Internet, la inseguridad y los miedos al fraude

Por MARCOS DAVID

La mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos han comprado cosas a través de la red sea por una PC o por un móvil, pero el 64 por ciento expresó que sigue prefiriendo ir personalmente a una tienda física a comprar que frente a un monitor.

Una encuesta llevada a cabo en 41.000 hogares de los EE UU dio resultados que no pueden ignorarse. El 28 por ciento no tenía ningún tipo de confianza en la habilidad del gobierno a la hora de proteger sus datos y sólo el 12 por ciento los creía capaces. En las empresas privadas los números tampoco muestran mucha mejora: 24 por ciento no los creía capaces y tan sólo el 9 por ciento sí pensaba que podían cuidar sus datos.

El 50 por ciento de los encuestados dijo haber optado por cambiar sus hábitos en el mundo digital como dejar de publicar en redes sociales, comentar en foros públicos y hasta han dejado de comprar online.

El 41 por ciento de los encuestados dijo haber tenido cargos fraudulentos en sus tarjetas de crédito

Estos datos surgen de encuestas llevadas adelante en mayo del 2016 por la Secretaría Nacional de Telecomunicaciones e Información dentro del Ministerio de Comercio de los Estados Unidos.

LE PUEDE INTERESAR

Banderas en homenaje a los submarinistas del San Juan

LE PUEDE INTERESAR

Se quemaron 18 carpas de un balneario

Casi el 20 por ciento de los encuestados había sufrido personalmente algún tipo de fraude de identidad, robo de cuenta o algún problema similar en el último año. Un total de 45 por ciento dijo que sus miedos acerca de la privacidad y seguridad digital les había afectado el comportamiento usual cuando se conectaban. Un número similar de personas confesó haber sufrido algún tipo de robo virtual de información.

A todo eso hay que sumarle además la posibilidad del robo de identidad, cuentas falsas de personas que no son quienes dicen ser, la posibilidad de comprar mercadería trucha o de menor calidad que la esperada y el robo de los datos de las tarjetas de crédito.

De la encuesta surgen datos escalofriantes. El 41 por ciento dijo haber tenido cargos fraudulentos en sus tarjetas de crédito. El 35 por ciento había recibido aviso de números sensitivos (como el número de la cuenta bancaria) había sido comprometido. Al 16 por ciento le habían ingresado a su cuenta de mail, y el 13 por ciento había perdido el control de una de sus cuentas en las redes sociales. Finalmente el 14 por ciento dijo que alguien había intentado sacar préstamos o tarjetas de crédito en su nombre.

La confianza en Internet es un bien realmente escaso. No sólo por las noticias falsas (fake news) que circulan libremente, como el vínculo entre las vacunas y el autismo o la teoría sobre la tierra plana, por nombrar algunos de los disparates, sino además hay que afrontar falsos médicos vendiendo caramelos por medicina, viudas africanas con millones de dólares para distribuir, comentarios anónimos haciendo denuncias incomprobables en las redes y los espacios para comentarios de los medios de comunicación. El uso y abuso con finalidades políticas conspirativas como la intromisión rusa con falsas informaciones en las campañas electorales de Estados Unidos, Inglaterra y Cataluña es otro ejemplo que explica la falta de credibilidad pública en los mensajes propagados.

Tal vez por eso a fines de 2016, la institución a cargo del diccionario Oxford de Inglés, declaró la palabra “Post-Verdad,” como la palabra del año. Definiendo la post-verdad como “circunstancias en las que hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que lo que lo hacen los llamamientos a emociones y creencias personales”.

Desde su inicio, Internet no fue creada pensando en problemas de seguridad o las miles de formas de abuso que hoy existen. Vinton Cerf, uno de los inventores del sistema de los Protocolos de Internet (el famoso número I.P. mediante el cual funciona la web tal y como la conocemos), dijo: “No nos concentramos en cómo se iba a poder abusar del sistema intencionalmente. Hoy se podría argumentar que deberíamos haberlo hecho…”.

Jane Abbate, autora del libro “Inventando la Internet,” sostuvo: “Ellos pensaron que estaban creando un aula, y resultó que se usa como un banco”. Y agregó que la seguridad en Internet, donde millones de personas manejan datos sensibles como si fuese un edificio seguro y resistente, tiene tan sólo la seguridad de un aula de cualquier colegio.

ROBO DE INFORMACION

En junio de 2013 explotó el caso Snowden y confirmó lo que muchos temían: Gran Hermano vigila ya que se demostró que el gobierno de los Estados Unidos espiaba a los ciudadanos de ese país. Pero otro aspecto tal vez no tan observado sobre este caso es que un solo individuo con un aparato algo más grande que una moneda hizo trastabillar a muchos políticos, y gobiernos. Lo mismo ocurrió con los Panama Paper. La seguridad y la privacidad hoy en el mundo virtual son dos falacias.

En el sector privado la cosa no mejora. Este año la empresa Equifax sufrió un hackeo que terminó con la publicación de información privada de casi 11 millones de norteamericanos. Luego se supo que esto pudo hacerse gracias a que quienes manejaban su subsidiaria argentina, Veraz, utilizaban para ingresar al servidor el usuario y la clave “Admin” en ambos casos. En el top ten de usuarios y claves que no se deben usar, “Admin” está en las primeras posiciones. Demás está decir que tampoco es sensato tener el mismo usuario que clave.

No fue éste el único caso de robo de información por medio del hackeo. En los últimos años, HBO fue víctima en varias oportunidades del robo de información y capítulos de series. También la cadena de supermercados Target, Sony, Yahoo, el comité del partido Demócrata y el mismo gobierno de los EE UU fueron atacados. Los últimos, según testimonios del FBI y la CIA en el Congreso de ese país, fue por nada más y nada menos que Rusia.

Hackers rusos no sólo atacaron servidores del gobierno de Estados Unidos sino que además había toda una estructura armada para crear noticias falsas e influenciar en las elecciones a presidente en las que Trump fue electo.

Un individuo con un aparato más grande que una moneda hizo trastabillar a políticos y gobiernos

Toda acción que un usuario haga en el mundo virtual -desde el registro en redes sociales o la navegación, a ingresar la tarjeta de crédito para hacer una compra- va creando huellas o data, que se va guardando de cada individuo por las mismas empresas, o los gobiernos u otras organizaciones. Y cuando se colecta data, se crea la posibilidad del robo o su abuso.

El futuro para las personas y las empresas en este mundo nuevo puede ser visto de manera optimista sólo si los actores comienzan a tratar la inseguridad y la desconfianza con todos los instrumentos necesarios. Pero resulta difícil pensar en mecanismos para evitar estafas, fraudes y la diseminación de noticias falsas ya que la red permite el anonimato. El pronóstico no parece alentador para el frágil ecosistema virtual. Internet dista de ser ese lugar idílico de intercambio de información con el que inicialmente se había soñado, pero a pesar de todo esto las previsiones apuntan a que algunos usos de la red seguirán creciendo.