Cavallo consiguió un claro respaldo de los banqueros

Por ESTEBAN PEREZ FERNANDEZ


El ministro de Economía Domingo Cavallo realizó una encendida defensa de la convertibilidad, afirmó que se multiplicarán los mecanismos financieros para realizar operaciones comerciales y el pago de impuestos, como medio para combatir la evasión, e instó a los bancos a defender la moneda y "hacer negocio" con operaciones a futuro con el peso, apostando a la estabilidad de la divisa nacional.
Estas declaraciones las realizó en el marco de la Reunión Anual que organiza la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). Allí, Cavallo se tomó una hora para remarcar la continuidad de la convertibilidad, sistema al que calificó como "el mejor del mundo", fundamentando su apreciación en que le permite a los ahorristas endeudarse o acumular dinero en la moneda que quieran.
Pese al extenso discurso, al concluir Cavallo recibió un sostenido y aprobador aplauso de los banqueros, al que adhirió el presidente de ABA, Eduardo Escasany, ratificando el claro apoyo de la comunidad financiera al titular de Economía.
Ni siquiera Menem, un mimado en este círculo financiero en momentos en que ejercía la presidencia, recibió una muestra de respaldo tan explicita en su despedida de esta reunión de ABA como primer mandatario, allá por el año 1999.
Este inequívoco okey de la banca y el posterior apoyo que hizo en este mismo ámbito el Nº 2 del FMI, Stanley Fischer, se reflejó después en el buen comportamiento de los mercados, con una fuerte suba de la Bolsa y la baja del riesgo país.
"La convertibilidad va a seguir por muchos años", ratificó el ministro ante una auditorio que se sacudió la modorra después del lineal y veloz discurso de Roque Maccarone, titular del BCRA.
Con un discurso inequívocamente técnico y dejando de lado la faceta más política que muestra Cavallo desde su retorno a la cartera de Economía, el ministro logró concentrar la atención de unas 3 mil personas que lo escuchaban expectantes en el salón central del Hotel Hilton, nuevo escenario para esta reunión de los banqueros, que abandonaron su tradicional cita en el Sheraton para mudarse al corazón mismo de Puerto Madero.
El ministro hizo una reseña histórica del funcionamiento de la convertibilidad de la moneda en nuestro país y explicó que este "no es el momento" para abandonarla. Y hasta se animó a decir que el peso llegará a ser en algún momento más fuerte que el dólar y el euro. Además, confió que en los próximos años la Argentina, el Mercosur y toda sudamérica puedan tener una moneda que "no requiera del respaldo" de otras divisas.
Después llegó el turno de los impuestos. Y allí volvió a resaltar el rol fundamental que tendrá el sistema bancario para elaborar un esquema que acote las posibilidades de evasión. Por eso remarcó que el cobro de IVA y el impuesto a las Ganancias se hará en los bancos y ratificó la decisión de avanzar en la recaudación del IVA según lo percibido y no por lo facturado.
Cavallo hizo hincapié durante su discurso en dos aspectos relacionados con el sistema bancario: le pidió a los financistas que "hagan negocio vendiendo confianza", en relación a potenciar las operaciones a futuro con el peso; y les sugirió proveer un sistema adecuado de pagos y cobros para los comercios y empresas.
Con este último pedido el ministro persigue dos objetivos: instalar la factura de crédito conformada como medio de pago para las Pymes y conseguir un mayor control de las transacciones para achicar la evasión fiscal. Para eso, le prometió al sector productivo que no funcionará más como agente de retención de otros impuestos en la medida en que centralice sus transacciones a través del sistema bancario.
"A los evasores los atraparemos con el impuesto a las transacciones financieras", explicó Cavallo, en uno de los pasajes más fuertes de su discurso.
La lucha contra la evasión ocupó una buena parte de la exposición de Cavallo, que se encargó de enfatizar, para beneplácito de los banqueros, que este sector jugará un rol fundamental en esta lucha. "La evasión es una plaga, como era la inflación, y la vamos a derrotar", disparó.
El ministro guardó sus últimos minutos para rechazar la "ola antiespañola" que se instaló en algunos sectores de nuestro país a raíz del conflicto por Aerolíneas. Después saludó y se fue caminando a su asiento, disfrutando del cerrado aplauso -cercano a la ovación- que le brindó un público habitualmente poco adepto a este tipo de manifestaciones de aprobación.