La prostitución, eje de un debate que convocó a decenas de mujeres platenses
| 26 de Junio de 1999 | 00:00

La prostitución, las organizaciones que se mueven detrás de la actividad, los recursos económicos que moviliza, y los abusos y excesos que promueve, entre otras muchas derivaciones, fue anoche tema de análisis en una charla-debate que tuvo lugar en la Asociación Judicial Bonaerense con sede en nuestra ciudad, bajo la organización de la "Casa de la Mujer Azucena Villaflor" y que contó con la presencia, como disertantes, de la doctora Irma Lima, titular del Juzgado de Menores Nº 3 de nuestra ciudad; la socióloga Cecilia Lipzik y la abogada Marta Fontela, ambas integrantes de la "Asamblea Raquel Liberman", una entidad feminista de la capital federal.
Durante el desarrollo de la charla, la doctora Lima se refirió a los alcances de la prostitución infantil, a la que definió como la problemática más preocupante, "ya que genera corrupción, maltrato, trastornos concretos, abuso y explotación".
"Por la experiencia que pudimos recoger en el juzgado -destacó Lima- todas las chicas que atraviesan por esta realidad vienen con historias y situaciones muy particulares de sus hogares que son muy difíciles de revertir, y de las que distintas organizaciones se aprovechan, captándolas para su explotación. Las causas son muchas y variadas, aunque se destacan la pobreza, la marginalidad y la exclusión social. Se trata de chicas que en su mayoría son madres de varios hijos a edades muy tempranas, que carecen de una familia que las contenga, y que tampoco encuentran respuestas económicas cuando se quieren apartar de la actividad. Porque en estos casos, generalmente, el Estado deserta de sus obligaciones, no sanciona ni al explotador ni al consumidor, y se termina castigando a la víctima".
"También la familia juega en esta situación un rol muy importante -añadió- ya que estas niñas arrastran una verdadera deserción de la parentalidad, con padres generalmente abandónicos que ni siquiera se hacen cargo de sus necesidades alimenticias. Ante este cuadro, que es de una gran complejidad, una se pregunta qué es lo que se puede hacer, y muchas veces se llega a la conclusión de que no mucho, si tenemos en cuenta que en la mayoría de los casos detrás de la prostitución infantil está la droga, la propia Policía y que, además, genera fortunas. Pero yo digo que sí se puede hacer, a partir de la prevención. Y para eso es importante que la gente denuncie, aunque sea anónimamente, no con la ambición de terminar con la prostitución, lo que pareciera algo imposible, pero sí para acotarla fuertemente".
Por su parte, la socióloga Cecilia Lipzik se refirió a su experiencia recogida en capital federal y a la cadena de poderes e intereses existentes detrás de la prostitución. "El aparato estatal que impulsaba el Poder Ejecutivo nacional a través de la Policía Federal mediante los mecanismos no legales de control social -dijo- que eran los edictos policiales, sirvieron durante mucho tiempo para generar 40 millones de dólares anuales de caja chica, solamente en la ciudad de Buenos Aires, convirtiendo al Estado en el propio proxeneta y rufián de las prostitutas".
"Por esto -agregó- después del código de convivencia se desató una campaña feroz en la que "vecinos", y lo digo entre comillas, en nombre de la seguridad y de la moral aparecieron en todos los medios, en forma muy armada, condenando severamente las mismas actividades que hubo siempre. Pero curiosamente, detrás de esos "vecinos" trabajaba un comisario y un clérigo que públicamente defendió la gestión de Jorge Rafael Videla. Vecinos que, tampoco, jamás se preguntaron, hipócritamente, quienes eran los clientes de esas prostitutas y esos travestis".
"En Buenos Aires -señaló la socióloga- existen muchas formas de ejercicio de la prostitución. Hay saunas en los que trabajan chicas de 16 años a los que se les paga dos pesos por cliente, y casas de masajes y de departamentos que florecen de a miles y que publicitan comercialmente sus actividades. Sin embargo, curiosamente, jamás la Policía federal se enteró de la existencia de uno solo de estos lugares, salvo el caso del prostíbulo en que se involucró al juez Oyharbide, y que se conoció por otras razones políticas. Todo esto, es solo para graficar que la prostitución es un negocio fenomenal en el que el poder está involucrado. Ante esta realidad tan evidente, yo también me pregunto qué podemos hacer nosotras, más que denunciarlo y ayudar a las mujeres en situación de prostitución".
