Las trabajadoras sexuales de La Plata ya tienen su gremio
Ayer quedó formalmente constituida la AMMAR -Asociación de Mujeres Meretrices Argentina- Regional La Plata. Funcionan dentro de la CTA y a fin de mes tendrán su primera elección
| 8 de Marzo de 2001 | 00:00

Fue a fines de diciembre cuando un grupo de ellas comenzó a reunirse en los distintos bares ubicados cerca de su zona de trabajo, allí en la calle 1, en plena "zona roja", para ir dándole forma a lo que en principio llamaron "talleres", contando con la colaboración de dos trabajadoras sociales del Centro de Salud de Referencia de VIH-Sida de la Municipalidad de La Plata. Eran aquellas, charlas orientativas referidas a cómo prevenir enfermedades -en especial el Sida- sobre la conveniencia de utilizar preservativos; y sobre la necesidad de unirse para sentirse más protegidas.
"Nosotras conocimos a algunas de las chicas -señala Marina Capello, una de las coordinadoras del Centro de Salud- y comenzamos a realizar las reuniones en un bar de la calle 1 y 61. Empezamos a intercambiar información y, entre otras cosas, las interesamos en la posibilidad de hacerse análisis y chequeos médicos. Ellas mostraron un gran entusiasmo, y el grupo se fue agrandando cada vez más. Fue así que desde entonces, decidimos reunirnos todos los jueves en el mismo bar, después de las ocho de la noche. Hacíamos las charlas, que duraban entre una y dos horas, y después cada una de ellas se iba a trabajar".
"Paralelamente -agregó Carolina Mamblasso, otra de las integrantes del Centro de Salud- hicimos un contacto con la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina (AMMAR) que nuclea a más de 500 trabajadoras sexuales de Buenos Aires, en donde los talleres se realizan organizadamente de manera periódica, con la asistencia de médicos, abogados, asistentes sociales, etc. Y allí mismo comenzó a manejarse la posibilidad de formar en La Plata una regional de AMMAR, que hasta el momento solo funcionaba en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Y las chicas de aquí de La Plata, que suman más de 200 incluyendo solamente a las que trabajan en la calle, se mostraron muy entusiasmadas".
Aquellos talleres originales fueron desarrollándose durante dos meses, hasta que ayer, formalmente, quedó constituida la AMMAR Regional La Plata, como miembro reconocido por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
"La prostitución -señaló Elena Reinaga, secretaria general de AMMAR a nivel nacional- no es una alternativa laboral recomendable para nadie, sino que es una necesidad de muchas mujeres que no tienen otra salida. Nuestra aspiración apunta a mejorar la calidad de vida de estas miles de mujeres que son tan trabajadoras como cualquiera, y que por lo tanto tienen derechos. Desde agremiarse, hasta tener una cobertura médica, jubilación, vacaciones y, fundamentalmente, a no ser perseguidas".
"Porque la prostitución en sí -agregó- no está prohibida en nuestro país; lo que está prohibido es el proxenetismo, es decir la explotación que hacen otros de estas mujeres. En cada ciudad hay códigos, y lo que se sanciona es la exhibición obscena, los atentados a la moral, etc. Pero estas reglamentaciones son generalmente utilizadas para lucrar con la prostitución, sin contar que contra la moral atentan mucho más los que no dan trabajo y los que fomentan que miles de chicos tengan que revolver los tarros de basura para poder comer".
"Para todas estas mujeres -dijo- la calle es algo que lastima física y psicológicamente, y frente a lo que siempre debieron enfrentarse solas, luchando contra las violaciones en los patrulleros y en las comisarías, y frente a las coimas y la esclavitud que tienen lugar en los locales nocturnos y en los prostíbulos a los que con eufemismos se les llama saunas o agencias de acompañantes. Es por todo esto que el 12 del corriente le presentaremos a la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, el estatuto del sindicato, porque buscamos ser reconocidas como trabajadoras sexuales y por lo tanto tener los mismos derechos que tiene cualquier trabajador".
"La verdad es que desde que nos empezamos a reunir en el barcito de la calle 1 -cuenta María Eugenia, de 27 años, una de las chicas que ejerce la prostitución en la "Zona Roja" de La Plata- empezamos a sentirnos más protegidas. Conocimos a médicos y abogados, también a las trabajadoras sociales y a especialistas en derechos humanos, y eso nos hizo sentir un poco más respaldadas, como que alguien nos estaba respetando, con gente que nos bancaba".
"En los talleres hablamos de todo -confió Alejandra, de 26- de salud, de leyes, de nuestros derechos, de los que nos pasó en la semana. Para nosotras esto fue muy importante, porque nos fuimos conociendo y descubrimos que le importábamos a alguien, que estábamos siendo respetadas. Porque nosotras siempre estuvimos solas y muy expuestas. Ni queremos ni pedimos nada extraordinario; simplemente, por ejemplo, que la policía en vez de perseguirnos nos proteja ante el delito, algo elemental a lo que tiene que aspirar cualquier persona".
Hasta el jueves de la semana pasada, las trabajadoras sexuales de la zona roja, como ellas mismas se definen, se hacían un lugarcito en algún bar en el que las dejaran entrar para participar de sus talleres. Pero desde ayer, los podrán desarrollar oficialmente, y con la ayuda de profesionales, en la sede local de la CTA Regional La Plata, ubicada en 12 y 50.
