Sufriendo

     ¡Puffff! Cortando clavos. Así terminó Gimnasia. Dentro de su área, con la "manzana rodeada" y hasta Julio Chiarini al lado de Alexis Martín Arias. Así ganó el Lobo su cuarto partido al hilo para acomodarse mejor en la tabla de posiciones pensando en seguir "de Copas" en 2018. ¿Por qué sufrió? Por no tener la pelota. Brahian Alemán no condujo al nivel de las dos fechas anteriores, ni Carrera ni Ibáñez pasan por un buen momento, Faravelli es segunda guitarra (aunque su pase a Mazzola en el gol fue un "bochón") y apenas el ingreso de Lucas Lobos sirvió para intentar manejar los tiempos del partido. 
     Lo mejor de la noche más allá de los tres puntos fue la vuelta al gol de Nicolás Mazzola. El delantero tachó el 2016 de su vida futbolística y gritó tras 15 meses. No hizo un mal partido y el ingreso de Mauro Matos esta vez no fue satisfactorio. Las actuaciones individuales más importantes fueron las de Alexis Martín Arias (¡otra vez!) y Mauricio Romero que pasó de ser "prescindible" a garante defensivo en ausencia de Maximiliano Coronel.
      Ibáñez mano a mano; Carrera, peinando la pelota casi a ras del suelo; Ibáñez de cabeza, solito y afuera; Alemán desde lejos; Lobos, cerquita del palo; Mauricio Romero, en una contra "de costa a costa"...esas ocasiones más el gol de Mazzola dan a pensar en una victoria clara. No lo fue. Incluso, hasta pudo parecer inmerecida porque el juego del equipo no apareció, más parecido a lo no mostrado ante Tigre que a los buenos ratos frente a Quilmes. Sin jugar, todo será más difícil cuando los rivales sedan de otra entidad. Ni hablar de Ponte Preta en Campinhas.
     El viernes que viene frente a Atlético Tucumán tal vez Alfaro decida cuidar jugadores. Mauricio Romero y Lucas Lobos asoman a la cabeza. Ramiro Carrera no jugará por haber llegado a la quinta amarilla acumulada. Pero nada de pensar en un equipo alternativo. Y en Brasil, ante la ausencia de Licht la defensa Gorga-Romero-Guanini-Oreja paga dos pesos y Perdomo al lado de Rinaudo, 0,50. 
     Ahora, el objetivo es Tucumán, pero la Sudamericana se huele, ahí, a la vuelta de la esquina.