Le vacían la casa mientras dictaba clases en un gym

Los robos con la modalidad escruche continúan a la orden del día en varios sectores de la Región. Esta vez le tocó a una docente cuya morada se encuentra ubicada en 12 y 500.

De norte a sur y de este a oeste, cada jornada se suma un platense a la lista de atracos cometidos con esta modalidad que, si se analiza su relación costo - beneficio, pareciera ser la más ventajosa para los delincuentes que la aplican.

Es que, si se ponen en consideración otras formas de delinquir como un asalto o una entradera, los escruchantes no deben incurrir en amenazas, forcejeos y violencia, lo que les permite concentrarse enteramente en el golpe.

La propensión al error es otro de los elementos a analizar. Es que al tener que encauzar más energía en el montaje de una puesta en escena capaz de infundir miedo y terror, el grado de atención al detalle es más bajo, lo que deja la puerta abierta a que quede algún cabo suelto.

Cuando se ejecuta un escruche ambas variables se reducen casi a cero. Al no haber personas en la casa, los ladrones sólo se deben dedicar a registrar cada rincón de la casa en busca de objetos de valor.

En este sentido, al no tener que lidiar con situaciones de dramatismo, los ladrones concentran todos sus esfuerzos en dar “un golpe limpio”, es decir sin marcas que puedan comprometer a los autores.

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En las últimas horas, una docente de la castigada Zona Norte se sumó a la larga lista de víctimas de asaltos a casas durante la ausencia de sus moradores. Además de provocar serios y, muy probablemente, costosos daños edilicios, se llevaron la totalidad de los ahorros de su padre y una gran cantidad de documentación que el único provecho que le podrán sacar los ladrones será el de la incineración para calefacción.

Estos hechos se caracterizan por ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias. El trabajo, el club, la escuela, la facultad o, la realización de algún trámite, son actividades en las que cualquier vecino insume al menos dos horas de su tiempo. Ese lapso es más que suficiente para que ingresen y causen estragos a una familia.

Esta fue justamente la situación que le ocurrió a la docente. Promediaban las 10 de la mañana. La víctima se encontraba dando clases en el gimnasio ubicado en Centenario y 492 cuando su padre ingresó al lugar. Su cara denotaba que era portador de malas noticias así que la joven decidió suspender las actividades y atenderlo.

Inmediatamente acudieron al lugar para evaluar los daños y hacer la denuncia. Grande fue la frustración cuando se enteró que le habían barreteado la puerta y que, luego de registrar todo el domicilio, habían logrado dar con el escondite de los ahorros.