"Para nosotros es un orgullo -señalaron Lito Barbieri y Olivia Ruiz, dirigente de la CTA local- porque ellas son compañeras como cualquier otro trabajador, y desde hoy podrán disponer del gremio como todos los afiliados. Y más allá de los talleres, que se desarrollarán a partir de ahora en nuestra sede todos los lunes, a fines de este mes tendrán su primera asamblea, y allí mismo podrán elegir a sus propias autoridades".
"Nosotras conocimos a algunas de las chicas -señala Marina Capello, una de las coordinadoras del Centro de Salud- y comenzamos a realizar las reuniones en un bar de la calle 1 y 61. Empezamos a intercambiar información y, entre otras cosas, las interesamos en la posibilidad de hacerse análisis y chequeos médicos. Ellas mostraron un gran entusiasmo, y el grupo se fue agrandando cada vez más. Fue así que desde entonces, decidimos reunirnos todos los jueves en el mismo bar, después de las ocho de la noche. Hacíamos las charlas, que duraban entre una y dos horas, y después cada una de ellas se iba a trabajar".
"Paralelamente -agregó Carolina Mamblasso, otra de las integrantes del Centro de Salud- hicimos un contacto con la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina (AMMAR) que nuclea a más de 500 trabajadoras sexuales de Buenos Aires, en donde los talleres se realizan organizadamente de manera periódica, con la asistencia de médicos, abogados, asistentes sociales, etc. Y allí mismo comenzó a manejarse la posibilidad de formar en La Plata una regional de AMMAR, que hasta el momento solo funcionaba en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Y las chicas de aquí de La Plata, que suman más de 200 incluyendo solamente a las que trabajan en la calle, se mostraron muy entusiasmadas".
Aquellos talleres originales fueron desarrollándose durante dos meses, hasta que ayer, formalmente, quedó constituida la AMMAR Regional La Plata, como miembro reconocido por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
"La prostitución -señaló Elena Reinaga, secretaria general de AMMAR a nivel nacional- no es una alternativa laboral recomendable para nadie, sino que es una necesidad de muchas mujeres que no tienen otra salida. Nuestra aspiración apunta a mejorar la calidad de vida de estas miles de mujeres que son tan trabajadoras como cualquiera, y que por lo tanto tienen derechos. Desde agremiarse, hasta tener una cobertura médica, jubilación, vacaciones y, fundamentalmente, a no ser perseguidas".
"Porque la prostitución en sí -agregó- no está prohibida en nuestro país; lo que está prohibido es el proxenetismo, es decir la explotación que hacen otros de estas mujeres. En cada ciudad hay códigos, y lo que se sanciona es la exhibición obscena, los atentados a la moral, etc. Pero estas reglamentaciones son generalmente utilizadas para lucrar con la prostitución, sin contar que contra la moral atentan mucho más los que no dan trabajo y los que fomentan que miles de chicos tengan que revolver los tarros de basura para poder comer".
"Para todas estas mujeres -dijo- la calle es algo que lastima física y psicológicamente, y frente a lo que siempre debieron enfrentarse solas, luchando contra las violaciones en los patrulleros y en las comisarías, y frente a las coimas y la esclavitud que tienen lugar en los locales nocturnos y en los prostíbulos a los que con eufemismos se les llama saunas o agencias de acompañantes. Es por todo esto que el 12 del corriente le presentaremos a la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, el estatuto del sindicato, porque buscamos ser reconocidas como trabajadoras sexuales y por lo tanto tener los mismos derechos que tiene cualquier trabajador".
"La verdad es que desde que nos empezamos a reunir en el barcito de la calle 1 -cuenta María Eugenia, de 27 años, una de las chicas que ejerce la prostitución en la "Zona Roja" de La Plata- empezamos a sentirnos más protegidas. Conocimos a médicos y abogados, también a las trabajadoras sociales y a especialistas en derechos humanos, y eso nos hizo sentir un poco más respaldadas, como que alguien nos estaba respetando, con gente que nos bancaba".
"En los talleres hablamos de todo -confió Alejandra, de 26- de salud, de leyes, de nuestros derechos, de los que nos pasó en la semana. Para nosotras esto fue muy importante, porque nos fuimos conociendo y descubrimos que le importábamos a alguien, que estábamos siendo respetadas. Porque nosotras siempre estuvimos solas y muy expuestas. Ni queremos ni pedimos nada extraordinario; simplemente, por ejemplo, que la policía en vez de perseguirnos nos proteja ante el delito, algo elemental a lo que tiene que aspirar cualquier persona".
Hasta el jueves de la semana pasada, las trabajadoras sexuales de la zona roja, como ellas mismas se definen, se hacían un lugarcito en algún bar en el que las dejaran entrar para participar de sus talleres. Pero desde ayer, los podrán desarrollar oficialmente, y con la ayuda de profesionales, en la sede local de la CTA Regional La Plata, ubicada en 12 y 50.
"Para nosotros es un orgullo -señalaron Lito Barbieri y Olivia Ruiz, dirigente de la CTA local- porque ellas son compañeras como cualquier otro trabajador, y desde hoy podrán disponer del gremio como todos los afiliados. Y más allá de los talleres, que se desarrollarán a partir de ahora en nuestra sede todos los lunes, a fines de este mes tendrán su primera asamblea, y allí mismo podrán elegir a sus propias autoridades".
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE