El platense que se convirtió en monje budista: su historia

Lisandro Rosatti decidió dejar atrás su vida en La Plata y se fue por el mundo. Lo que nunca imaginó en ese momento era que, años después, se convertiría en monje budista y viviría una vida totalmente alejada de lo material, cerca de lo espiritual y con un nuevo nombre: Venerable Suppabuddho.

“En Nueva Zelanda tuve mi primer contacto con la meditación pero fue en Tailandia, en 2011, cuando decidí parar el viaje hacia el exterior e ir a la sencillez y al silencio de la simpleza para vivir las emociones desde otro lugar”, contó en la charla con este medio en el ciclo #PlatensesPorElMundo desde Birmania, el país del sudeste asiático que hoy lo tiene como residente.

“El monje es una persona que decide renunciar a la vida material y la vorágine del mundo. Es un camino individual y colectivo a la vez. Renunciamos a las ganancias, no usamos plata y sólo tenemos cuatro cosas que nos entregan: la ropa, la comida, la medicina y un refugio”, relató y entre otros requisitos que tienen es el pelo rapado.

Su día comienza a las 4 de la mañana, con una meditación individual. Luego el trabajo se divide: mientras que un grupo sale a recorrer las calles del lugar en donde esté, otro permanece dentro del monasterio atendiendo a quienes se acercan con sus problemas e inquietudes.

“Todas las ofrendas son para nuestras dos comidas diarias, que generalmente son el desayuno y el almuerzo. Nada queda para el otro día”, contó y reveló que hay personas que van al monasterio para recibir su comida.

¿Qué es la meditación para los budistas? Él mismo lo explicó así: “Es poder observar las cosas de otra manera. Es la base de la concentración y atención plena de las cosas. Cuando vivimos nuestras vidas estamos en un flujo eléctrico e inestable. No podemos parar la moto. Con la meditación logramos parar y eso requiere la quietud y la atención total”.

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“Cuando viene un pensamiento lo observamos sin involucramos en él. Todos los objetos ingresan por los oídos, la boca, la nariz y los ojos. Y los pensamientos por la mente. Con la meditación logramos analizarlos como si fuese un rompecabezas, como desarmar un auto y no verle la forma real, es como ver algo en un microscopio”, siguió su explicación de la meditación, que le permite ver cada componente, su origen y el fin.

Cuando se convirtió en monje tuvo que dejar atrás su nombre de nacimiento. “Básicamente, cuando un monje se ordena, es tradición recibir un nuevo nombre como forma de un nuevo nacimiento, uno espiritual y con un propósito mas noble”.

“No fue difícil hacerlo porque todo se basa en la intención y poder liberarse del sufrimiento humano. El nombre pasa a segundo plano. El despertar o la iluminación se encuentra en la renuncia y no en las adquisiciones”, destacó Venerable Suppabuddho.

Es tan fuerte su presencia en aquel país que nadie puede tocarlo. Ni siquiera su madre, Mercedes Soñora, que hace tres años fue a visitarlo. Cuando lo vio en el aeropuerto quiso perderse en un abrazo, pero no la dejaron. Recién cuando estuvieron a solas en un hotel pudo darle el beso que tenía preparado desde hacía una década. “Lo que no podemos es tener contacto con el sexo opuesto, ese fue el inconveniente”.

Dijo que esta elección puede ser para toda la vida, pero que nadie le impide volver a la vida laica. “Nadie me tiene prisionero, puedo viajar a donde quisiese, el problema es que ahora no tengo dinero”, bromeó.

UNA DÉCADA PARA CONVERTIRSE EN MONJE

Su primera escala fue Nueva Zelanda. Allá fue convocado para participar de unos trabajos vinculados a la cosecha del kiwi. Y comenzó a estudiar profesorado de inglés.

Allí decidió que quería conocer el sudeste asiático. Y fue en la India conde empezó a profundizar en el budismo. Lo atrapó tanto que no dudó en volver y radicarse en Vietnam.

Fue en ese país donde se internó en un monasterio para avanzar. Estuvo más de un año allí. Tuvo viajes a Nepal, China y el Tíbet, siempre con la meditación como bandera.

“También viví unos años en Holanda. Supongo que el siguiente destino de mi viaje será en Europa, donde hay mucho por hacer”, reveló en otro tramo de la entrevista.

FUTBOLERO Y AMANTE DE LOS DEPORTES EXTREMOS

En La Plata se crió en barrio Hipódromo, donde hizo sus armas como futbolista en el club Ateneo Popular. “Era un fuerte primer marcador central, andaba bien pero luego aprovechó su altura y se fue a jugar al básquet”, contó uno de sus entrenadores.

Se graduó de técnico electrónico en la ENET 4 de Tolosa y comenzó sus estudios en la Universidad Tecnológica. Se recibió de ingeniero industrial. Con el título bajo el brazo se fue a probar suerte a Nueva Zelanda. "En principio era un año, pero me quedé un poco más".  

Su papá Raúl siempre lo apoyó y fue su compinche a la hora de llevarlo ala cancha, junto a su hermano Facundo, otro deportista que un día dejó su lugar en la PreNovena del Pincha para profundizar sus conocimiento como asistente de árbitro en la escuela de Jorge Vigliano. Hoy es guardavidas en una exclusiva playa de Palma de Mallorca.

Otra de sus pasiones es Estudiantes. Tanto él como su familia son fanáticos y aquí sus amigos recuerdan las cábalas que tenían cuando siguieron la campaña del Pincha en 2006. Y también cuando se apareció por Dubai, en tiempos que se encontraba radicado en Nueva Zelanda. “Ahora no estoy tan al día con la actividad del club, claro que sigo siendo hincha pero ya no lo vivo de la misma manera que antes que era más pasional”.