De Guapo no le iban a ganar y el Lobo logró un triunfo vital

Cambió el aire para el Tripero, con algo tan simple y tan difícil a veces como es ganar un partido. ¿Jugó un partidazo? Por supuesto que no, aunque en el análisis de los 90 minutos se impuso con claridad. ¿Mostró una mejoría colectiva enorme? Sí, porque venía desde el subsuelo, con actuaciones pobres y solo un punto en cuatro fechas. Pero lo más importante que logró el Lobo fue superar un compromiso que desde lo anímico parecía tener enormes obstáculos.

Tuvo momentos de duda, es cierto. Una roja a Felipe Sánchez podría haber cambiado la historia y esta vez las líneas poco claras del VAR jugaron a favor para marcar la posición adelantada de Brochero. No hubo necesidad, esta vez, de milagros. Gimnasia superó ese momento, cuando desde la tribuna bajaba el clásico “Movete Gimnasia movete...” que es reclamo y presión. Con personalidad, el equipo de Madelón se sacó todas las dudas de encima y la victoria le dio vida al ciclo que sigue sin gozar del favor de los hinchas. Aunque, como en la vida, con victorias todo es más fácil.

El respaldo que los futbolistas le dieron a Madelón en el vestuario visitante de la cancha de Argentinos Juniors no quedó en la mera dialéctica. Todos los “tocados” estuvieron adentro, en una muestra de compromiso de los jugadores, con Leonardo Morales a la cabeza. El Yacaré jugó sin estar plenamente recuperado, pero le puso el pecho a la situación. Colmán, Pintado y el Pata Castro también dijeron presente y ayudaron a que el equipo ganase gracias a partes iguales de actitud, empuje, lucimientos individuales y momentos de lucidez en el juego colectivo.

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“Sabíamos que veníamos en deuda con la gente”

¿Cómo jugó el Lobo? Fue más ambicioso en el inicio. Gimnasia buscó que las llaves del partido fueran la subida de Juan de Dios Pintado por la derecha y el desequilibrio de Benja Domínguez por el sector opuesto, a partir del juego cerebral de Pablo De Blasis, quien nuevamente fue la figura del equipo tripero. Con un cabezazo de Felipe Sánchez y un desborde del propio Benjamín llegó en los primeros minutos ante un rival que intentó jugar y también tuvo un par de aproximaciones al arco de Insfrán.

Una pelota perdida por Leonardo Morales generó un contragolpe de Maximiliano Zalazar que llegó al fondo y envió el centro para Alexis Domínguez que buscó el caño izquierdo con su disparo y obligó a una gran atajada de Nelson Insfrán.

Apurado, el Lobo fue presa del nerviosismo. Felipe Sánchez le hizo una falta a Lucas Brochero que se iba mano a mano, fue amonestado por Mastrángelo y cuando parecía que el VAR podía cambiar el color de la tarjeta, el árbitro comprobó que había offside y le quitó la amarilla al central tripero.

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Repunte, festejo y un rato de paz para la dirigencia

De una jugada preparada en un tiro de esquina, Pablo De Blasis quedó solo dentro del área del Guapo tras una habilitación de Matías Ramírez, enganchó y sacó un remate que se desvió en Mammini por lo que el árbitro marcó correctamente saque de arco. De a poco, con empuje pero sin precisión, el Tripero fue acercándose al arco defendido por Moyano.

Gimnasia pasó a tener el dominio del partido y a tener mejor calidad de llegadas. Primero, un remate desde fuera del área de Benjamín Domínguez pasó apenas alto y después un desborde del propio extremo sirvió el centro que Matías Ramírez remató de zurda por sobre el travesaño.

Lo tuvo otra vez Matías Ramírez con un cabezazo que dio en la base del caño derecho del Guapo y en la continuidad de la jugada Insúa sacó de cabeza un remate que tenía destino de arco. El Lobo levantó a su gente, desde la actitud y también desde el juego. Insfrán se lució con una enorme doble atajada con las piernas, pero nada valía porque había fuera de juego.

En el complemento, el Tripero perdió el control del juego y ya no empujó tanto al rival contra su área. Se emparejó el encuentro y se hizo vulgar, casi sin llegadas. Salió Matías Ramírez, flojo en la resolución de las jugadas e ingresó en su lugar Lucas Castro, que aportó claridad moviéndose desde la derecha pero sin una posición fija. Además, Eric Ramírez entró por Ivo Mammini.

Colmán controló una pelota en el área y lo desestabilizaron en una acción en la que todo Gimnasia pidió penal. Un remate de Benjamín Domínguez que pedía red y encontró un desvío en el camino fue una de las pocas jugadas de gol en la primera media hora de la segunda parte. Por eso, creció el apuro del equipo y la impaciencia de los hinchas.

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Más allá de la alegría por la victoria, los jugadores se fueron sin hablar

Sin embargo, los cambios de Madelón le hicieron bien al equipo, que no tuvo consecuencias en defensa de ese ida y vuelta constante -aunque impreciso- en que se transformó el partido.

Así, pasada la media hora, cuando pasaba poco y nada, más allá de reclamos al árbitro y un desborde de Eric Ramírez, un córner desde la derecha de Pablo De Blasis encontró el parietal izquierdo de Felipe Sánchez, que de cabeza puso el 1 a 0 para el Lobo. El central, que había ganado via aérea en la primera jugada de la tarde, conseguía el gol que le aportaba calma a todo Gimnasia, que de ahí hasta el final manejó sin sobresaltos los tiempos del cotejo.

Tuvo el segundo Eric Ramírez y en el mano a mano ganó Moyano. Fue una jugada clara de gol, más allá de que generó alguna duda la posición del delantero en el nacimiento de la jugada, pero el delantero tardó un segundo de más en definir y el arquero rechazó con sus piernas.

Pero fue el propio Ramírez que lo liquidó, con una gran trepada de Federico Milo (otro de buen ingreso que entró en lugar de un extenuado Colazo), que anticipó, tuvo campo para avanzar y puso el centro al ras del suelo para que el 11 empujara la pelota con un suave toque del pie izquierdo contra el caño zurdo de Moyano. Partido liquidado con el 2 a 0, para alegría de los hinchas triperos y tranquilidad de Madelón. Cerca del final, el mismo Federico Milo, de zurda, tuvo el tercero: rechazó el arquero tapando contra su poste derecho.

Pasado el temblor, Madelón sabe que debe reconstruir un equipo para que el próximo sismo no sea fatal. Aunque, claramente, ayer tuvo en el respaldo de sus jugadores un punto de partida.

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