La sudestada inundó gran parte de las instalaciones del estadio

La sudestada y la tormenta dejaron el Monumental pasado por agua. La cancha, el foso, algunas oficinas y todo el anillo de la cancha eran una pileta ayer a la mañana. Los jugadores que salían de la concentración para ir a entrenar tenían que salir del estadio y entrar por otra puerta al gimnasio cerrado o de lo contrario sacaban turno para ser llevados por el carrito de las camillas hasta el lugar del entrenamiento, único salón que estaba sin agua. La cancha, por su parte, era un espejo de agua que no dejaba ver el césped y los fosos de desagüe desbordaban. Habían caído más de 100 milímetros de lluvia y en Núñez lo sufrieron más de la cuenta.
El intendente del estadio, el arquitecto Jorge Rossi, explicaba las razones de la inundación: “Además del problema que causa la gran cantidad de agua que está cayendo desde ayer a la tarde, lo que resulta más complicado es la sudestada que no deja que el agua drene. El tema es que el desagüe de esta cancha va directo al Río de la Plata y como los vientos vienen para la costa es imposible que el agua se vaya, por lo contrario, entra más”. La explicación de Rossi dejaba en claro que si la sudestada sigue, como parece que sucederá, el agua de River no se irá muy fácilmente.
También habló el canchero del Monumental, en referencia al campo de juego y cómo quedaría cuando baje el agua. Celino Báez, el encargado de cuidar el césped del estadio, fue mucho más esperanzado y dijo ayer al mediodía que “por más que siga lloviendo” confía en que no habrá problemas para que River y Boca jueguen. “A la cancha la veo muy bien, el drenaje funciona con normalidad y no creo que tengamos mayores dificultades para jugar aunque siga lloviendo. Que se hayan inundado la pista de atletismo y los sectores circundantes al terreno no afecta para nada a la cancha”, añadió.
Respecto al tratamiento que debe seguirse ante una constante lluvia como la que azota a Buenos Aires desde el domingo, Báez dijo que simplemente “hay que esperar a que se escurra toda el agua caída. No hay ningún tratamiento especial. Además, hace una semana se hizo un sistema de aireación de suelo para descompactar el terreno con la finalidad de evitar daños y ayudar al drenaje”, acotó el canchero. De todas maneras, no sólo influye el estado del campo. Si los vestuarios se inundan, el foso se desborda y el pozo de los bancos está lleno de agua, las probabilidades de suspensión son ciertas.
Además las zonas aledañas al estadio estaban totalmente inundadas y varias calles de acceso directo al estadio eran un río. Por eso ayer los directivos de River pensaban más en una suspensión que en jugar el partido, por eso ya se evaluaban posibilidades de postergación para esta nueva edición del Superclásico edición Copa Libertadores, que de jugarse otra vez será pasado por agua.



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