La crisis de la salud impacta en hospitales y clínicas de la Región

El deterioro, hasta edilicio, lento pero persistente durante décadas de los hospitales públicos, como la descapitalización de las sociedades sin fines de lucro propietarias de los hospitales Italiano y el Español, también de las clínicas privadas, y la gravísima crisis de la Facultad de Ciencias Médicas ya inciden en el sistema de salud, pero pueden causar una importante caída de la calidad de la atención médica de La Plata. La Ciudad fue y sigue siendo un centro de excelencia médica jaqueado por crecientes dificultades económicas. Siempre ha contado, como hasta el presente, con profesionales de prestigio hasta en el orden internacional, que reciben invitaciones del extranjero para dictar cursos o instruir médicos en nuevos tratamientos y técnicas.

En la capital de la provincia de Buenos Aires, bajo la guía de médicos considerados Maestros, se desarrollaron escuelas como las de los doctores Christmann, Mainetti, Cosentino y otros. Algunos de sus discípulos permanecieron en La Plata, aunque comparativamente sus ingresos son mucho menores que los obtenidos por colegas de otras ciudades. Pero siguen aquí y algunos hasta se desempeñan en hospitales públicos en cumplimiento de lo que sienten como una obligación ética. Sin embargo, lamentándolo han debido resolver el rechazo de los bonos del IOMA porque el valor de los mismos no cubre gastos mínimos; aceptan evacuar consultas de colegas jóvenes que pueden aprovechar los conocimientos y la experiencia de importantes especialistas para dar una mejor atención a sus pacientes. Es cierto que, entre las recientes generaciones, cunde el desánimo que producen los bajos salarios, los cuales en muchos casos no alcanza a cubrir la canasta básica de alimentos. Necesitan entonces tener dos o tres trabajos y, por lo tanto, pese a sus esfuerzos, cuentan con pocas horas a veces robadas al descanso nocturno para poder estudiar y enriquecer su formación.

La crisis en Ciencias Médicas

Por último, aunque tal vez lo más importante, debe señalarse el deterioro sufrido en la enseñanza de la Facultad de Ciencias Médicas, en la cual el número de ingresantes se elevó de aproximadamente 400 a 5.000 alumnos por año, o más, sin que siquiera se llevaran a cabo las ampliaciones edilicias necesarias. Mereció fundadas críticas que la Facultad omitió designar a docentes en cantidad apropiada para atender el aumento del alumnado. La relación profesor-alumno se convirtió en algo lejano ya que los catedráticos dictan clases con una evidente sobre población en las aulas. Esa masividad conspira, entre otras cosas, con la posibilidad de poder realizar prácticas con pacientes reales y, aunque el uso de simuladores es considerado un recurso didáctico aceptable, tiene sus limitaciones. En un reportaje que se publicará el domingo próximo, sobre otro tema, el doctor Vicente Paús opinó justamente que “la medicina está en problemas” porque hay profesionales que “no se toman el tiempo para escuchar y revisar completamente a los pacientes”. Puede atribuirse, en parte, justamente a que en la Facultad no se realizan con intensidad las prácticas como ocurría en el pasado, y que en el futuro será imposible que los millares de alumnos puedan tener esa experiencia. Algunos catedráticos de la facultad han renunciado por considerar que en las actuales condiciones es imposible mantener un nivel mínimo en la calidad de la enseñanza. Otros que coinciden con ese punto de vista permanecen en sus cargos por el imperativo de un deber ético que les impone tratar de dar a la universidad algo por lo que toda la enseñanza gratuita les posibilitó a ellos, pero no ocultan su malestar.

El sistema de salud ha sido puesto en crisis en todo el país. Las sucesivas devaluaciones están impidiendo las inversiones en aparatos a pesar de que, por ejemplo, en la capital federal las empresas prepagas asignan mayor valor por las prestaciones en las que son necesarios aparatos y mejores honorarios para los médicos, por eso mismo las mencionadas empresas sostienen que se han convertido en inviables y numerosos especialistas exigen copago a los pacientes. En La Plata el sistema de salud es diferente al resto de las ciudades de la Argentina, por el rol protagónico del Estado en la financiación del sistema. Existen varios subsistemas, hospitales estatales, mutuales, clínicas privadas, salas municipales de atención primaria en la periferia de la ciudad, otras que está abriendo el IOMA en el centro de La Plata y finalmente consultorios privados. La mayor parte de los pacientes son compulsivamente afiliados a la obra social IOMA que cubre a los empleados de la administración pública y otros asociados voluntarios. El total de los adheridos constituye, no hay estadísticas exactas, pero alrededor de más del 60% de los pacientes con aranceles. Se trata de una situación excepcional ya que esa entidad determina, por lo tanto, en buena parte los ingresos de los médicos y las clínicas privadas que tienen mucho menor desarrollo que en urbes como, por ejemplo, Lomas de Zamora y otras.

Mañana se tratará la situación de los hospitales y en los días subsiguientes habrá otros informes periodísticos sobre el tema.

Nota de la redacción: Como es un tema que puede llevar al lector a opinar, a dar su punto de vista, EL DIA recibirá esas expresiones y las dará a conocer.

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Por el rol del Estado en su financiación, en La Plata el sistema de salud es diferente