Los riesgos del clima, con un creciente impacto en la vida de todos los días

Seis meses hace que los campos de la zona sur de Henderson soportan una inundación que parece no tener fin. Cuando hace su balance personal de ese lapso, Pablo Ginestet, productor y dirigente rural del distrito, enumera una larga lista de pérdidas: “el 35% de la soja, un porcentaje similar del maíz y todo el trigo que no se pudo sembrar, porque la época de siembra ya pasó y los campos siguen anegados”.

En Henderson, cuenta Ginestet, llovió en lo que va del año el doble de lo que llueve habitualmente. Lo mismo vale para otros partidos cercanos, como Trenque Lauquen o Bolívar. Eso no sólo repercute en lo perdido, sino en el futuro inmediato, después de que en los últimos días arreciaran nuevamente las lluvias. Los campos siguen anegados, como los caminos vecinales. Muchos ganaderos trasladan su hacienda a terrenos más altos alquilados o a feedlots de la zona. Los agricultores postergan decisiones en materia de innovación de maquinaria e instalaciones. Y se nota un flujo de trabajadores rurales que viven en campos anegados, hacia los cascos urbanos, donde cambian el trabajo rural de toda una vida por la inestabilidad de las changas.

La historia de Ginestet y de tantos productores del centro-oeste bonaerense aparece hoy fuertemente afectada y condicionada a futuro por un clima que en la última semana volvió a ser protagonista por muchas razones: una de ellas, el fugaz diluvio que azotó a La Plata el martes por la mañana, quince milímetros de precipitaciones en cinco minutos que provocaron anegamientos, voladuras de techos, caída de árboles y falta de luz en muchos barrios. Y reeditó una preocupación justificada en una ciudad donde, en lo que va del año, ya hubo una semana con volúmenes de lluvia abrumadores -la primera de 2017- y un ciclón extra tropical a principios de febrero. Una ciudad en la que pesa todavía el impacto de la inundación del 2013.

Mientras otras lluvias agravaban la situación en los distritos inundados en el interior bonaerense, el servicio Meteorológico Nacional anunciaba otro récord marcado por el clima de la Región: el presente invierno ya es el más cálido de la historia y el dato se enmarca en una tendencia consolidada en los últimos años a que los inviernos registren temperaturas más altas .

Por si esto fuera poco, desde Estados Unidos llegaban las imágenes de los daños provocados por el huracán Harvey, que hasta ayer había dejado el saldo de 50 muertos, y el alarmante anuncio de los climatólogos que, a partir de este suceso, indicaron que el aumento de la altura y la temperatura de los mares harán que en el futuro los huracanes y tormentas tropicales sean cada vez más frecuentes y más intensos. Científicos de ese país no dudaron en anunciar el advenimiento de una época de “supertormentas” para el país del norte.

Por otra parte, y en la misma semana, el Papa Francisco junto al patriarca ortodoxo de Constantinopla, hicieron un llamamiento conjunto dirigido a quienes ocupan puestos de responsabilidad en todo el mundo para que den ”una respuesta concordada y colectiva” ante la destrucción del medio ambiente y el cambio climático.

el peso del calentamiento global

Puestos a analizar estos fenómenos, la primera pregunta que llega a los especialistas es hasta qué punto todos estos fenómenos están vinculados al calentamiento global.

En ese sentido, la respuesta indica que, en algunos casos el cambio climático es responsable directo de los fenómenos, mientras en otros lo que hace es potenciar y hacer más destructivos fenómenos que de todas maneras hubieran sucedido, con o sin cambio en el clima.

Pero también hay fenómenos climáticos en los que no se puede hacer una atribución directa al calentamiento global o que no existe certeza de que esa relación exista. Son aquellos que obedecen a la variabilidad climática natural y que, con o sin cambio climático, sucederían igual.

otras vulnerabilidades

Sobre éstos, apuntan los expertos, pesan -no obstante- otras vulnerabilidades relacionadas con la forma de vida actual.

Por ejemplo, el crecimiento desordenado de las ciudades, con un creciente número de habitantes en las planicies de inundación que antes no estaban ocupadas, el crecimiento de la generación de basura y la falta general de planificación urbana, problemas presentes en ciudades de todo el mundo.

Esta alternancia de los dos factores (variabilidad natural del clima y cambio climático) se da en el marco de una situación dinámica, que tiende a cambiar para darle, progresivamente, mayor peso al cambio climático.

O como dice Mauricio Saldivar, coordinador de la Agencia Climatológica de la comuna local: “hoy la explicación de muchos de estos fenómenos es la variabilidad natural del clima y en menor medida se demuestra una conexión con el cambio climático. Pero en el futuro esta tendencia se va a ir revirtiendo”.

Así, se espera que no sólo se demuestre con mayor frecuencia una conexión entre fenómenos de este tipo con el calentamiento global, sino también que éste último haga que los fenómenos sean cada vez más intensos y frecuentes.

La existencia de los otros factores de vulnerabilidad antes mencionados: ciudades sin planificación, exceso de basura, poblaciones asentadas en planicies inundables, se suman para generar un escenario en el que aparecen como necesarios los cambios.

En este sentido, entre las propuestas manejadas por los especialistas se cuentan la de convertir a las ciudades en resilientes, una idea de la que participan numerosas ciudades incluida La Plata.

Los cambios en los hábitos vecinales, el mejoramiento de la infraestructura y la implantación de sistema de alerta temprana y des respuesta forman parte de las transformaciones necesarias mencionadas en una ciudad - y en el mundo - en el que los riesgos del clima prometen estar cada vez más presentes en la vida de todos los días.