Para los padres, la escuela dejó de ser exigente y libró a las maestras a su suerte

Dicen que ya no es exigente, que aprobar o desaprobar vale lo mismo. Dicen que está divorciada de la sociedad actual, que funciona como hace 50 años frente a problemáticas absolutamente nuevas y complejas. Dicen que está librada a su suerte, que una puede ser totalmente distinta a otra que está a cuatro cuadras, porque depende de los maestros, sobrecargados y mal pagos. Dicen que la violencia social entró en ella, y que los conflictos se resuelven mejor donde hay gabinetes psicopedagógicos, pero que la mayoría no tiene. Dicen que los edificios están “atados con alambre”. Y dicen mucho más. Así y todo, la siguen viendo como el único camino de ascenso social. Así opinan los padres de la escuela.

“Muchos estudios han centrado la mirada sobre los niños o jóvenes que asisten a la escuela, otros en los docentes, pero muy poco se ha estudiado a las familias de quienes son hoy estudiantes de nivel inicial, primario y secundario de la educación pública argentina”, se señala en un fragmento de la introducción al informe “Familias y escuelas en La Plata”, recientemente publicado por el Observatorio de Calidad Educativa de la provincia de Buenos Aires. Sobre la temática este diario consultó a la cartera educativa provincial y se excusaron de opinar “por el momento”.

Los padres perciben que toda la problemática social hoy recae sobre la escuela, la cual responde con la misma estructura y herramientas que hace 50 años

“Cómo son las familias que llevan a sus hijos a las escuelas del distrito, qué esperan de la educación y cómo se vinculan con la institución”, fue el norte de un trabajo de campo que se desarrolló entre octubre de 2016 y junio de este año mediante “8 focus group” de padres y madres, conformados en 5 zonas: norte, sur, este, oeste y casco urbano.

Focus group (grupo focal, en español) es una técnica cualitativa de estudio de las opiniones de un público determinado sobre un tema determinado, utilizada en ciencias sociales. Se basa en el anonimato de los integrantes de los grupos, a fin de que se expresen con total libertad.

aquel colegio, esta realidad

“Quedó muy claro que los padres y madres perciben que toda la problemática social hoy recae sobre la escuela, la cual responde con la misma estructura y herramientas que hace 50 años. Eso provoca un fuerte impacto, que se traduce en conflictos cotidianos”, indicaron los integrantes del Observatorio de Calidad Educativa.

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“Es una escuela pensada para un contexto que ya no existe”, añadieron, y ejemplificaron: “La tarea para el hogar persiste como si hoy, al igual que ayer, al chico o chica que vuelve del colegio lo estuviese esperando su mamá con la comida caliente, para después dedicarse de lleno a ayudarlo con los deberes”.

Ese nuevo contexto es el que condiciona al aula. “Si todos los días estuviesen en el salón de clases, y en un salón en condiciones, la maestra y todos los alumnos, se resolvería, con eso solo, la mitad de los problemas de la educación. Porque los problemas más importantes no están en el aula, sino en el contexto”, concluyeron.

En este punto entra en juego una cuestión crucial. ¿Cómo es ese contexto socioeconómico y sociocultural del que provienen muchos de los alumnos? Saberlo ayuda a comprender problemáticas que se conocen a diario y que se suelen analizar con liviandad.

“El muro que separaba el patio de la escuela de la calle se derrumbó”, dijo a este diario, hace algunos años ya, un sociólogo que trabaja en la facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. El trabajo del Observatorio con los padres ratificó la idea en un cien por ciento.

“La violencia de la calle entró en la escuela. La violencia es una problemática muy significativa para las familias. Padres y madres ven que la escuela ya no es un espacio preservado de esos conflictos. Desde el acoso escolar, los conflictos entre padres y docentes, la inseguridad, las drogas, los embarazos adolescentes, son hoy temas de la escuela para los que no hay respuestas claras o una conciencia significativa. Hay cierta naturalización de la violencia, y en general (los padres) lo atribuyen a las condiciones socioeconómicas, al deterioro de los vínculos de comunicación en las familias, a la marginación de los padres de los hijos con problemas y dificultades de adaptación. Y perciben que la única solución es sacar a los niños de la escuela y buscar otro establecimiento”, se subraya en el estudio.

En otras palabras: a la escuela entran problemas graves, la institución no está preparada para enfrentarlos porque está diseñada para otra sociedad de otros tiempos, las relaciones se deterioran, y “la salida” para muchos es cambiar a su hijo de colegio.

nuevas familias

De acuerdo a datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA) y de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el 26% de los hogares son monoparentales. De ese subtotal, el 72% tiene como jefe de hogar a una mujer (más de la mitad de entre 15 y 29 años) y la capacidad económica del 59% es muy baja (30%) o baja (29%).

El tema social viene de la mano del educativo. La evaluación Aprender arrojó que el 30% de las madres de los estudiantes que están cursando los últimos años de secundaria no terminaron la secundaria o, ni siquiera, la primaria.

