondrán en la balanza a la hora de debatir la reforma del COU son la necesaria conservación del patrimonio arquitectónico -por lo general ubicado en la zona a densificar- y la cantidad de viviendas vacías en el casco urbano, que se calcula en alrededor del 19%.