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Deportes |LA GENTE DIJO BASTA. EXPLOTÓ EN LA CANCHA DE BANFIELD Y LES APUNTÓ A LOS JUGADORES, QUE SE FUERON SIN HABLAR

Ya son demasiados golpes en muy pocas semanas

Otro clásico perdido, dos eliminaciones increíbles, la ida de Alfaro, la excesiva espera por Soso

Ya son demasiados golpes en muy pocas semanas

Imperiale, como todo Gimnasia, no puede creer el partido que perdió el equipo, el más doloroso en años - Alex Meckert

Por Walter EpiscopoBalance

11 de Junio de 2017 | 04:06
Edición impresa

El hombre que peinaba canas y estaba cercano a los 60 años acompañado de sus tres hijos empezó a bajar los escalones de la cancha de Banfield a las puteadas limpias: “Me gasté más de mil pesos en las entradas para ver esto... No se puede creer, váyanse todos por favor”, gritaba casi afónico.

Adentro de la cancha el equipo tímidamente ensayaba un saludo y se iba del campo mirando el piso. El “váyanse todos...” atronó en la cabecera, mientras el grupo de jugadores del elenco Granate festejaba sin poder creer cómo había ganado el partido.

La palabra más utilizada en las últimas horas en torno a Gimnasia es “vergüenza”. Los hinchas, ayer por redes sociales dejaron en claro que como hinchas sintieron eso de cómo los jugadores defendieron la camiseta que tanto aman ante Defensores de Belgrano de Villa Ramallo.

Por primera vez en mucho tiempo el hincha se cansó y el viernes explotó de bronca al grito de “váyanse todos”

Puertas para adentro, en un vestuario que pareció un velorio, también el sentimiento fue el mismo: “Vergüenza”. Y en esto nada tienen que ver los jugadores del Defe, que hicieron su partido, buscaron llegar a los penales para tener chances, aguantaron las embestidas del Lobo, y embocaron un golazo de otro partido. Nada ilegal por cierto, y encima con un jugador menos en gran parte del segundo tiempo.

La decepción fue total en Gimnasia. Porque después de un primer tiempo malo, en el complemento se dió cuenta que se le empezaba a complicar. Que no ganaría por ser el equipo de Primera División jugando ante otro del Federal “A”. Que ya no alcanza con las individualidades, con las manos de Martín Arias, con el amor propio de Chirola Romero, con el despliegue de Rinaudo. Ya se tocó fondo, por que los más grandes más no dan y están empezando a rifar su idolatría, los más chicos recién asoman y no tienen que dar la cara; y Gustavo Alfaro, que era el culpable de todos los males, ya no está; Pedro Troglio menos; ¿y qué culpa tienen Martini y Messera? Ninguna.

Lo concreto es que el que terminó pagando los platos rotos es Gimnasia. Y, en consecuencia, la gente. Por eso el hincha el viernes por la noche dijo basta. Por que nadie tiene la culpa, pero el que se come todos los garrones, el que pone y pone, es el hincha, que aún cree y seguirá creyendo, porque ese es el ADN del hincha Tripero: creer, sentir y soñar más allá de un resultado. Y más allá de los jugadores de turno.

Pero después de muchos, pero muchos años, volvió a reprobar a los jugadores. Explotó, y no era para menos, se sintió mal. Sintió que habían tocado fondo. Que más no se podía caer. En tan solo semanas, perdió otra vez un clásico, quedó eliminado de la Copa Sudamericana ante un “ganable” Ponte Preta, y ahora de la Copa Argentina contra un desconocido del Federal “A”. Se fue Alfaro y se anunció (con demasiada antelación si no iba a venir a ponerse el buzo y chupar frío en Estancia Chica ahora) a Mariano Soso. En el medio, el interinato de dos Triperos como Martini y Messera que están haciendo lo que pueden, pero no tienen ni un minuto de culpa en todo esto.

Todo, forma un cóctel explosivo, y que detonó el último viernes en Banfield con el “pedido de huevos” y “váyanse todos”. Con la eliminación increíble de la Copa Argentina. Por que el momento es feo. Doloroso, por que algunos jugadores no lo merecen. Otros sí, y seguramente se irán.

Pero quedan tres partidos, nueve puntos, demasiado peligroso para seguir desangrándose. Debe haber una reacción ya, como la hubo en Santa Fe ante Colón. No hay tiempo que perder, y dependerá de los jugadores ahora, que todo esto no sea un tiempo perdido y que tal vez se pueda lamentar el día de mañana.

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