El largo adiós de Leo Messi

El Monumental fue el jueves pasado una mezcla de fiesta pero también de advertencia. Fiesta porque la selección volvió a jugar por los tres puntos por primera vez después de la coronación en Qatar. Y lo hizo a modo Mundial. No por la calidad de su juego. Venció bien 1-0 a Ecuador pero le faltó precisión para acercarse a su gran nivel de Qatar. Eso sí, le sobró actitud. Peleó cada pelota como si fuera la última. Ratificó el compromiso de entrega que, antes mismo del Mundial, ya había marcado su vínculo con la gente. Dejar todo en la cancha. Y, como frutilla del postre, el golazo de Leo Messi. Con cierta complicidad del arquero Hernán Galíndez, es cierto, pero con esa confirmación también de que el Messi de 36 años hasta patea mejor tiro libres y penales que el Messi más joven.

Fue también el debut del sistema AFA ID. Entradas más caras. Explotando al campeón mundial. Y a Messi en versión de largo “Last dance”. En pleno Mundial Lionel Scaloni había dicho que solo sacaba a Messi de la cancha si Leo se lo pedía. Y el jueves Leo se lo pidió. Faltaban pocos minutos, el triunfo estaba asegurado y Messi se fue al banco. Y no terminó allí.

Habló dentro de la cancha apenas terminó el partido. Y avisó que él, el capitán que jamás quería salir, ahora sí comenzará a hacerlo. ¿Estará avisándonos que así comienzan las despedidas? La Copa América es dentro de un año. Pero para el Mundial faltan tres. Parece mucho. Demasiado.

Como sea, queda disfrutar a Messi. A la selección campeona. A jugadores todavía jóvenes y a la gestión comprometida de un DT que parece cada vez más maduro. Inclusive hasta cuando elogia al Cuti Romero, la figura del jueves, porque dice que el Cuti es He Man, que es un zaguero increíble, pero que no puede arriesgarse a los noventa minutos corriendo de su propia área a la rival. Porque puede lesionarse con los músculos ya fatigados. Y porque puede exponer a desguarnecer la defensa cuando ya no hace falta.

Ser testigos de Messi (y algunos también lo fuimos de Diego Maradona) es un privilegio. Ya no importan los records. Desde hace tiempo que Messi solo compite contra sí mismo. Lo más interesante es ver cómo Leo se va renovando para seguir compitiendo al más alto nivel. Es cierto, la MLS de Estados Unidos dista de ser la Champions League. Disfruta espacios que ni siquiera tiene en las Eliminatorias. Por eso perdió muchas pelotas contra Ecuador. Pero sabe él mismo cuidar su cuerpo como pocos. Dosificarlo. La diferencia la hace igual. Con un tiro libre, una asistencia o una definición. Sello Messi.

La eliminatoria sudamericana sirve como prueba casi ideal. Porque el boleto para el Mundial 2026 suena a trámite. El nuevo formato de 48 selecciones, con 6,5 plazas para Sudamérica hace virtualmente imposible que la selección quede afuera. Asegurada la actitud, y también el compromiso que exige Scaloni, el resto (calidad hay) se irá aceitando. Brasil demostró contra Bolivia que, pese a su crisis interna, sigue siendo Brasil. El Uruguay de Bielsa anunció que será un rival incomodísimo. Habrá rivales y escenarios también difíciles. Bien a modo sudamericano. Será un tiempo ideal para acomodar al Messi no solo de 36 años, sino también al Messi que ahora sí ya ganó todo. Acomodarlo para que, aun con la panza bien llena, siga disfrutando de lo que más le gusta y con quienes más le gusta. Un Messi maduro que lidera, sigue haciendo goles y ahora avisa cuándo quiere salir. Para cuidarse él. Y para seguir cuidando a la selección.

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