Las pizzas de la alegría y la fortuna en un tacho de basura

Bastó que se dieran un par de esos resultados esperados por algunos y soñados por otros, como que Platense le ganara a Boca en la Bombonera o Atlanta pusiera de rodillas a River en el Monumental, para que se esfumara esa creencia de mesa de café que circulaba en la previa del histórico anuncio del nacimiento del Prode. Se decía que en un país tan pero tan futbolero, ganarlo sería tan común y corriente que los premios se repartirían por miles de apostadores hasta convertirse en monedas. Pero no fue así. Y aunque un cuarto de siglo después sería dado de baja, hasta un breve e intrascendente retorno en el 2000, el juego de los Pronósticos Deportivos sigue en la memoria y el folcklore nacional.

Impulsado por los dictadores que controlaban el país en 1972, la primera jugada fue el 5 de noviembre de ese año. En La Plata, la cola para recibir apuestas en la por entonces única agencia habilitada, se desparramaba por la calle 50 hacia 8, doblaba hacia 51 y terminaba rodeando la manzana pasando por la puerta del Bar El Parlamento.

MUZZARELLA CALIENTE

Acaso su capítulo con más rating fue el caso del paraguayo Ramón Mercedes Negrette y su por entonces pareja, Fabiana López. El hombre cobró una fortuna, abandonó a la mujer y se hizo estanciero en su Paraguay natal. Como respuesta a la indignación popular que generó la actitud de Negrette, a ella, a Fabiana López, le dieron breves trabajos en televisión, entre ellos como mucama en Los Campanelli.

En La Plata el Prode también tuvo lo suyo. Episodios que los platenses comentaron durante meses y que dieron lugar a una y mil historias.

El más escandaloso, en el que podría decirse que la Justicia amagó pero no terminó de pegar, fue el caso de Las Pizzas de la Suerte o “Las Pizzas de la Alegría”, como a más de 30 años recuerda un conocedor del tema que accedió a contar algunos detalles.

El caso de las Pizzas de la Alegría ocurrió hacia 1987 y puede decirse que fue primo hermano de otro escándalo platense: el del 028, la jugada en que casi hizo saltar la banca de la Lotería Bonaerense a partir de un ardid para que saliera ese número. Formalmente fueron acusados tres menores de edad, “niños cantores” pero siempre quedó claro que detrás de ellos hubo gente mayor que salió impune. Y millonaria. Pero a ese antecedente se suma otro: el Alfiler del Jubilado. A poco de andar el Prode, un hombre se presentó a cobrar una tarjeta ganadora con los 13 puntos necesarios. Pero la tarjeta perfoverificada no figuraba en el sistema. No fue difícil descubrir que el hombre, en su desesperación por haberle faltado un resultado, perforó la tarjeta con un alfiler en el casillero de la apuesta faltante. El escándalo se hizo mediático y el imputado conmovió por su historia de vida: la de un jubilado que hacía malabares para llegar a fin de mes. El entonces ministro de Acción Social, el marino Francisco “Paco” Manrique “evitó” el procesamiento del jubilado por su intento de estafa al fisco y le regaló 50 mil pesos de aquel entonces.

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EL JUEZ

En tiempos en que sin redes sociales que pusieran en peligro ciertas confidencialidades, para la política y la Justicia era más fácil tapar que mostrar y por eso el caso de las “Pizzas de la Suerte” quedó en escasas conclusiones que a cuenta gotas dejaría trascender el entonces juez penal Horacio Daniel Piombo y detectives del área de Delitos Económicos de la policía provincial, un organismo que en aquellos años metía presos a los prestamistas usureros, entre otras acciones que le eran de competencia.

La investigación se centró en quienes trabajaban en el Servicio de Procesamiento Electrónico de Datos, SPED, un salón lleno de enormes computadoras y aparatos que aturdían, que habían dispuesto en un sótano del ministerio de Economía, al que se accedía por la puerta de 45 entre 6 y 7. Testigos de entonces coinciden en que el lugar era poco grato y el trabajo, pesadísimo. Pero la paga en horas complementarias era tan buena que entre el personal corría la voz de que ser convocado al SPED era, al fin y al cabo, una suerte de premio.

LA NOCHE DEL DOMINGO

En ese sótano se procesaban todas las tarjetas perfoverificadas correspondientes a la jugada del Prode. El trabajo empezaba el domingo temprano cuando no se sabían los resultados de los partidos que, en su mayoría, se jugaban el mismo domingo y a la misma hora con excepción de un partido de viernes y tres del fútbol de ascenso, que era los sábados.

