Celular, en todos lados: el aislamiento por culpa de las pantallas

La problemática de la adicción a las nuevas tecnologías, ya sea para comunicarse, trabajar o entretenerse, no es un tema nuevo. Tampoco lo es el consejo de los expertos sobre los problemas cognitivos que conlleva el uso de pantallas en menores de 2 años, ni la creciente preocupación por los problemas de ansiedad en adolescentes.

Resulta alarmante y, a su vez, familiar levantar la vista en el colectivo, en la calle, en el subte o, aún peor, en un restaurante, y observar que todos a alrededor tienen la mirada hiperconcentrada en el celular. Esta escena cotidiana ilustra la omnipresencia de la tecnología en la vida cotidiana y la dificultad que provoca el alejarse y conectarse con el momento presente.

Asimismo, es común encontrarse contando una anécdota y notar que la persona que está “escuchando” tiene el rabillo del ojo apuntando al teléfono que acaba de dejar sobre la mesa. Este comportamiento refleja la constante tentación de revisar notificaciones, mensajes o simplemente distraerse con el dispositivo, incluso en momentos de interacción social.

La adicción a los dispositivos móviles no solo afecta la calidad de las interacciones personales, sino que también contribuye a problemas de salud mental y física. La dependencia tecnológica se ha arraigado en la sociedad y es crucial abordar esta cuestión de manera consciente para preservar el equilibrio entre la conveniencia de la tecnología y la esencia de las relaciones humanas.

El trabajo o las responsabilidades académicas también contribuyen al phubbing

La proliferación de dispositivos electrónicos ha llevado a que la disponibilidad de estos sea casi individualizada en la actualidad. En muchos hogares, cada miembro cuenta con su propio teléfono móvil, una notebook e, incluso, posiblemente un televisor en su habitación. Lejos quedó la época en la que se compartía una única computadora de escritorio para uso común y de una línea de teléfono fijo para la casa.

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Hoy en día, la demanda de conectividad ha alcanzado niveles sin precedentes y es común observar situaciones en las que se reproduce una película mientras simultáneamente se interactúa con el celular o la tablet. La multitarea digital se ha vuelto una práctica común, pero también plantea desafíos en términos de concentración y calidad de la experiencia. La sobreexposición a múltiples pantallas en diferentes dispositivos se ha convertido en una realidad cotidiana que redefine la forma en que vivimos y nos relacionamos con la tecnología.

El “phubbing” es un término que proviene de la combinación de las palabras “phone” (teléfono) y “snubbing” (desairar). Se refiere al acto de ignorar a las personas que te rodean o descuidar las interacciones sociales debido a la distracción causada por el uso excesivo del teléfono móvil u otros dispositivos electrónicos.

Cuando alguien está absorto en su teléfono en lugar de prestar atención a las personas presentes en el entorno, se considera que está practicando el phubbing. Esto puede ocurrir en diversas situaciones, como durante una conversación, en una reunión social, en una comida, en la familia.

El fenómeno puede atribuirse a diversas causas que reflejan la influencia de la tecnología en la vida

El fenómeno del phubbing puede atribuirse a diversas causas que reflejan la influencia de la tecnología en la vida cotidiana.

En primer lugar, el acceso móvil e ilimitado a internet ha propiciado una conexión constante. La posibilidad de estar conectados en todo momento ha llevado a que las personas se sumerjan en sus dispositivos, incluso en situaciones sociales, descuidando la interacción cara a cara.

El temor de perdernos algún acontecimiento o de estar desinformados sobre lo que ocurre en las redes sociales es otra causa significativa. La constante necesidad de estar al tanto de las novedades y eventos puede llevar a que las personas revisen sus dispositivos de manera compulsiva, incluso sin que el teléfono haya emitido sonido.

Por su parte, las notificaciones constantes de las redes sociales son también un factor determinante. El sonido o la vibración del teléfono ante cada nueva actividad en las redes puede generar una respuesta automática de revisar el dispositivo, sin importar el contexto social.

La interacción permanente con pantallas que acercan lo que está lejano y permiten la comunicación a distancia es otra causa relevante y no es un dato menor. La capacidad de mantener conversaciones con personas ubicadas en diferentes lugares del mundo a través de dispositivos móviles ha llevado a que las interacciones presenciales pierdan prioridad, por la ansiedad que el acceso inmediato a un otro con el que se quiere compartir cierta experiencia.