La maestra en el aula surge como único referente, y se la considera demandada para responder, sola, a múltiples tareas que exceden las pedagógicas

Específicamente en La Plata, en la franja de quienes tienen entre 20 y 49 años “se registra un alto porcentaje de personas” que no finalizaron la escuela media. Y lo peor es que, de cara al futuro, esa tendencia no se está revirtiendo: el 42% de la población “inactiva” está concentrada en la franja etaria que va de los 15 a los 24 años. Surge la pregunta: ¿en el caso de los más jóvenes es porque están estudiando? No. El 29% de los chicos de 15 a 19 años no terminaron la primaria.

la maestra... y el resto

Un capítulo central del informe del Observatorio de Calidad Educativa dice que “para los padres, la figura del director o directora está desdibujada. (En los focus group) no la nombran o la nombran como una más de las docentes”.

Pero “tampoco emergen figuras complementarias o equipos. Los padres ven a los docentes solos, enfrentando todos los problemas y en muchos casos sin herramientas para hallar soluciones”.

Otro aspecto que surge es la dificultad de los propios padres por conocer su rol. Muchos observan que ya no están capacitados para ayudar a sus hijos.

Piden a los docentes que “generen respeto” pues ven en la pérdida del respeto al maestro uno de los principales problemas (ver más adelante).

Y hay una exigencia fuerte por una escuela que “salga del aula”. “Sólo ofrece educación física, poco tiempo y en espacios inadecuados”, dicen y piden deporte y arte. Asimismo, en secundaria valoran Construcción de la Ciudadanía, porque allí los chicos “se enganchan ya que problematizan las cosas que los preocupan”. Hablan de que se necesitan “estrategias de enseñanza atractivas y convocantes”.

¿Y el conflicto docente? “Acuerdan que maestros y profesores deben ganar más y trabajar en mejores condiciones, pero consideran que los representantes gremiales deben ocuparse de ello mientras se dictan clases”.

convivencia en jaque

Los gabinetes psicopedagógicos (hoy denominados equipos de orientación escolar) son muy valorados por los padres, al punto que afirman que “las escuelas que los tienen resuelven las nuevas problemáticas que deben afrontar de manera seria y profesional y cuentan con su acompañamiento”.

Afirman sin rodeos que “los problemas de conducta se generan en las casas” y que “son los padres los primeros responsables de que un niño sea violento o tenga mala conducta en la escuela”.

“La resolución de los conflictos pareciera estar muy condicionada a las capacidades y experiencia de los docentes. Porque la institución no suele reconocer la gravedad del problema: hay una suerte de naturalización de la violencia. Antes, las normas disciplinarias eran más expeditivas”, refleja el estudio. Y del edificio escolar salta a la calle.

“Las familias están muy preocupadas por la violencia fuera de los establecimientos, por la inseguridad en las inmediaciones, los reiterados casos de robos y los ataques vandálicos. La escuela pareciera estar librada a su suerte en un marco de creciente inseguridad”, se remarca.

la mayor perdida

En las conclusiones del estudio, en el capítulo “relación familia-escuela”, se destaca que el respeto a la autoridad del docente “parece ser la preocupación más grande respecto de lo que se ha perdido en los últimos años, ya que está asociada tanto a los problemas de convivencia como a la calidad educativa”.

“Este punto se reitera en todos los focus group. Esa pérdida de autoridad hace que los padres perciban a la escuela como una institución sin rumbo”. Para reflexionar. Y mucho.

“Aparece un nuevo actor en esta relación (familia-escuela): el grupo de WhatsApp, con el cual no sólo se comunican los alumnos entre ellos, sino con sus preceptores, y los padres entre sí. La comunicación institucional con los padres en muchos casos se pierde, y van dejando de utilizarse medios convencionales como el cuaderno de comunicaciones (ni hablar de las relaciones interpersonales). A su vez, estos grupos suelen ocasionar situaciones de violencia verbal entre padres”, apuntaron en todos los casos.

He aquí una crítica para que recoja el guante cada institución educativa: los padres no reconocen que haya protocolos claros respecto de la relación entre ellos y los docentes. La comunicación (las estrategias tradicionales como el cuaderno de comunicaciones o las nuevas como las páginas de facebook) no logran construir un vínculo más cercano y claro en la comunidad educativa. Igualmente se reitera en muchos de los grupos que “todo depende de la buena voluntad de los docentes y de los padres que se comprometen con la educación de sus hijos”.

Otro aspecto es el del rol de los padres con sus hijos. Hay una percepción muy extendida de que se han perdido normas de conducta. Pautas y criterios aprendidos por los niños en la casa, que deberían luego verse reflejados en la escuela.

Padres permisivos, contradictorios, conflictivos, muy demandantes con los docentes y la escuela, con dificultad para establecer vínculos responsables.

estado lejano

“Mis hijas van a la misma escuela estatal y tienen aulas de dimensiones muy pequeñas. Hay alumnos hasta las puertas. Y creo que no está muy regulado el número de chicos en las aulas. Yo me indigné porque hay 37 para una sola maestra”. El testimonio crudo de una madre refleja una preocupación que no distingue, en líneas generales, entre lo que expresan padres de escuelas públicas y privadas, como es el tamaño de los salones de clase y la cantidad de estudiantes en cada uno.

Aparte, los edificios públicos “están atados con alambre o se les cae la mampostería”, apuntó otra mujer.

“Las escuelas están muy deterioradas desde el punto de vista edilicio. Y las familias sienten que el Estado está muy lejos y que abandona a los colegios a su suerte. La mayor parte de las familias ven a las cooperadoras como herramientas eficaces para mejorar las condiciones de trabajo de docentes y alumnos, pero admiten que han perdido protagonismo”, cierra el capítulo de infraestructura.