Por razones de seguridad no se permitía a los trabajadores contacto alguno con el exterior. No existía la telefonía celular y las llamadas de línea fija era estrictamente controladas como controlado era el manejo de las tarjetas y, en ese contexto, la posibilidad de que ingresaran al sistema apuestas nuevas.

Pero alguien se las ingenió para burlar la matriz y poco a poco fueron apareciendo ganadores de última hora.

Pese a la estricta reserva que el juez Piombo le impuso al caso y que ni siquiera permitió conocer los nombres de los cuatro detenidos (dos jefes y dos empleados sin rango), desde la investigación saldrían algunas reflexiones que se hicieron públicas. Una de ellas era: “no se entiende como esta gente se dejó llevar por la ambición inmediata porque pudieron hacerse millonarios si hubiesen seguido con la maniobra en la modalidad hormiga”.

MILLONARIOS

Otra versión que hasta el día de hoy circula es que en verdad se hicieron millonarios y que contaron luego con un fuerte apoyo político y sindical para despegar del asunto. Alguno de ellos sigue viviendo en La Plata como “empresario”, dicen.

De acuerdo con aquella investigación, los complotados habían encontrado la forma de introducir al sistema una tarjeta “virgen” que durante la agotadora jornada nocturna del procesamiento de las miles y miles de apuestas era llenada con los resultados de la fecha de futbolística de ese día.

Los datos de local, empate y visitante llegaban cerca de las diez de la noche, cuando se hacía un breve parate para cenar las pizzas que el mismo organismo se encargaba de proveer.

La clave llegaba en las pizzas, bajo la muzzarella caliente

Debajo la muzzarella, en pequeños cartones y con tinta firme que resistía al calor y la grasitud, estaban los resultados.

En esa acaso decisión de tapar el escándalo nunca hubo datos oficiales sobre el monto de la defraudación ni sobre las medidas que se tomaron respecto de las pizzerías, que eran dos y no de las más conocidas de la ciudad, de donde provenían las Pizzas de la Suerte. Pero siempre se habló de millones.

Muchos años después, el juez Piombo alcanzaría notoriedad mediática por un caso que le valdría la renuncia y expulsión como profesor en la UNLP. Emitió un fallo que beneficiaba a un abusador por considerar que su víctima, un niño de seis años, tenía, según su criterio, “tendencia homosexual”.

LA TARJETA DE LA BASURA

El otro caso platense que tuvo al viejo Prode como escenario fue menos oscuro y tuvo final feliz.

Ocurrió en la jugada 710, allá por 1986, cuando Marcelo Zotting tenía 20 años y vivía con su familia en la zona de 19 y 32. Esa jugada estaba compuesta por partidos de las primeras divisiones C y D puesto que en esa fecha no había partidos de la A y la B. Los equipos eran desconocidos para mucha gente, aunque para los futboleros de la región sí lo eran Villa San Carlos, de Berisso y Cambaceres, de Ensenada.

Los berissenses del Barrilete esa fecha perdieron de locales con Flandria y los rojos de Ensenada empataron con Luján.

Zotting llenó una tarjeta sencilla, de gasto mínimo pero se entusiasmó con hacer una combinada que suponía una apuesta mayor porque le permitía jugar con dos resultados alternativos. Entonces hizo un bollito con la simple y lo tiró al tacho de basura. Pero cuando fue a jugar no le alcanzó el dinero. El agenciero le recomendó jugar una tarjeta simple y Zotting tuvo una corazonada: jugar la que había tirado a la basura. Y tuvo la suerte de encontrarla y más suerte todavía al ganar ese Prode.

El día en que los medios fueron a su casa a reportearlo, la nota de color la daría su hermana menor que insistía en pedirle que le comprara una bicicleta. Zotting ganó una considerable suma, cerca a las 5 millones de pesos.

Y cuando le preguntaron que sentía dijo que a lo mejor era cierto que el dinero tenía algo que ver con la felicidad, pero que él ya tenía una vida feliz antes de ese premio.

El Prode tuvo posibilidades de volver a la vida en el año 2000 cuando el entonces diputado menemista Daniel Scioli fogoneó un proyecto para incluir, además de resultados de partidos de fútbol, los de rugby, boxeo, básquet y automovilismo. En 2018 terminaron de taparlo con tierra y si hubiesen tenido que ponerle lápida, bien podría haber dicho: “Aquí yace un socio de la fantasía, el sueño y la desesperanza”.