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Espectáculos |HISTORIAS DE CINE

Depardieu: los 75 años de un actor inmenso y escandaloso que vive su final a la deriva

La controversia rodeó siempre al intérprete francés de durísimo pasado. Pero ahora, su carrera parece haber terminado, envuelto en acusaciones de acoso sexual. Alejado de todo, pasa los días en un yate, sin pisar tierra

Depardieu: los 75 años de un actor inmenso y escandaloso que vive su final a la deriva
24 de Diciembre de 2023 | 04:11
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Gérard Depardieu era un tesoro nacional para Francia. A tal punto que al actor, que cumple 75 años el miércoles, le concedieron la Legión de Honor. Sin embargo, su legado está en serio peligro: Depardieu llevó una vida de escándalos, pero recién ahora, al final de su carrera, cuando ya parece que los excesos no son tan “cool”, el pasado amenaza con quitarle todo.

Es que a los escándalos, la tragedia y las adicciones siempre presentes en su vida se suman desde hace tiempo las acusaciones contra él de más de una decena de mujeres por agresión sexual durante los rodajes de algunas de sus películas.

No hay disculpa que valga ante tales denuncias, pero conocer sus orígenes puede explicar algo del comportamiento extravagante, grosero e inescrupuloso de este talentoso y vital actor: Depardieu nació en plena posguerra el 27 de diciembre de 1948 en la localidad francesa de Châteauroux en una familia pobre, con un padre alcohólico y una madre que intentó abortarlo. Su lucha diaria por sobrevivir, según contó el propio actor en sus memorias, le llevó con 10 años a prostituirse con camioneros. Apenas estudió y él mismo aprendió a leer y a escribir cuando ya pasaba de los 14 años.

Antes de cumplir la veintena subsistía en París trabajando de portero en salas de fiesta y en bares, o para un contrabandista de tabaco. También robaba coches. Quizá para evadirse de su realidad y jugar a ser otro en otras circunstancias se matriculó en una escuela de actores, donde (por suerte) conocería a Jean-Laurent Cochet, director de escena y profesor durante medio siglo de numerosos artistas del teatro y cine francés.

Cochet intuyó que aquel joven podría convertirse en un potencial actor y le ayudó para que pudiera seguir trabajando y estudiando, a pesar de que su díscolo pupilo se perdiera en épicas borracheras, lo echaran de las pensiones y siguiera robando a algún que otro despistado.

EL ASCENSO

A partir de la década de los 70 empezó a rodar sin descanso cortos y largometrajes. Bertrand Blier le dirigió en “Les valseuses” (1974), en el que interpreta a uno de los dos protagonistas que pasan la existencia acosando e intimidando a la gente al margen de la justicia, a la que siempre logran eludir. Coincidencia o no, estaba interpretando el papel de su vida.

Por otra parte, su presencia física y su voz fueron esenciales en innumerables cintas como por ejemplo en “Novecento” (1976), de Bernardo Bertoluchi. Comenzaba su ascenso: Depardieu se afianzó como actor en los ochenta y se consolidó en los noventa, tiempo en que filmó con cineastas como Maurice Pialat, Jean-Luc Godard, Alain Resnais o François Truffaut, grandes figuras de la “nouvelle vague” del cine francés.

 

Su lucha diaria por sobrevivir lo llevó con 10 años a prostituirse con camioneros

 

Truffaut se sirvió del descaro de su personaje para el filme “El último metro” (1980), con el que Depardieu ganó el Premio César al mejor actor. En 1983 fue Danton en la película del mismo nombre de Andrzej Wajda; y en 1988, Auguste Rodin en “La pasión de Camille Claude”, de Bruno Nuytten. Su prestigio como profesional iba en aumento cuando Jean-Paul Rapenau le propuso uno de los mejores papeles de su carrera: “Cyrano de Bergerac” (1990). Lo consagró en Francia, donde obtuvo el premio César al mejor actor principal y el del Festival de Cannes, además de abrirle las puertas de Hollywood.

Allí se puso bajo la tutela de Peter Weir en “Matrimonio de conveniencia” (1990), por la que se llevó un Globo de Oro al mejor actor, y de Ridley Scott para ser Cristóbal Colón en “1492: la conquista del paraíso” (1992), pero el grueso de su carrera siguió discurriendo en Francia.

En su país natal continuó trabajando en todo tipo de papeles. Tras rodar la famosa serie “El Conde de Montecristo” (1999), su físico lo convirtió en Obélix hasta en cuatro ocasiones (1999, 2002, 2008 y 2012).

LA CAÍDA

Pero mientras tanto, continuaban las polémicas, excentricidades, adicciones y acusaciones: no todo era éxito en la vida del “inmenso” Depardieu. Adicto al alcohol, él mismo contó que se bebía entre 8 y 12 botellas de vino diarias, tuvo una mala relación con su madre y con sus cuatro hijos, especialmente con el mayor, Guillaume, también actor, adicto a las drogas, y que murió a los 37 años de una neumonía.

De su progenitor dijo Guillaume que era cobarde, tramposo, obsesionado con el dinero y con el deseo de ser amado. Aquí surge la siguiente reflexión: ¿puede alguien dar amor cuando nunca lo recibió? Puede, pero fácil no lo tiene.

Conocido además por sus excentricidades, el intérprete francés fue noticia por dar un cabezazo a un fotógrafo en Florencia u orinar en el pasillo de un avión, a la vista de todos, durante un vuelo París-Dublín. Por otro lado, harto de pagar impuestos en su país, se fue a vivir a Bélgica y después a Rusia, donde Vladimir Putin le concedió la nacionalidad en 2013. Fue su lucha particular contra el gravamen del 75% por ciento a las personas más ricas, mientras que en Rusia era el 13%. También se rumoreó que le habían concedido la nacionalidad en los Emiratos Árabes Unidos.

A todo lo anterior se añaden desde hace años las denuncias de trece mujeres que le acusan de violencia sexual (y una de violación) durante los rodajes de once películas entre 2004 y 2022. La primera en hacerlo fue la actriz Charlotte Arnould, en 2008, y la última hasta ahora, la también actriz Hélène Darras, en 2023.

Son casos, pendientes algunos de respuesta judicial, que ocultan un comportamiento que era de dominio público, según algunas compañeras del actor. Depardieu lo niega todo y sus abogados manifiestan que los testimonios de estas mujeres están basados en “evaluaciones muy subjetivas y/o juicios morales”.

 

Adicto al alcohol, él mismo contó que se bebía entre 8 y 12 botellas de vino diarias

 

Y ante el anuncio de la ministra de Cultura de Francia de que se le podría retirar la distinción de Caballero de la Legión de Honor, que le concedió el entonces presidente del país, Jacques Chirac, en 1996, ha respondido que la pone a su disposición. Pero el presidente Macron dijo esta semana que no quitarían el reconocimiento, desatando todo tipo de polémicas.

Su última película rodada en Francia es “Maigret et la jeune norte” (2022, Patrice Leconte). Ahora prefiere pasar la mayor parte de su tiempo como empezó, a la deriva, pero esta vez por las corrientes del Mediterráneo en un yate y sin pisar su nación, quizás para evitar recibir puntualmente cualquier citación judicial.

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