Asimismo, la posibilidad de interactuar en varios espacios y redes al mismo tiempo contribuye al phubbing. La multitarea digital puede llevar a que las personas dividan su atención entre la conversación presente y la interacción en línea, lo que genera una desconexión con el entorno inmediato y con la persona que se tiene al lado.

El phubbing puede parecer un hábito inofensivo y sin embargo ha sido objeto de estudios recientes que demuestran sus serias consecuencias en las relaciones interpersonales. Investigaciones vinculan niveles elevados de phubbing con mayor insatisfacción marital y generación de sentimientos de “desconfianza y ostracismo”. Este comportamiento puede desencadenar un efecto dominó, donde la persona menospreciada tiende a devolver la falta, alimentando un círculo tóxico que empeora la relación.

La sensación de que la pareja prefiere pasar tiempo en la pantalla que interactuar en persona puede derivar en problemas de comunicación. A menudo, el trabajo o las responsabilidades académicas también contribuye al phubbing, ya que las personas encuentran difícil resistir la tentación de revisar mensajes incluso fuera del horario laboral.

Una investigación que se enfocó en la relación entre el phubbing y el uso de aplicaciones en dispositivos móviles en el ámbito académico analizó, en una universidad en México, a 643 estudiantes. Se encontró una relación directa entre el uso de aplicaciones y la prevalencia del phubbing en clases. Aunque la mayoría desconocía el término phubbing, la práctica era común, especialmente con aplicaciones de comunicación instantánea.

La adicción a la tecnología, la dificultad para desconectar del trabajo y el miedo de quedarse al margen son algunos de los comportamientos problemáticos asociados con el phubbing.

Incluso cuando no se utiliza, la mera presencia del móvil puede disminuir las interacciones sociales. Los móviles están diseñados para captar y mantener la atención, lo que dificulta ignorar sus estímulos. El cerebro busca constantemente estímulos y novedades y el celular, con su capacidad para ofrecer entretenimiento instantáneo, puede resultar más atractivo que la interacción con la pareja.

Pero esto no se limita a los adultos y a las parejas. Por el contrario, encuentra un fuerte público entre los más jóvenes y adolescentes. En España un estudio reveló que, con un alto uso de smartphones, el phubbing es prevalente. Entre los adolescentes, el 87% prefiere la comunicación a través de pantallas, lo que dificulta enfrentar emociones y puede conducir a terminar relaciones por mensajes. Este comportamiento tiene consecuencias negativas, como el bajo rendimiento escolar, la inestabilidad emocional y la incapacidad para establecer relaciones sociales.

Cómo evitarlo

Para evitar este comportamiento, se proponen diversas estrategias que van desde ajustes en la configuración de dispositivos hasta cambios en conductas personales y acuerdos comunitarios o familiares.

En cuanto a configuraciones, se sugiere desactivar notificaciones, revisar y limitar los permisos de notificación, y utilizar aplicaciones que midan el tiempo de pantalla. Además, se aconseja no usar el celular como alarma.

A nivel de conductas personales, se sugiere utilizar de manera responsable las Tecnologías de la Información y la Comunicación y dedicar tiempo a los encuentros interpersonales, evitando la tentación de mirar el teléfono constantemente. Se recomienda guardar el celular en ciertos momentos, como durante las comidas, y dejarlo fuera de reuniones de trabajo. Disfrutar del almuerzo familiar sin prender la televisión que acabara la atención y no da lugar a la conversación.

Pueden establecerse horarios y normas de uso en el hogar, así como apagar los dispositivos antes de dormir.

Para combatir el “phubbing” es crucial que los adultos den ejemplo, establezcan reglas claras y fomenten una comunicación abierta en la familia. Desactivar notificaciones, crear espacios libres de dispositivos y apagar los teléfonos durante la noche son prácticas que pueden contribuir a un uso más saludable de la tecnología. Además, la concienciación sobre los riesgos del uso excesivo de smartphones, como la campaña “Por un uso love de la tecnología”, también desempeña un papel clave en esta lucha contra la adicción tecnológica.