No estuvo a la altura de una definición y apenas empató

Gimnasia cerró su semestre con sensaciones encontradas. Por un lado, a lo largo de las 25 fechas supo acumular una buena cantidad de puntos que le permitirán arrancar el 2022 con un colchón de puntos interesantes. Justo, cuando volverán los descensos, un poco de aire tendrá.

Con el final de la película del semestre, los 25 capítulos regalan momentos intensos, buenos, y de los otros. Por que cuando pareció que estaba firme para dar un salto tras hacerse de un buen premio, defeccionó en partidos increíbles como ante Sarmiento, Banfield, Central Córdoba, Argentinos... y ayer.

Es que ayer, Gimnasia debía ganar y esperar. Gimnasia debió salir a comerle el higado a Patronato, y terminó apenas rascando un punto. Gimnasia no estuvo a la altura de una definición para entrar a una copa en un sábado de súper acción. Otra vez volvió a fallar y dejó una pobre imagen en la calurosa tarde entrerriana.

El año se termina sin haber podido avanzar en la Copa Argentina, sin haber entrado a una copa y sin haber podido cortar la racha sin poder ganar el clásico. Todo, responsabilidad de Gimnasia. Ni más ni menos. El equipo fue dueño de su destino, no hay que mirar a los costados para buscar culpables. Todo lo que le pasó, lo que ganó y perdió fue en la cancha.

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“Si entraba el penal hubieran aparecido los espacios”

Lo de ayer, inentendible, por que arrancó muy metido el Lobo sabiendo que necesitaba la victoria. No iban ni 2 minutos de juego cuando Luis Rodríguez de tiro libre casi abre el marcador. Todos esperaban el centro, el tucumano le dio al arco y la pelota se fue muy cerca del poste izquierdo del arquero local.

Apenas minutos después, sobre los 10 minutos, Brahian Alemán corrió una pelota larga, entró al área, controló y Facundo Cobos lo bajó. Baliño estaba cerca de la jugada y no dudó: Penal. Fue el Pulga, pero su derechazo fue adivinado por el pibe Matías Mansilla (segundo partido en Primera) que arrojándose hacia su derecha le atajó el remate al tucumano. En el rebote Cecchini tampoco embocó al arco.

De a poco los equipos se fueron acomodando y el juego se hacía de ida y vuelta en el “Presbítero Grella”, a pesar de los 32º grados reinantes en la tarde de Paraná.

Los rojinegros empezaban a atacar rápido y el Lobo empezaba a pasarlo mal atrás y Rodrigo Rey se convertía en “salvador”. Sobre los 23, el arquero le sacó una pelota muy complicada a Gabriel Gudiño con destino de gol, demostrando sus excelentes reflejos.

Un minuto más tarde, Gudiño armó una contra rápida. Jugó para Junior Arias que se fue rumbo al arco, ante una defensa Tripera otra vez mal parada. El delantero adelantó la pelota y cuando pisó el área Rodrigo Rey lo bajó. Ahora Baliño marcaba penal para Patronato. Y a los 26 minutos fue el propio Arias que se hizo cargo, pero su derechazo Rey lo adivinó también arrojándose a su derecha.

El partido seguía 0-0 de manera increíble, por que las dos defensas daban ventajas, pero los arqueros Rey y Mansilla se encargaban de mantener el cero.

Mientras tanto, los goles iban y venían en los partidos de los “rivales” de Gimnasia en la lucha por clasificar a la Copa Sudamericana.

Junior otra vez por derecha se mandó dejando en el camino a Palazzo y Morales, pero cuando quedó otra vez cara a cara con el arquero, volvió a ganar el “uno” albiazul.

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En esos últimos diez minutos la intensidad caía, pero las chances por errores en las últimas líneas seguía. A esa altura los platenses ya habían perdido esa fuerza inicial.

Alemán tiró un centro rasante al área, y el ex albiazul Oliver Benítez despejó al córner, pero casi convierte un gol en contra.

La respuesta llegaría con Martín Garay que quiso tirársela por arriba a Rey, pero el arquero embolsó en el aire con seguridad.

Gorosito no estaba conforme con lo que estaba haciendo su equipo, por eso en el entretiempo buscó modificar las cosas. Adentro Miranda y Leyes, afuera los volantes centrales, Cecchini e Insaurralde.

Ahora Alemán se quedaba un poco más atrás y el pibe Miranda trataba de acercarse al arco rival. Por afuera Carbonero y Ramírez casi pasaban desapercibidos y no entraban en juego.

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Promediando la etapa, el local manejaba la pelota y rodeaba el área de Rey. Gimnasia no conseguía generar juego, mientras los minutos corrían. Alemán y el Pulga más allá de sus ganas no estaban finos y eran bien neutralizados; así todo se le hacía muy cuesta arriba al Lobo.

Siguieron los cambios de Pipo para tratar de cambiar algo. Entraron Licht, el pibe Torres y Chávez, afuera Colazo, el Pulga y Ramírez.

Pero no hubo caso, Gimnasia siguió lento y previsible, y si estuvo en partido hasta el final fue gracias a las firmes manos de Rey, quien le tapó un “misil” a Nicolás Delgadillo mano a mano.

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Ya en tiempo de descuento, como había empezado el juego, los dos arqueros terminaron quedándose con los últimos intentos poniéndole candado a sus arcos.

Este Gimnasia de Gorosito supo ilusionar al hincha con triunfos sólidos, pero también supo decepcionar, como en el clásico y como ayer, donde no estuvo a la altura de una definición para ir a una copa.