Finalmente, y ante un público mayoritariamente conformado por mujeres platenses, la doctora Marta Fontela señaló que "a las mujeres nos cuesta enfrentar la situación de quienes venden su cuerpo como si fuera un objeto para saciar a un público consumidor al que no se castiga ni siquiera socialmente. Porque la prostitución es lisa y llanamente una violación a los derechos humanos, tanto la infantil como la de mayores. Porque si decimos que la prostitución infantil es intolerable, es una forma de decir que la que ejercen las mujeres mayores de edad sí es tolerable, y esto no debe ser así".
Durante el desarrollo de la charla, la doctora Lima se refirió a los alcances de la prostitución infantil, a la que definió como la problemática más preocupante, "ya que genera corrupción, maltrato, trastornos concretos, abuso y explotación".
"Por la experiencia que pudimos recoger en el juzgado -destacó Lima- todas las chicas que atraviesan por esta realidad vienen con historias y situaciones muy particulares de sus hogares que son muy difíciles de revertir, y de las que distintas organizaciones se aprovechan, captándolas para su explotación. Las causas son muchas y variadas, aunque se destacan la pobreza, la marginalidad y la exclusión social. Se trata de chicas que en su mayoría son madres de varios hijos a edades muy tempranas, que carecen de una familia que las contenga, y que tampoco encuentran respuestas económicas cuando se quieren apartar de la actividad. Porque en estos casos, generalmente, el Estado deserta de sus obligaciones, no sanciona ni al explotador ni al consumidor, y se termina castigando a la víctima".
"También la familia juega en esta situación un rol muy importante -añadió- ya que estas niñas arrastran una verdadera deserción de la parentalidad, con padres generalmente abandónicos que ni siquiera se hacen cargo de sus necesidades alimenticias. Ante este cuadro, que es de una gran complejidad, una se pregunta qué es lo que se puede hacer, y muchas veces se llega a la conclusión de que no mucho, si tenemos en cuenta que en la mayoría de los casos detrás de la prostitución infantil está la droga, la propia Policía y que, además, genera fortunas. Pero yo digo que sí se puede hacer, a partir de la prevención. Y para eso es importante que la gente denuncie, aunque sea anónimamente, no con la ambición de terminar con la prostitución, lo que pareciera algo imposible, pero sí para acotarla fuertemente".
Por su parte, la socióloga Cecilia Lipzik se refirió a su experiencia recogida en capital federal y a la cadena de poderes e intereses existentes detrás de la prostitución. "El aparato estatal que impulsaba el Poder Ejecutivo nacional a través de la Policía Federal mediante los mecanismos no legales de control social -dijo- que eran los edictos policiales, sirvieron durante mucho tiempo para generar 40 millones de dólares anuales de caja chica, solamente en la ciudad de Buenos Aires, convirtiendo al Estado en el propio proxeneta y rufián de las prostitutas".
"Por esto -agregó- después del código de convivencia se desató una campaña feroz en la que "vecinos", y lo digo entre comillas, en nombre de la seguridad y de la moral aparecieron en todos los medios, en forma muy armada, condenando severamente las mismas actividades que hubo siempre. Pero curiosamente, detrás de esos "vecinos" trabajaba un comisario y un clérigo que públicamente defendió la gestión de Jorge Rafael Videla. Vecinos que, tampoco, jamás se preguntaron, hipócritamente, quienes eran los clientes de esas prostitutas y esos travestis".
"En Buenos Aires -señaló la socióloga- existen muchas formas de ejercicio de la prostitución. Hay saunas en los que trabajan chicas de 16 años a los que se les paga dos pesos por cliente, y casas de masajes y de departamentos que florecen de a miles y que publicitan comercialmente sus actividades. Sin embargo, curiosamente, jamás la Policía federal se enteró de la existencia de uno solo de estos lugares, salvo el caso del prostíbulo en que se involucró al juez Oyharbide, y que se conoció por otras razones políticas. Todo esto, es solo para graficar que la prostitución es un negocio fenomenal en el que el poder está involucrado. Ante esta realidad tan evidente, yo también me pregunto qué podemos hacer nosotras, más que denunciarlo y ayudar a las mujeres en situación de prostitución".
Finalmente, y ante un público mayoritariamente conformado por mujeres platenses, la doctora Marta Fontela señaló que "a las mujeres nos cuesta enfrentar la situación de quienes venden su cuerpo como si fuera un objeto para saciar a un público consumidor al que no se castiga ni siquiera socialmente. Porque la prostitución es lisa y llanamente una violación a los derechos humanos, tanto la infantil como la de mayores. Porque si decimos que la prostitución infantil es intolerable, es una forma de decir que la que ejercen las mujeres mayores de edad sí es tolerable, y esto no debe ser así".
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