Netflix, cable y restaurantes: los “gustos” que recortaron los jubilados platenses

154.925 pesos. Esa es la suma que les faltaría cada mes para llegar a la Canasta Básica a los 4,5 millones de jubilados argentinos que perciben la mínima, teniendo en cuenta que cobran $ 87.460 pesos de haberes, más un bono de $37.000 y, si tienen PAMI, otros $15.000 y los $18.800 que les devuelven por IVA, siempre que hayan podido entrar en la página de la AFIP, habilitar el CBU para ese cobro y cumplir con otras minucias burocráticas que se les exigen.

La Canasta Básica trepó a $ 313.185 por la disparada de los precios, en especial de los alimentos, medicamentos y gastos de vivienda, pero considerando la nueva corrida cambiaria y la inflación que no frena, ese monto quedará desactualizado con el correr de los días.

Según el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, ese importe abarca “gastos de vivienda”, mientras que “el rubro medicación contempla una variedad de medicamentos de diferentes patologías, considerando el descuento que se realiza en farmacias según la obra social del jubilado, que oscila entre 40 y 80%”.

“Yo cobro una pensión y la jubilación mínima”, cuenta Marta, una vecina platense de 81 años, y “comprar los medicamentos es un verdadero dolor de cabeza. Hago una compra grande cada dos o tres meses, para poder pagarlos en tres cuotas sin interés, y después mi hija me va comprando de a una tableta”.

En octubre del año pasado, la canasta básica para este sector a 5,7 millones de personas, ascendía a $ 151.478, lo que representa una suba del 106,75% en un año.

De ese total, los gastos en alimentos representan el 21% ($ 65.578) y los de vivienda 27% ($ 85.500, depende dónde residan, claro). “Los nuevos datos de la Canasta Básica de los Jubilados ratifican la situación de precariedad y miseria en la que se hunde cada vez más el sector”, consideró Semino, sin pasar por alto que el ingreso alcanza apenas para hacer frente a la mitad de aquel valor, y teniendo en cuenta adicionales que no todos perciben.

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Por caso, el bono del PAMI incluye a 1.900.000 personas, de los 4,5 que cobran el haber mínimo.

Este estado de cosas obliga a los adultos mayores a cambiar hábitos y reducir gastos del presupuesto familiar.

“Me parece una injusticia que una persona que trabajó durante tantos años y llega finalmente a la etapa feliz del ‘jubileo’, tenga que privarse de ciertos gustos como viajes, ropa o regalitos para los nietos, porque no le alcanza lo que cobra. Ni hablemos si tiene problemas de salud o está alquilando”, lamentó Blanca, una jubilada docente de 80 años que percibe el 70% del sueldo que le correspondería estando en actividad.

“Compramos lo justo y necesario y ya no elegimos por marcas, como antes”

Lo de los gustos lo dice por experiencia: ella y su esposo tuvieron que dar de baja a Netflix, “que nos encantaba”, apunta, y “casi ya no vamos a comer. Por suerte todavía no tuvimos que recortar cosas esenciales”, rescata.

En la misma línea se manifestó Ana María, de 73 años, quien admite que “todos los días vamos perdiendo o cambiando cosas que ya eran costumbre. Las reuniones familiares para almorzar cambian de frecuencia, los cumpleaños se limitan a una torta o a alguna pavadita dulce con unos mates. Dimos de baja al servicio de cable y nos quedamos solamente con internet”, cuenta. Y detalla que los gastos “más importantes, como el mantenimiento de la casa y del auto se hacen según la urgencia y la prioridad”.

¿Qué pasa con las compras de alimentos o artículos de limpieza? “Se hacen por la necesidad del momento, no para stockear”, aclara Ana María, además de que “cambiamos marcas comerciales de toda la vida por sus variantes más económicas. No buscamos tanto la calidad, como que cumpla más o menos la misma función”.

“PARCHES”

El aumento de las jubilaciones y pensiones según la fórmula de movilidad las mantiene por debajo de la suba de la inflación, ya que se toma en cuenta la evolución de los salarios y la recaudación de impuestos que va a la Seguridad Social, sin contemplar la disparada de precios en tres meses.

Para equilibrar un poco el desajuste el Gobierno otorga cada vez con más frecuencia refuerzos o bonos para el sector más bajos, excluyendo al resto de los beneficiarios del sistema.

“Las reuniones familiares para almorzar cambian de frecuencia, los cumpleaños se limitan a una torta o a alguna pavadita dulce con unos mates”

“El intento de mitigar el problema mediante el anuncio de bonos son parches que resaltan el agujero que quieren ocultar. No es que los jubilados sigan estando mal, es que están cada vez peor y no hay perspectivas de que la situación se revierta. La deuda sigue siendo con ellos”, afirmó Semino en declaraciones periodísticas.

Es que los bonos no son remunerativos ni se acumulan en los haberes, de modo que el “beneficio” puede cortarse en cualquier momento.

Quienes perciben la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM), en tanto, cobraron $ 69.968 (sin contar bonos y la devolución del IVA), mientras que el monto de Pensiones No Contributivas para personas con discapacidad apenas alcanzó los $ 61.222, más un bono de $37.000 y la devolución del IVA, beneficio que, se sabe, tiene un tope para las compras con tarjeta de débito o cuenta DNI.

Hablando de esta aplicación en particular, muchos jubilados ajustan sus agendas a los beneficios que anuncia el Bapro.

Adriana (62) y su marido, por ejemplo, compran carne o pescado los fines de semana, productos de almacén los miércoles o jueves y les sacan provecho a las ferias: “Los miércoles vamos a un puesto en particular porque venden fruta por docena, que es más baratos y los sábados vamos por la verdura a la feria de avenida 72”, relata.

“Tenemos que recorrer mucho”, reconoce, “pero por ahora podemos; no somos tan grandes”.

Durante el gobierno anterior, los haberes jubilatorios perdieron 19,5% entre septiembre de 2017 y diciembre 2019 y con la fórmula de movilidad implementada desde 2021 la caída fue más abrupta todavía entre quienes no recibieron bonos.

“Todos tuvimos que ajustarnos un poquito”, dice Alicia, de 75 años, “no sabemos qué va a pasar y la situación está muy mal”. En su caso, el recorte vino por el lado de “las salidas, las vacaciones y los medicamentos que no cubre la mutual”.