Murillo es el reflejo de un mercado de pases complicado para Estudiantes

Que el actual no fue el mercado de pases imaginado por la dirigencia no quedan dudas. Mucho ruido y pocas nueces... o pocas nueces y demasiado ruido.

Estudiantes cerró 2017 con la idea de reforzar su plantel. Se habló de un jugador por línea y jerarquía de mitad de cancha para adelante. Se escucharon mil nombres como posibles incorporaciones, siempre con los pies sobre la tierra atendiendo a la coyuntura económica. Pero hasta ahora no llegaron nombres que desvelen al hincha.

Primero arribó Gastón Giménez, un volante central con buen físico y prolijo manejo de pelota. Es un refuerzo ciento por ciento Lucas Bernardi. Lo pidió casi al momento de llegar y por él fueron los dirigentes cuando se abrió el mercado. Costó un poco acercarlo, pero finalmente lograron comprarle parte de su ficha a Godoy Cruz.

Antes y después hubo búsqueda de delanteros. Lucas Albertengo, Mauricio Tevez, Javier Correa, Jonatan Cristaldo, Leandro Fernández, Andrés Chávez y otros más. Se habló con todos, pero un mismo motivo impidió que el destino tuviera luz verdad: la falta de dinero.

Esta fue una constante. Si bien la dirigencia cree en la necesidad de aportarle jerarquía al plantel para realizar una buena copa Libertadores, el objetivo principal es terminar el estadio en 57 y 1.

“Esta demora llegó en un momento inoportuno desde lo institucional, por eso el fútbol tuvo que poner el freno de mano en este mercado de pases”, contó ayer un allegado a la dirigencia, reconociendo que la necesidad de terminar la cancha pudo más que la renovación, más allá que un poco sorprenda la poca capacidad financiera de Estudiantes que en los últimos años fue uno de los clubes que más jugadores transfirió al mercado europeo.

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Dos refuerzos, un gran problema

A comienzos de la semana, para sorpresa de muchos, llegaron el volante colombiano Andrés “Manga” Escobar y el extremo izquierdo ecuatoriano Jacob Murillo.

El primero, de 26 años, llegó en condición de libre procedente de Vasco da Gama de Brasil. Todavía no firmó contrato porque existen diferencias económicas. Lo podría hacer en la jornada de hoy.

El otro es el que despertó demasiada polémica: vino luego de jugar un año en Delfín de Ecuador, pero su pase todavía pertenecería a Sudamérica de Uruguay. El problema es que a City Bell arribó con un papel que indicaba que era jugador libre.

Este diario ya publicó que la situación iba a terminar en FIFA. Y así será. Ayer por la mañana por primera vez el Club Estudiantes lo anunció como refuerzo a través de sus redes sociales y en el sitio oficial. “El jugador fue incorporado a préstamo por 18 meses con opción de compra. Llega en condición de libre”, lo presentaron, pero unas horas más tarde aclararon que no existe la opción de compra. Claro, es jugador libre

En Estudiantes aseguran que el futbolista y su representante tienen un documento que muestra la ruptura de contrato con Sudamérica. Para los abogados del Club, “el jugador llega libre”.

Pero en Uruguay saltaron de bronca. Días atrás el presidente de Sudamérica Miguel Giménez avisó en La Redonda que el jugador tiene contrato con hasta junio de 2019. Y ayer el titular de la SA que preside el Club fue más allá: dijo que papel fue adulterado y que peritos caligráficos trabajarán para demostrar que es apócrifo.

El Pincha sufrió más de lo normal en este mercado de pases, apremiado por otras necesidades. Y el caso Murillo es el mejor ejemplo que a veces lo barato sale caro.

A pesar de todos los problemas surgidos en el Pincha creen que hoy podría ser presentado