Aires escandinavos

Hay una nueva tendencia que está ganando espacio en las calles de mano de las redes sociales y sus más famosas posteras internacionales.

Se trata de la moda nórdica, que revolucionó todo porque se diferencia del resto. El “scandi style”, como se lo conoce, no es presuntuoso, busca la funcionalidad ante todo y apuesta a destacar la individualidad, no la moda. Como no pretende llamar la atención, es, paradójicamente, el estilo más codiciado, audaz y novedoso.

Lo que más vende de esta tendencia que no es tendencia es que el “scandi style” es cero extravagante. Sus creadoras encontraron un equilibrio justo entre lo andrógino y lo femenino. Es de muy bajo perfil, pero igual logra atraer la mirada. En el look domina el aire despreocupado, über (en alemán, “lo más”) cool.

Todo parte de la practicidad, pero no por eso aburrido. El estilo escandinavo siempre encuentra algo levemente excéntrico que lo hace original, contemporáneo y distinto. Las colecciones de diseñadores como Freya Dalsjø, Greta Gram o Han Kjøbenhavn son perfectos ejemplos de esto: su ropa es sinónimo de bienestar y artesanía, un desafío a los materiales y las formas.

Sólido, simple, funcional y equilibradamente perfecto. Cuatro conceptos que definen el diseño escandinavo y que se trasladaron a la moda.

las referentes

Algunas de las chicas que más influencia tienen en las redes por tener “más onda del momento” son de los países nórdicos. Sus cuentas de Instagram son la última referencia de la moda del invierno, un manual de estilo para ser über cool aun con bajas temperaturas.

Proponen un estilo moderno con algún factor sorpresa, una paleta neutra, en la que predominan el blanco, el gris y el negro, y marcas como Mads Nørgaard, Acne, And Other Stories, House of Dagmar y Wood Wood. Pero, mucho más allá de las etiquetas que usen, las caracteriza ese aire osado, alejado del sensacionalismo y, sobre todo, propio. Algunas de ellas son: Sara Strand, Caroline Blomst, Carolina Engman, Louise Amelie y Trine Kjaer.

la razon del exito

Se lo analice como se lo analice, lo cierto es que el look nórdico tiene una personalidad propia tajantemente definida. Tal vez porque no es solo un estilo sino toda una actitud, natural no forzada, en la que nada pasa realmente de moda porque nunca nada fue dependiente de ella para empezar.

La expresión sueca “alla skönhet”, que se puede traducir como “belleza para todos”, está en el corazón del diseño de indumentaria escandinavo con su idea democrática de encanto y bienestar. Es un diseño racional que se expresa de forma orgánica y proporcionada.

Hay otro factor que influencia la naturaleza del estilo escandinavo: el clima. Los crudos y largos inviernos con escasas horas de sol obligan a los nórdicos a volverse puertas adentro. La palabra danesa hygge, que fue la Palabra del Año 2016 para el Diccionario Oxford, expresa un concepto que mezcla la calidez con la comodidad y se aplica tanto a la decoración como a la ropa que contagia esa sensación de bienestar. Para decirlo de otra manera, hygge es todo aquello que exalta el disfrute y las sensaciones. Un baño caliente, un buen suéter suavecito para salir al frío, una comida casera. Fomenta el amor por la simplicidad en rechazo al lujo y al consumismo y un nuevo enfoque en las relaciones (con las personas y con las prendas) que realmente nos hacen felices.

Surgido en los años 30, el diseño escandinavo fue desde temprano una expresión de modernismo. La simplificación de las formas fue el principio regente de un estilo que se pone al servicio de la vida de todos los días. Tanto en diseño industrial como de interiores, los escandinavos valoran los materiales autóctonos y una estética funcional, durable y no ostentosa. Un diseño para todos que contagia felicidad.